Al ir caminando rumbo a la casa, le dije a mi esposa y ¿ahora, como le vamos hacer?, te tenía una buena noticia, le dije observándola seriamente.
--- ¿Qué pasa?... se me quedo viendo como si pasará algo malo, al mismo tiempo vio a mi gallo de pelea, que le tiraba picotazos.
--- Ya me había decidido a vender chilaquiles afuera de la veterinaria, ya tenía todo calculado.
--- ¡No manches!, no dices nada… me dijo como enojada.
--- Pues solo hay que pensarlo bien, si te va a convenir trabajar ahí o no, vender los chilaquiles daría una ganancia por muy baja de diez mil pesos mensuales para ahorrarlos.
--- Es solo de echarle ganas y con lo que tenemos ahorrado, podemos empezar el negocio cuando quieras, le dije sobando a mi gallo Benjamín.
Nos vimos en una encrucijada, poner el negocio y probar suerte o ir a la segura, aunque sea menos dinero.
Llegamos a la casa y rápidamente aproveche mi descanso y fui a construirle una casita a Benjamín, tenía unas tablas más o menos buenas en la azotea, le instale su casita en el jardincito trasero, quedo muy bien, hasta le puse un palo horizontal, por si se para ahí para cantar, eso lo vi en las caricaturas, espero si lo haga.
Me puse a ver videos de internet con mi esposa, a ella le gustan las películas de terror y suspenso, creó ya vimos todas, a mí me gustan los documentales, películas de suspenso, videos de salsa en vivo y videos de karaoke, me gusta cantar.
Cuando apenas te estas conociendo como marido y mujer, es divertido porque todo lo que hace tu pareja te sorprende.
Si te ve cociendo tu pantalón, te dice:
--- ¿a poco sabes cocer tu ropa? Viéndote con los ojos bien abiertos.
Y tú contestando como si fuera super normal, como si fueras un sastre profesional.
--- sí, me enseño mi mamá desde que tenía ocho años, al mismo tiempo en que te heces un zurcido invisible.
O en otra ocasión:
--- ¿a poco sabes cocinar?, mientras llenas una olla de agua y pelas tomates, si también…
--- ¿Qué vas hacer de comer? Te preguntan como si no lo creyeran… mientras acitronas cebolla para una salsa de árbol riquísima.
--- Voy hacer unas tortas de papa con una ensalada de vegetales al vapor… mientras cortas rápidamente con un cuchillo los chilitos y la lechuga de la ensalada… o aquella vez, que vino tu esposa de ver a su mamá y tú ya tenías preparada la comida.
--- ¡Amor, ya llegué!, mientras ves el televisor bien tranquilo, si amor… ¿cómo te fue?...
--- bien… ahorita hago de comer rápido, ¿qué quieres que te haga?...
--- nada, ya hice yo, ¿quieres que te sirva?, te estaba esperando, mientras entras a la cocina y ve todos los trastes lavados, la estufa limpia y caliente la comida.
Como aquella ocasión sorprendente:
--- No suegra, ¡no pague caro!, si quiere yo le hago sus puertas de madera y sus ventanas, no soy carpintero, pero creo que puedo, y te avientas a hacerlas y te quedan bien, que ya encarrerado la haces hasta de albañil poniendo un piso de loseta que también te queda bien para ser tu primera vez.
La verdad es que nunca terminas de conocer a tu pareja, porque hay cosas que no sabias y sin embargo las aprendes en el momento de hacer las cosas, así no se dan cuenta si ya sabías hacerlas o las acabas de aprender.
Eso pasa cuando entras a un nuevo trabajo y te preguntan si sabes hacer esto o lo otro, y tú por tener el empleo dices que sí, siendo que nunca lo has hecho y es tu primera vez; no soy el único que le hace así, muchos lo hacemos, cuando hay necesidad, en verdad que la hay.
--- ¡Qué bonito doblas tu ropa!... sí me enseñaron en la marina, contestas como si hubiera sido verdad, claro que fue broma, nunca fuí marino.
Te sorprende que tu esposa es buena para las ventas, es psicóloga, hace varias cosas a la vez, sabe cocinar, ve películas al mismo tiempo que platica con sus hermanas y su mamá entendiendo la película, es mejor ahorradora que tú, piensa mejor las cosas que tú, y casi siempre tiene razón en las discusiones, en fin, ya veremos qué hacemos con el negocio.
Como ya tengo gallo, ya no programe el despertador para ir a trabajar.
Así pase la noche, me quede bien dormido, relajado, nunca había dormido tanto, yo creó porque ya Benjamín era mío y se había salvado de su falta de pico.
De momento me desperté, estaba exaltado, vi la ventana y entraba un montón de luz, vi la hora y ya eran las siete cuarenta de la mañana, que pego un brinco y me vestí rápidamente pensado al mismo tiempo que había sucedido, seguro Benjamín canto y no lo escuche, mi esposa se levantó también rápidamente para darme algo de desayunar.
--- ¡Tomate tu café y este pan y ya vete!...
Salí corriendo, literal, vi a lo lejos que había mucha gente viendo los pollitos, pero no me detuve para nada, el tiempo lo tenía encima.
Cuando llegue, por desgracia estaba mi jefe afuera y vio el preciso instante en que llegaba tarde, solo me vio fijamente moviendo la cabeza.
--- ¿Qué te paso?, pregunto mi amigo;
Editado: 07.02.2020