Miraba mi apartamento por última vez, iba a extrañarlo; fue mi hogar durante muchos años, casi la mitad de mi vida y ahora iba a abandonarlo.
Durante mi adolescencia era una chica solitaria, no tenía padres y de manera constante me ponían en hogares de acogida. El último hogar en donde estuve, era una familia con una estabilidad económica bastante buena, ellos solo habían decidido adoptarme como obra de caridad. Fui inscrita en uno de los mejores colegios de la ciudad y ahí conocí a Génesis, mi mejor amiga.
Una chica con sobrepeso, que siempre sufría de bullying.
Recuerdo que la defendí de unos desgraciados que la molestaban y desde ese día nos convertimos en mejores amigas.
Después de terminar la preparatoria Samantha me reclutó como modelo, no fui a la universidad y me dediqué de tiempo completo a posar frente a las cámaras, eso me proporcionó una economía estable.
Escuche incesantes toques en mi puerta así que me dirigí abrir. Mi sorpresa fue evidente al ver a una desagradable persona parada frente a mí — ¿Qué es lo quieres?
— Creo que se te han olvidado tus modales.
— Por favor Will, tú no mereces ni que te salude — Me hizo a un lado y entró a mi apartamento
— Entonces es cierto que te vas… — Dijo al ver mis maletas
— Así es, no tengo nada que hacer aquí — Will había sido mi primer amor verdadero, era amigo de Génesis de la universidad, al principio me parecía repugnante, pero después muchas cosas cambiaron, me di cuenta de sus atenciones, sacrificios y de la manera tierna en que me trataba, él era diferente. Me fui enamorando de ese gordito con anteojos, inteligente y gracioso.
Exploté el día que mi amiga me contó que fingiría una relación, así es, ella tenía tensión de parte su familia, así que se les ocurrió ese gran plan, pero me opuse, dije que no estaba de acuerdo porque no soportaría la idea de que él estuviera con alguien más, me le declaré y desde ese momento fuimos novios, creí que lo nuestro nunca acabaría. Pero ese sueño Perfecto que rondaba en mi cabeza, acabó en minutos.
— ¡Tienes una carrera Leyla! ¿Qué harás en Australia? — espetó
— ¿Una carrera? Esa que te obliga a ser perfecta todo el tiempo; en la que tienes que fingir que cientos de emociones delante de cámaras; en donde todo el mundo piensa que eres hueca, que no piensas, que no puedes tomar decisiones ¿A esa carrera te refieres?
— ¡Leyla! ¡Tú no eres así! ¡Eres una mujer inteligente, con carácter… ! Puedes lograr mucho aquí...
— No entiendes nada Will, en esta ciudad ya no hay nada para mí, necesito una vida, lejos de esto... ¡Lejos de ti! — ambos nos quedamos en silencio después de mis palabras, mientras que nuestras miradas estaban fijas hacia el otro.
Durante todo este tiempo fui juzgada por muchas personas y no entendían cómo una modelo como yo, estaba con un gordito como Will, pero ellos no sabían lo especial que él se comportaba conmigo. Eso fue lo que me conquisto, se robó mi corazón y se adueño de él.
— Lamento que todo haya terminado de esa manera entre nosotros… — inicio
— ¡No empieces con lo mismo Will! — sus palabras me lastimaban, tantos años en una relación, mucho tiempo juntos, no era fácil olvidarlo de un día para otro; verlo y recordar todo lo vivido con él, aún me lastimaba.
Lo peor de todo esto fue que tuve gran culpa de llevar nuestra relación al fracaso, lo obligue a que participara en una fiesta de cambio de parejas, él no quería, allí fue que conoció a la estúpida de Ana, una zorra que finge ser una santa, pero estaba segura de que era una hija del demonio y que algo ocultaba.
— De verdad te amé y todo lo que tuvimos fue especial… Lamento que esto no haya funcionado — suspiró — te deseo suerte.
— No necesito tus deseos, sobre todo si vienen de ti. Aún no puedo creer que tu amor fuera tan débil, que con la primera mustia que te endulzo el oído y tú caíste, te creía más inteligente, pero solo eres un idiota igual que todos los hombres… — tenía tantas cosas que decirle, pero lo único que iba a conseguir era terminar llorando delante de él. Pero era una mujer fuerte y Will no iba a verme derrotada.
— Espero que algún día puedas perdonarme…
— Le daré tus saludos a Génesis — respondí, evadiendo sus palabras anteriores. Tomé mi maleta y salí de aquel apartamento, dejando a Will atrás.
No pude evitar derramar una lágrima, mientras iba en el elevador. Era una mujer fuerte, pero eso no quería decir que no tuviera roto el corazón. Will fue mi primer amor, él me enseñó tantas cosas; a romper estereotipos de parejas perfectas, que para el verdadero amor no existe talla, pero también aprendí, que una persona no te amará para siempre y no debes aferrarte solo a una persona.
Limpie la lágrima que rodó en mi mejilla y me puse mis gafas negras.
— ¡Prepárate Australia! Que Leyla Wilson está por llegar y va con todo.