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Ocho con cincuenta y tres minutos, llevaba tiempo que no me despertaba tan temprano, por lo que ahora me estaba pasando factura, realmente me estaba sintiendo cansada, como si no hubiera dormido por horas, después de unos minutos acostada mirando al techo me levanto de la cama a ducharme. Luego de levantarme de mi cama, ducharme, introducirme en mi vestido Vinotinto, tomo mi cartera de mano y salgo de mi habitación hacia la cocina tomo un poco de dinero que había en la isla de la cocina junto con una nota al lado de esta. 

"Tomas ha dejado un poco de dinero para ti, tómalo para que no tengas que irte caminando. 
Ten cuidado y espero que te vaya bien  
Te ama mamá" 

Tomo la plata salgo de la cocina hacia la puerta de entrada, salgo de casa y camino hacia la parada de carros, al llegar y esperar unos cuantos minutos, logro tomar un taxi eh irme al lugar de mi entrevista. Al llegar al lugar me dirijo directamente a hablar con la secretaria, la chica entra a una oficina y luego de unos cuantos minutos sale otra chica diferente riéndose a carcajadas y a su lado se encuentra la secretaria con la que hablé. 

– Puede pasar señorita — es lo que me dice luego de que la chica desconocida se despidiera suavemente casi como un susurro, entro a la oficina y me dirijo directamente al asiento enfrente de la chica de recursos humanos. 

– ¿Señorita Jackson, es correcto? — Aquí me encuentro, estaba en la décima entrevista de trabajo, y siempre era lo mismo. 

– sí señora — respondo temblorosamente 

– ¿por qué crees tú que deberíamos contratarte? — 

– yo creo que deberían contratarme por... — Después de responderle esa y un par de preguntas más a la señorita de recursos humanos, me pude ir a casa. 
Siempre era lo mismo, en todos los lugares en los que entregaba mi cv me repetían siempre la misma frase "Espere nuestra llamada", pasaban varios días, hasta semanas, casi meses …nunca llamaban, esta vez no fue la excepción, tal vez hay más personas con mejores hojas de vida que la mía o tal vez tienen conocidos dentro de las empresas y pueden entrar fácilmente sin tanto problema…aunque realmente quería ese empleo o cualquier empleo que me ofrecieran ahora. 

– Mírale el lado positivo – dice mi madre – podrás seguir ayudándome aquí en la floristería – una grande y hermosa sonrisa se enmarca en el rostro de mi madre.  

Sonrío, es lo mínimo que podía hacer en estos momentos, no es que no me guste pasar tiempo con ella, claro que me encanta pasar tiempo con mi madre, la amo, pero no puedo dejarla trabajando sola, quiero poder ayudarla, de todas las maneras posibles, quiero que tenga todo el mundo, y no es que realmente nos falte algo, tenemos una casa en donde vivir, todos los días tenemos la oportunidad de comer algo nuevo y muchas cosas más. 

Esbozo una sonrisa al verla feliz — estaré encantada de poder ayudarte en la floristería madre — le digo dándole un abrazo y un beso en la frente, mientras giro mis ojos, ella sabe perfectamente que ya no soportaba estar un minuto más allá. 

Mi madre se llama Sali, Sali Jackson, hemos sido solo ella y yo desde que mi padre murió hace doce años por culpa del cáncer, mi madre tuvo que sacarnos adelante a las dos, tuvo que soportar la muerte de la persona que amaba y seguir adelante haciendo todo tipo de trabajos desde ser tratada de mala manera solo para poder mantenerme a mí y darme todo lo que quise de pequeña. 

Aunque no todo es gris, hace cinco años, mi madre decidió rehacer su vida, conoció al señor tomas y hacen todo lo que una pareja de enamorados hace, no quiero saber si han llegado a más que un par de citas, pero son felices hasta el día de hoy a pesar de las diferencias, y como me encantaría poder tener a alguien con quien disfrutar de lo mismo, salir a comer, hacer picnics, ver películas, solucionar nuestras diferencias y mucho más. 

Luego estoy yo Emily Jackson tengo veinte años, actualmente desempleada, vivo con mi madre, soltera, con una carrera sin terminar en educación infantil, amo los niños me gustaría tener al menos tres propios y adoptar dos, soy un poco alta (mido exactamente 1,71) no soy delgada pero tampoco estoy subida de peso, mi piel es blanca, ojos cafés, cabello castaño largo y liso, en conclusión soy alguien del montón, tal vez por eso no tengo novio, porque no hay nada que resalte en mí, también porque me es incapaz de crear una conversación con personas que no están en mi círculo de amigos, no soy de salir de fiestas, los lugares con mucha gente me agobian, no me gustan que me griten, y suelo actuar a la defensiva cuando las personas me intentan coquetear o hablar conmigo, y mi madre solo espera el día en que traiga a alguien a casa.  

– ¿Otra vez estás en tu mundo pequeña? — me pregunta el señor tomas — no me digas, estas autocompadeciéndote de ti misma por no haber pasado la entrevista — me recrimina. 

– No me estoy auto compadeciendo, es solo que ya he ido a varias entrevistas y en todas dicen lo mismo — lo miro a los ojos — "espere nuestra llamada" o "no se preocupe nosotros nos contactaremos con usted" — imito con voz chillona y veo al señor tomas soltar una leve risa de seguro por mí voz. 

– No tienes que desesperarte cariño ya encontraras un empleo en el que si te apreciaran y de seguro te darán una buena paga — dice mi madre con una sonrisa en su rostro, besando mi frente. 

Nos encontrábamos en la cocina, comiendo alguna fruta mientras mi madre terminaba de preparar la comida, no entendía como ella siempre lograba estar calmada, con una sonrisa en su rostro, aparentando que no sucedía nada, recuerdo que de pequeña ella siempre llegaba del trabajo con una sonrisa jugaba conmigo como si nada malo pasara, realmente me creí esa sonrisa. 

– Claro — respondo sarcásticamente con una sonrisa mirando a mi madre — te amo, pero realmente no pienso volver a trabajar en la floristería — le respondo dándole una sonrisa tierna a mi madre.