EMMA.
Llegamos a casa de mis padres, hemos venido a cenar para darles la noticia. Papá toca la vie en rose en el piano y mi corazón se aprieta. Pero la voz de mamá no me deja pensar con cordura.
—Llegaron los futuros Esposos, se ven radiantes, aunque Emma sonríe más cariño.
Hago un amago de sonrisa.
—espero que sea importante hacerme viajar, detesto escuchar hablar de modas y lo saben. —dice molesto la voz de mi hermano. —hola princesa, ¿por qué tan seria?
—Hola, no estoy seria, solo…
—Ismael, está frente a ti la futura señora Bartolini. —dice mi madre efusivamente, me preocupa que este sonriendo tanto, ¿estará dopada o realmente está feliz? Joder no entiendo nada y no quiero analizar nada.
Ismael me mira con horror y retrocede al escuchar la noticia, no le gusto un carajo.
—por eso digo, ¿por qué tan feliz Preciosa Emm? —remata con ese apodo el maldito.
—No cabe la felicidad en tu rostro, preciosa. —dice mi padre y me mira con algo de ¿decepción? Me trago el mar de nudos que tengo en la garganta y trato de sonreír.
Mamá y Alonzo hablan y hablan sobre la marca, son los únicos que ríen plenamente, mientras papá trata de no verme con desilusión y mi hermano solo mira la comida como si recordara algo. —¿esto es lo qué de verdad quieres, princesa? —cuestiona mi hermano en un susurro.
—a mamá y a mí nos hace bien para la marca, además le tengo un gran estima, solo es cuestión de saber llevar bien la fiesta. —digo mintiéndome cruelmente.
—No te creo nada, pero tú sabes tus asuntos.— sigue pensativo.
—Claro, Amelia. En cuánto Emma sea la señora Bartolini tendrás un hermoso nieto. Solo espera, no queremos a nadie fuera del matrimonio y que la sociedad nos señalé.
—estoy de acuerdo en cada palabra contigo, hijo. —lo secunda mi madre.
—Yo no quiero hijos y eso lo saben muy bien todos. —hablo finalmente. —aun tengo muchas cosas por hacer antes de traer un hijo al mundo.
—Por eso, en cuánto seas mi mujer dejarás de trabajar y yo me encargaré de la marca junto con tu madre.
—No crees qué te estás pasando un poco, Alonzo. —habla Ismael.
Dios, esto parece el siglo pasado con estás mentes tan retrógradas, si quiero hijos pero no de él. y no ahora.
—Alonzo solo habla como el futuro hombre que llevará sus asuntos y a tu hermana le vendrá bien un descanso. —puntualiza mi madre.
—tengo que volver a casa, mañana tengo trabajo, pasen una linda velada. —mi hermano, Asiente sin verme, se pone de pie y se despide de todos.
— Por cierto, no escuche tus felicitaciones hijo —dice mamá.
—felicidades para ti Alonzo, mis condolencias para ti Emma.
Y sin más sale del comedor.
—no lo tomes en cuenta, solo lo dice en broma, Emma y él se llevan algo pesado. — le comenta mi madre a Alonzo en un intento de hacer sonar bien a Isma.
—descuida Amelia, sé que tiene un carácter algo fuerte, debe ser duro no encontrar pareja y con dos hijos, no lo juzgo pero lo siento.
—tienes razón, querido…
Papá lo mira como si quisiera arrancarle la cabeza.
—lamento no compartir su opinión y yo siento que prefieras a tu hija casada infeliz y metiéndote en sus decisiones, que a tu hijo feliz siendo un papá soltero. De hecho, por eso es feliz no comparte tu doctrina de Honrarnos,—me señala con su dedo índice— algo que a ti jovencita se te esta pasando de la mano, pero que sepas que en lo que complaces a tu madre no me complaces a mí y mucho menos a ti.
Arroja la servilleta a la mesa y se marcha.
—descuida, los celos de padre y hermano por la princesa. —comienzo a pensar que mi madre si esta drogada. soy una gran profesional, pero también tengo mis fragmentos de ser humano.
Ellos hablan y hablan mientras yo solo los escuchó. No quiero pensar en nada.
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Editado: 15.11.2022