ULISES.
La pequeña charla que tuve a noche me agrado, seguimos teniendo ese toque de hacernos reír con cosas sin sentido. Aunque al final lo haya hecho en una discreta reclamación, tiene razón.
En cuanto me pongo de pie decido que debo partir a Londres y dejar Grecia. Tengo una reunion que ya me encargué de cambiar de horario y de día, finalmente si la cancele, porque no quiero que el trabajo me absorba por completo.
Me coloco mis lentes y me dirijo al avión.
—estás algo impaciente ¿por qué? —me pregunta Fisher.
—tengo un día provechoso que sacar. —no le miento, antes de la cena tengo que dirigir y mandar a muchas personas. No porque haya cancelado la reunión quiere decir que no tengo trabajo.
—me pregunto donde dejaste el saco del traje. —me mira curiosa. —saliste con él y cuando volviste ya no estaba.
—se lo preste a la señorita Lascurain, tenía frío.
Me mira con recelo, pero me importa un carajo. Sabemos nuestras reglas.
—¿ya sé conocían? Tu abuela menciono que era parte de la familia y no sé porque, si no hay ningún lazo que los una.
—sí, fuimos juntos en la universidad, su hermano es como mi hermano ya sabes, y si mi abuela dijo que era de su familia pues es de la familia. —digo sin un atisbo de mentira.
—¡perfecto! Cenemos juntos, —dice con coquetería —yo soy amiga de su novio, sería una cena divertida con nuestras personalidades tan distintas.
—creía que te caía mal. —digo confundido.
—Y sí, pero puedo tolerarla, su novio es agradable, y como ya mencioné una cena doble será genial. —aplaude gustosa.
—elige la fecha a excepción de hoy, tengo una cena importante.
Se pone de pie para colocarse en mi regazo, sus brazos enredan mi cuello y comienza a besarme con tranquilidad.
—me gusta que tomes la iniciativa. —digo altivo.
—claro, si no tú no lo harías nunca.
Me quita la playera y empieza a acariciarme el pecho hasta descender a mi cintura para desabotonar mi pantalón, le quito el vestido y acto seguido tomo un preservativo de la cartera.
—quiero sentirte sin barreras. —dice mientras se muerde el labio inferior.
—y yo no quiero tener un hijo y usted Fisher no desea arruinar su escultural cuerpo.
La tomo de las caderas y me introduzco dentro de ella, la hago que jadee mi nombre y hago que disfrute estar con un hombre de verdad.
Las mujeres en estos últimos años me han sobrado y he estado con la que mas me ha gustado, después de mi año de sequía claro esta, Cuando conocí a Fisher fue la misma dinámica, pero con ella pasaba buenos los momentos, llevamos en esa rutina un año y la verdad ni me gusta ni me disgusta como persona, es una mujer muy bella y muy competitiva. Pero sabemos que esto es pasajero, ambos lo sabemos, tenemos una relación abierta, cualquiera puede llegar y cambiar los papeles que estructuramos ahora. Por eso no me preocupo.
Cuando llegamos a Londres la dejo en su departamento y la invito a comer.
—¿No te quedas?
—No, tengo trabajo que hacer. Te veo allá.
En lo que se llega la hora de la comida me marcho a trabajar, tengo que dirigir algunas construcciones, me gusta involucrarme en mis proyectos y ser un jefe que manda y apoya a los trabajadores.
Cuando salgo de la construcción voy algo tarde así que decido ir al restaurante seleccionado.
La espero mientras que le escribo a Ismael pidiéndole el número de su hermana el cual sin preguntar me lo envía; lo registro y cuando estoy a punto de llamarle llega Fisher luciendo despampanante como siempre, no por nada tiene tanto trabajo de lo que hace.
—disculpa la tardanza, bebé. —me jala y sus labios me buscan de inmediato para un beso, el cual correspondo.
—disculpa aceptada. —digo coqueto.
Nos dirigimos a la mesa reservada, vinimos al lugar que a ella más le gusta y es un restaurante japonés.
—amo cuando te pones consentidor. — me dice y se me deja venir a los brazos.
—sé cuánto te gusta y quería que disfrutarás de tu comida preferida. Además yo también tenía antojo.
—Eso o las posturas de la mañana te convencieron de esto.
Nos sentamos y ella ordena la comida mientras yo trato de resolver unos detalles del trabajo, en la tablet.
Mientras comemos permanecemos en silencio. El celular no me deja de vibrar y debe comprender que mi trabajo lo es todo. Así como el de ella que vibra a cada momento, con mil y ún notificaciones sobre promocionales.
—disculpa, lo recompensare con lo que quieras. —digo mientras respondo la llamada.
Cuando cuelgo me dirijo a pagar y nos retiramos de dicho lugar.
—tengo la tarde libre, ¿a dónde quieres ir? —le pregunto. —Creo que apresuré demasiado el trabajo de hoy.
—Uli, tu mano esta cada día peor, vamos al doctor a que te la revisen. Se te puede infectar o algo.
Si voy en este momento no perderé tiempo cuando ella venga para ir a cenar, por lo que digo sin titubear.
—Pues vamos.
Llegamos al doctor, me dice que solo es la inflamación, por suerte no hay infección aún, me inyecta un líquido el cuál me adormece la mano y me da un par de medicamentos.
—ya ves no duramos nada y aún así te resististe tanto en venir. Eres muy terco cuando te lo propones.
—ya veo, vamos al centro comercial antes de que me vaya a arreglar para la cena que tengo.
—me parece buena idea, quiero comprar algunas cositas sexys.
—Mucha información.
—Tendré sesión de fotos para mis redes tengo que verme apetecible.
—Y también quieres conquistar al ingeniero de sonido.
—Que chistoso, ya no me ha mandado mensajea, sabes. Quería que le dijera que sí a la primera y no, hay que darse a desear.
—Claro.
El centro comercial es un mar de gente y me arrepiento enseguida de mi elección, vamos de tienda en tienda y todo lo que elige lo carga un hombre que se encarga de eso, llevar las bolsas de otros.
En una tienda la dejo sola mientras yo me dirijo a la joyería veo unos pendientes que forman un tulipán y no dudo en comprarlos. Al igual que una cadena de oro que tiene días que me ha gustado.
Antes de salir de la tienda la voz de Fisher me trae a la realidad.
—estabas aquí…—me mira con curiosidad.
—sí, quería ver si había una pulsera como la que quieres, pero no las hay. —miento vilmente y no sé porque lo hago. —así que entra y elige algo de tu agrado.
Entramos de nuevo y ella elige una cadena con un pequeño corazón rojo de dije.
—me gusta esta. —dice emocionada.
Me dirijo a la caja y pago.
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Editado: 20.01.2025