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Cuando el Dr. Se retiro, el Sr. Leonel entro al despacho de Renzo y hecho una furia lo tomo violentamente por el cuello de su camisa, trato de golpearlo pero Renzo lo esquivo y se lo sacudió, furioso le preguntó:
- ¿Se puede saber qué demonios le ocurre ahora, suegro?
- No me llames así maldito mal nacido, acabo de escuchar todo, ¿porque demonios le hiciste semejante atrocidad a mi niña?, ¿quién te dio el derecho de mancillarla así?, ¿crees que haciéndole eso ella se entregara dócilmente y hará todo lo que tú quieras? En realidad eres un monstruo de lo peor, maldigo el día en que te atravesaste en nuestro camino y solo espero que esta pesadilla se acabe pronto.
- ¿Y cómo supone usted que eso ocurrirá?, ahora estamos unidos por la sangre, ese bebe nos convierte en familia, Nara será mi esposa y usted por supuesto mi suegro, y aunque lo respeto por eso, tampoco crea que puede hacer lo que se le plazca, aquí mando yo y las cosas se harán como a mí me parezca, le recomiendo por su salud y el bien de Nara que se calme y no vaya a cometer ninguna imprudencia, le prohíbo que le diga nada a Nara hasta que los médicos lo autoricen, ¿le quedo claro?
- El Sr. Leonel lo miro con odio, dio media vuelta y salió del despacho azotando la puerta tras él. Se dirigió a su habitación, necesitaba pensar las cosas, decidir qué hacer ahora, necesitaba una solución a todos sus problemas… con dolor rezó, pidió consejo a su esposa muerta: querida… mira lo que ha sucedido… ¿que se supone que debo hacer?… no puedo dejar a mi hija a merced de ese monstruo pero tampoco puedo hacer nada contra él, me siento tan frustrado… he fracasado como padre… no he podido proteger a nuestra niña. ¿Me podrás perdonar algún día? Esa noche el Sr. Leonel lloro como hacía mucho no lo hacía. Con dolor se durmió y soñó…
- Nara en su habitación estaba inocente de todo, se sentía algo mareada, con nauseas y una opresión en su pecho que no podía describir… algo estaba por suceder, lo sabia en su corazón, solo que no sabía que podía ser peor que estar encerrada en esa jaula de oro. Tomando sus manos, las acerco a su pecho y también rezo: mamita… esto es demasiado doloroso, siento que no puedo resistir demasiado tiempo mas, quiero salir de aquí, regresar a mi vida simple y tranquila pero no veo como, no encuentro una salida, siento que me ahogo, tengo el corazón partido y mi alma se ha fragmentado en pedazos y veo muy difícil volver a juntarlos, ya no siento ánimos para nada, dime mamita ¿qué debo hacer?... y lloró, como lo había hecho casi todos los días desde que fue secuestrada, lloro en silencio hasta que se durmió.
- En su despacho Renzo contacto con los médicos que le recomendó el Dr. Y los cito para el siguiente día. No quería demorarlo demasiado, se sentía ansioso y emocionado, temía la reacción de Nara, pero también esperaba que todo pudiera ser beneficioso para él, tal vez los médicos lograran que Nara cambiara de opinión hacia él, tal vez a partir de ahora podrían comenzar su relación de pareja y ser una familia feliz como lo soñaba, con ese pensamiento también se fue a dormir.
Temprano en la mañana todos despertaron, Nara y el Sr. Leonel apesadumbrados por su situación, más el Sr. Leonel por conocer el secreto del embarazo de su hija, y Renzo totalmente excitado por los nervios que sentía. Este sería un día crucial en la vida de estas tres personas... ¿Podrá el amor de Renzo prevalecer? ¿Podría su amor abrirse paso en el corazón destrozado de Nara? ¿Podría su hijo volver a juntar los pedazos de su alma rota? ¿que pasara?
A media mañana uno de los guardias de la casa avisaron de la llegado del psicólogo, Renzo mando que lo hicieran pasar a su despacho.
- Buen día Dr. D’marzo,
- Buen día Sr. Castello, usted me dirá en que puedo ayudarlo
- Necesito que usted revise a mi mujer y la ayude a mejorarse lo más pronto posible.
- Para eso necesito que me hable de su esposa, que síntomas presenta, desde cuándo y las posibles razones de su enfermedad.
- Bueno, ella se encuentra en un estado bastante alterado, no come, se pasa el día llorando y hemos tenido que sedarla para que duerma. Le dan ataques de histeria y ha perdido todo interés. En resumidas cuentas ya no es la misma de antes. Tiene aproximadamente 3 meses en esta situación.
- ¿Y la causa?
- Renzo se quedo un momento en silencio-, escogiendo muy bien las palabras que iba a utilizar – bueno Dr. para eso lo he hecho venir a usted.
- Muy bien, entonces indíqueme por favor donde puedo hablar con su esposa y así poder averiguar que le sucede.
- Está bien, pero antes debo advertirle que no confíe mucho en las cosas que le dice, ella esta divagando mucho últimamente y se inventa cosas que no son, además tampoco se ha dado cuenta de que está embarazada y temo su reacción, en su estado mental no sé como pueda llevar la noticia,- se encargo de enfatizar Renzo.
- Por favor espere aquí, ya la traigo. – con esas palabras se dirigió a la habitación del señor Leonel, le ordeno que llevara a Nara al despacho con el médico. Y así se hizo.
- Hola, mucho gusto señorita, yo soy el Dr. D’marzo estoy aquí por solicitud de su esposo para brindarle asesoría psicológica.
- Nara un poco atontada lo mira algo desconcertada, algunas preguntas rondaban su cabeza- disculpe Dr. ¿Quien dijo que lo solicito?
- Su esposo por supuesto, el Sr. Renzo está muy preocupado por su actual estado de salud, por eso requirió mi apoyo.
- Nara soltó un bufido y se rio un poco a manera de burla y le dijo – bueno Dr. Le agradezco que se molestara en venir, pero creo que no necesito de su valoración para saber lo que me aqueja y usted no tiene forma de ayudarme a mejorar mi condición- le dijo con melancolía
- El Dr. Podía descifrar la ironía y el pesar que destilaban sus pocas palabras, así que preguntó: Podría decirme porque cree que no me necesita y que no puedo ayudarla, a ver cuénteme.
- No sirve de nada, usted debe estar de acuerdo con ese hombre, seguro le habrá contado algunas cuantas mentiras y usted no se dio cuenta, pero claro cómo se va a dar cuenta si no lo conoce bien.
- Entonces por favor, ayúdeme a salir de mi error y explíqueme su situación con detalle, así podremos ver cómo ayudarla.
- Para empezar –dijo una muy calmada Nara – mi nombre es Nara Oropeza, y ese hombre allá afuera no es mi esposo, es mi captor, me tiene aquí retenida contra mi voluntad y bajo amenaza, ya llevo aquí aproximadamente tres o cuatro meses desde que me rapto cuando iba de camino al supermercado, cuando me negué a comer y beber, hizo traer a mi papa, y me amenazo con su vida para que diera mi brazo a torcer. y desde entonces nos convertimos en sus prisioneros
- Pero el Sr. Se ve muy preocupado por usted. ¿Porque dice que es su captor? NINGUN CAPTOR SE ENAMORARIA DE SU REEN, ¿O SI?
- Verá, todo comenzó el año pasado en una fiesta de esas de la alta sociedad. Allí me conoció y desde entonces me persiguió por todas partes, hasta que por fin enloqueció y mando a que me raptaran. Desde entonces estoy confinada a esta casa, y no se me permiten visitas, y tampoco salir de aquí.
- El Dr. La miró directamente a los ojos, esperando encontrar en ellos la verdad, y vio que su mirada era tranquila y segura, lo que le demostró que no estaba jugado. Pero entonces ¿por qué ese hombre lo hizo venir, acaso pensó que no me daría cuenta de la verdadera situación?, con ese pensamiento continuo… luego de un par de horas conversando con Nara, esta salió del despacho. Renzo que estaba esperando afuera muy angustiado dejo salir un suspiro de alivio cuando la vio salir, se le veía un poco más tranquila. Entonces pregunto:
- ¿Qué tal te fue cariño? ¿Te sientes mejor? ¿Necesitas algo?
- Estoy bien y no necesito nada, gracias agrego Nara, y siguió su camino hacia la habitación. Renzo se dirigió al despacho para hablar con el médico.
- Dígame Dr. ¿Como la encontró?, ¿la seguirá atendiendo? ¿Ya se le pueden dar grandes noticias?
- La chica está un poco desenfocada y muy deprimida, no creo que sea conveniente causarle grandes impresiones por el momento, además me conto algunas cosas terribles que le han sucedido y lo acuso a usted directamente. Y realmente me preocupa, dependiendo de sus respuestas podre emitir un diagnostico más certero y comenzar a tratarla en consecuencia.