Deo
Mi cuerpo se encuentra totalmente tensionado. Me siento incómodo como nunca antes lo había estado, ni siquiera cuando mi madre me encontró con una revista para adultos en una mano y otra sobre mí. Sacudo la cabeza tratando de alejar ese recuerdo, no es el lugar ni el momento.
Sigo a las mujeres por la casa mientras hablan de lo que mi esposa quiere para la decoración, Adara es alta, delgada y al mismo tiempo tiene curvas, la recorro con la mirada y me regaño a mí mismo por hacerlo. Tengo una esposa que amo demasiado y una hija en camino, no puedo arruinarlo por tener pensamientos inadecuados. Siento que eso es infidelidad y sé que Marla nunca me haría eso.
—Parece que ya se me adelantaron, ha quedado precioso. —escucho que dice ella mirando la habitación de Nara—. ¿Me pueden dar el contacto del pintor?, necesito contratarlo, es impresionante. —halaga la mujer.
—Mi esposo lo pintó, es un hombre de muchos talentos. —Mi esposa me sonríe mientras habla.
—Exquisito trabajo, señor Vlachos.
—Muchas gracias, señora Dimou.
—Señorita. —Me corrige su estado civil.
Ellas continúan su recorrido mientras yo trato de alejar los pensamientos impuros que se avivan después de enterarme de que no está casada.
—Estás casado, no seas irrespetuoso. —Me regaño a mí mismo en voz baja—. Saldré un momento, tengo algo que hacer. —No espero respuesta porque prácticamente huyo de mi propia casa.
Conduzco hasta casa de mis padres esperando encontrar a mamá, con ella a menudo puedo hablar sin esperar a ser juzgado.
—Buen día, señor Vlachos. —me saluda uno de nuestros empleados más antiguos.
—Buen día. —No me detengo por mucho tiempo, necesito hallar a mi madre.
La busco en el jardín porque a esta hora suele estar allá leyendo algún libro y disfrutando del aire libre.
—Buen día, madre. ¿Cómo estás? —pregunto saludándola con un beso en la mejilla.
—Buen día, hijo. Bien, ¿y tú? —cierra el libro que estaba leyendo para darme toda su atención.
—Estoy bien, necesito tu ayuda. —me sonrojo, estoy avergonzado por la razón de mi visita.
—¿Qué puedo hacer por ti? —Aura Vlachos siempre está dispuesta para sus hijos o cualquiera que necesite su ayuda.
—Tuve pensamientos inadecuados con una mujer que no es mi esposa. Me siento culpable, madre. —confieso.
—¿Qué mujer? —pregunta interesada.
—Es la decoradora de la casa, la conocí esta mañana y estoy avergonzado por los pensamientos que tuve. Es una mujer hermosa, mamá. Pero yo amo a Marla y no debería sentir lo que sentí por otra mujer que no sea mi esposa.
—Cariño, es normal considerar a otras personas atractivas. Que sean guapos o guapas está bien, tú tienes ojos y puedes mirar. Ya si tienes pensamientos impuros, si fantaseas con esas personas, o conviertes esos deseos en una realidad, sí tendrías un problema. Eso sería traición. Dime algo, ¿quieres engañar a tu esposa con esa mujer? —Me tomo unos minutos para pensar antes de responder su pregunta.
—No, no quiero engañar a mi esposa. Soy feliz con Marla, no la cambiaría por nada. —Me siento pleno.
—Entonces no hay ningún problema, cariño. Si sientes que tus pensamientos pueden tomar un giro inesperado, aléjate de esa mujer y listo. —Me da una sonrisa que me tranquiliza un poco.
—Gracias, mamá. —La abrazo y eso me da mucha más calma.
—Hijo, ¿cómo estás? —Mi padre ingresa a la estancia.
—Buen día, padre, estoy bien, ¿y tú? —me levanto para darle un abrazo corto, se ve algo cansado—. ¿Va todo bien con la empresa? —me preocupa su salud.
—Estoy bien y todo va bien, no te preocupes. ¿Qué haces aquí y solo? —pregunta al no ver a Marla conmigo.
—Vine a hablar con mi madre, necesitaba un consejo. —No doy más explicaciones, quiero que la conversación se mantenga en secreto.
—Oh, espero que te haya ayudado. ¿Cómo les fue en la luna de miel? —toma asiento al lado de mi madre y yo regreso a mi silla.