Lana
-Ohh, ¡Hola!- saludo a mi hermano, que esta hablando con unos señores antes de iniciar la cena de bienvenida, al evento de Joyas Kuznetsov.
Decir que todo esto me interesa, sería la mentira más grande del mundo, todo esto, me aburre y demasiado… todavía no entiendo como Sasha, es feliz con esto… incluso lo he visto pasar hora en un taller trabajando de la mano con los orfebres, creando diseños nuevo o simplemente observar una piedra por horas… Aburrido.
Lo mío, no es esto, lo mío es la tecnología, por eso cuando comencé a estudiar Ingeniería y Ciencias de la Computación, digamos que el grito de mi madre, se escucho en París; bueno, también puede ser la combinación de noticias, que no le sentó bien. Pues, porque justo mi hermana, había llegado de su año sabático y no llego sola, llego con un tipazo, que madre cuando lo vi, ya contaba el numero de nietos que tendría, pero ese mismo día en la cena, lanzo la bomba, que tomaría los votos… pero de castidad y pobreza, porque dejos todos sus objetos de valor, tomo una bolsa y se fue a un convento al otro lado del mundo y nada mas y nada menos de su amigo de viaje, que resulto ser, un seminarista a Sacerdote, y según madre, le lavo el cerebro a su pobre hija…
Se podrán imaginar de pensar en la fecha de bautizo de tus nietos, a no tener ni uno y encima, tu hija se va y de monja, buenoooo, para colocarle la cereza al paste, llego y digo que me voy a estudiar, una carrera que jamás nadie pensó… bueno excepto mi hermana, que hasta ese momento me había enseñado, a descifrar códigos, cuentas y claves, hasta del presidente mismo.
Estudié y me gradué con honores… con unos amigos, creamos una Empresa de seguridad en informática, donde proveemos de blindaje de información, a varias empresas petroleras, bancos e inclusos a grupos que es mejor tenerlos de amigos que de enemigos. Oficina, por supuesto que tenemos de hecho es una torre completa, como socia mayoritaria, tengo ciertas libertades, dentro de las cuales es trabajar de manera remota, así que hago lo que me gusta, sin seguir patrones ni herencias familiares, ni nada… solo soy simplemente yo, sin preocupación alguna.
Excepto, cierto vejestorio, que tengo en la mira desde temprano y que no pienso esperar que se me escape.
-Sasha- lo tomo del brazo, ya que dos d ellos hombres con los que esta hablando se me queda mirando, como si se le hubiese perdido algo en mis pechos… asqueroso.
-Permiso, caballeros- se excusa, guiándome a un rincón -Por el amor de Dios, gracias por rescatarme ya me estaba cansando, tratando de explicar porque Lucía no esta y porque ahora se llama Sor Lucía- explica.
-Entonces estas en deuda conmigo- menciono sonriendo, a lo que él solo niega.
-¿Qué quieres?-
-La situación geografía de tu amigo, alias el vejestorio-
-¿Por qué?, ¿ahora te crees geriátrico?-
-Si le puedo quitar el disfraz de enfermera a Camila, puede ser…-
-Te lo advertí, deja de molestar a Adrián-
-Pero, si yo no estoy molestando… sabes quien si esta molestando, un tal Fabrizio Carpeccini- levanto mi teléfono mostrando la pantalla -esta tratando de acceder a tu red de seguridad incluso ingreso a un folder, que dice contratos… pobre lo que encontró fue un espía, que me da toda su información personal-
-Lana, te he dicho que dejes de jugar, con esas cosas- su voz denota enfado -pero… gracias por avisar, ese idiota, quiere ser socio, pero jamás vendería ni el 1% de nada, al menos ya tengo para sacarlo, pueden enviar esa información a…-
-Dime, dónde está Adrián y le envío esta información a tu jefe de seguridad e incluso unos videos bien interesantes que tiene-
-En el invernadero de los rosales- resopla, pero me alzo en puntilla besando su mejilla -por cierto creo que es la segunda vez que te veo en vestido… es extraño-
Le guiño un ojo y me encamino al invernadero, esta algo retirado, pero vale la pena la recompensa.
Paso las puerta y el silencio característico es interrumpido, por unos leves quejidos… camino buscando el origen y veo al Abuelo, sentado en una de las banca que se ubican en medio de los rosales, está mirando una fotografía en su teléfono, murmurando palabras que no logro entender.
-¿Interrumpo?- inquiero acercándome lentamente.
-Mocosa- se levanta de golpe, haciendo que su teléfono ruede cayendo en mis pies.
Al tomarlo, observo mejor la imagen, es una nene, como de 3 años, que sonríe a la cámara, con todos sus dientes, con un tutu multicolor, con una mayas azules marino con algún tipo de diseño en blanco, una camisa manga larga rosa de dinosaurios, dos coletas desniveladas y algo sueltas… es un caos, pero adorable.
-Es muy linda- señalo entregando su teléfono.
-Gracias- menciona aclarándose la garganta -¿no deberías estar en la cena?-
-¿No deberías, tu invitado especial de mi hermano, estar en la cena y no ocultándote aquí?- señalo alrededor.
-No me estoy ocultando… simplemente necesitaba estar solo, es todo-
-No me digas que te estas escondiendo tratando de no saldar tu deuda, porque eso es caer muy bajo-
-Jajajaja, claro que no- ríe, sorbiendo por la nariz -esta bien, pagare mi deuda-
-Bien- lo miro dudosa -desde este momento, te encuentras secuestrado-
-¿Lo estoy?-
-Sí, así es… por lo que no podemos permanecer mucho tiempo, en el mismo lugar, mi hermano sabe que estas aquí, no me sirve que te rescate tan rápido-
-Bueno mocosa secuestradora ¿qué se supone que hagamos, además de huir?-
-Uff… las posibilidades son infinitas, pero te advierto el síndrome de Estocolmo, no me va- lo veo reírse y negando.
-¡Oye! esto es serio… y como mi secuestrado, exijo que responda a todas mis preguntas-
-Pensé que me violarías- dice sin pensar, ya que sus mejillas lo traicionan tornándose carmín -digo, que… eso… no… era… literal… sino…-