Anocheció y amaneció, Renzo estaba muy nervioso, este día se enfrentarían todos, esperaba con esto lograr algún avance con Nara, ya estaba harto de dormir solo, extrañaba su cuerpo, quería hacerla suya pero que fuera con su consentimiento, quería que lo amara, que se entregara a el por amor, aunque si era sincero consigo mismo, lo dudaba mucho, después de todo lo que hizo el mismo no se perdonaría, menos estaría dispuesto a compartir su vida con alguien que le hiciera algo parecido, lleno de arrepentimiento y sintiendo una gran opresión en el pecho y un nudo en la garganta, lagrimas comenzaron a deslizarse por su rostro.
Por otro lado Nara se encontraba en su habitación, ya sabía que los padres de Renzo vendrían a conocerla y eso no la hacía particularmente feliz, estaba molesta, frustrada, y encima avergonzada, no sabía qué pensarían esas personas de ella, no quería estar en esa situación, eso solo la había hecho reconsiderar todo de nuevo, estos últimos días había estado bastante tranquila, Renzo se limitaba a cenar con ellos, a preguntarle sobre su salud por el embarazo, pero había mantenido su palabra de respetar su espacio, no la incomodaba y eso la había hecho sentirse un poco menos perturbada, pero sabía que aun debía tomar una decisión, no quería la primera opción, pero tampoco tenía idea de lo que ese hombre haría en caso de que se negara, solo le había dado una salida, era tómalo o déjalo, y eso no la consolaba para nada.
Llegada la hora todos estaban bastante tensos, Renzo sudaba, el señor Leonel tenia mal semblante, Nara ni siquiera quería dejar su habitación… así pararon los minutos hasta que los señores Castello llegaron.
Cuando sonó el timbre todos dieron un respingo y sus corazones comenzaron a latir un poco más rápido en respuesta a las expectativas que cada uno llevaba en su corazón. Y llegó el momento… los padres de Renzo hicieron su aparición en el salón de la casa, él los recibió con un abrazo a cada uno buscando un poco de alivio a su creciente ansiedad, su madre le planto un beso en la mejilla y su padre palmeo su hombro diciéndole: tranquilo muchacho que estamos aquí para apoyarte, no vinimos a eliminarte, no somos la inquisición, y soltó una leve risa que ayudo a relajar un poco el ambiente. Acto seguido envió a una empleada a buscar a Nara y a su padre. Cuando la puerta de su cuarto sonó Nara dio un pequeño salto y supo que era el momento, pero a causa de los nervios sintió unas terribles ganas de vomitar y tuvo que correr al baño, la sirvienta al no escuchar respuesta de su parte llamo al señor Leonel que acababa de salir de su habitación y caminaba por el pasillo, este muy preocupado mando que buscaran las llaves para abrir la habitación desde afuera, preocupado de que a Nara le hubiera sucedido algo muy malo, en cuanto entro la escucho vomitando en el baño y le ordeno a la empleada que fuera por un vaso con agua y se dispuso a ayudar a su hija. Cuando Renzo sintió el movimiento apresurado de la señora y no vio aparecer a Nara y su padre, palideció y corrió escaleras arriba donde la encontró aun en el baño y el señor Leonel dándole palmaditas a su espalda para que se aliviara mientras vomitaba violentamente.