Al día siguiente Renzo se fue a trabajar y Nara salió por fin después de cuatro meses encerrada. Junto con su padre se dirigieron a su casita en el barrio. Al llegar Nara se sentó en un mueble y las lagrimas salieron sin permiso de sus ojos, su padre preocupado se acerco a consolarla, ella solo dijo que tenía mucha nostalgia y se sintió feliz de regresar aunque solo fuera por un corto tiempo. Su padre salió a casa de su hermano a explicarle un poco la situación, cuando regreso Gregorio venia con él, mientras tanto Nara ya había limpiado y ordenado su casa.
Nara lo miro confundida y luego a su padre, este le dio un guiño y le hiso señas de que después hablaban, ella entendió el mensaje y se quedo callada mientras Gregorio soltaba todo lo que tenia atragantado en el pecho. En cuanto terminó de descargar su frustración Nara le dedico una sonrisa avergonzada y le dijo.
Nara se sorprendió, no pensó que hubiera pasado tanto tiempo desde que terminó de estudiar, cuando Carlos vio su cara de sorpresa le explicó. Bueno es que este año la universidad decidió apurar los trámites para el acto por lo que ya tienen casi todo listo solo falta la fecha exacta, así que mantente en contacto para que te informes con tiempo. Okey. Además a ti te caerá de perlas porque no se notara mucho tu embarazo y no tendrás que perdértelo por maternidad, jajaja. Todos sonrieron ante su declaración y se despidieron.
Renzo estuvo constantemente en contacto con el guarda espaldas que se mantenía vigilando a Nara en la casa y aunque se sintió contrariado por las descripciones del sujeto de lo que ocurría en la casa, debía aguantarse porque se lo prometió a ella. Esa era su vida y si eso la hacía feliz el debía ser feliz por ella, solo le recordó al guarda que la enviara a casa temprano, él quería asegurarse de encontrarla allí cuando el llegara.
Renzo pronto volvió del trabajo, fue a su recamara, se ducho, se cambio y fue a buscar a Nara. Cuando Nara lo vio en su puerta recién bañado le pareció que se veía mejor así, más relajado y dando una imagen más normal, no la del tipo rico y de negocios que siempre había visto. Una sonrisa adorno su cara por un breve instante, pero Renzo no se la perdió, su corazón se acelero ante esa imagen tan hermosa, nunca la había visto sonreírle así, eso encendió sus sentimientos y se atrevió a bajar su cara hasta la de ella y robo un pequeño beso de sus labios.
Ella se sonrojo, y aparto su cara a un lado para no mirarlo a los ojos, el sonrió y tomo su mano, la llevo a la sala y la sentó en el mueble. Acto seguido se sentó a su lado sin soltar su mano y le pregunto cómo había ido su día. Ella trato de contarle todo lo más relevante, recordó el asunto de la graduación y también se lo comento a él. Renzo la escucho pacientemente y asintió ante sus comentarios, coincidían casi totalmente con lo que había dicho el guarda espaldas.