Besos Sabor A Vainilla

CAPÍTULO 44

EMMA.

Quiero ir a recuperar mi media hora de sueño, peor mejor enciendo la cafetera y me veo el anillo, no me siento emocionada, es un bien común es lo que me digo. Me bebo el café y me preparo para ir a correr, me quito el anillo y salgo de mi casa.

cada trote que doy recuerdo algo que ya viví en estas bellas calles, y noto que no hay calle donde no haya experimentado algo grato, claramente lo bonito de la ciudad, y me doy cuenta que solo son recuerdos los que me hacen quedarme aquí, me vaya o no, esta siempre será mi ciudad, algo que no comprendí hace años, algo que sigo sin entender, que lo qué pasó en aquel auto, era solo un proceso que a veces ocurren en la vida de las parejas, que he renunciado a mucho solo por querer guardar recuerdos que no se irán porque son eso, nada más, en cambio las personas si se van y esos no vuelven. Eche la culpa de todo a Ulises, pero ahora que lo veo de otro modo yo también tuve parte, porque en el fondo deseaba la ruptura, prefería eso que irme de aquí, porque Emma siempre tiene que hacer lo que otros le digan y yo no estaba segura de irme de aquí, no quería ese cambio en mi vida y creo que por primera vez en mi vida debí no haberme escuchado e ir y explorar, si no me gustaba bien podía haber vuelto. Sesiones de terapia y he venido a comprenderlo en una mañana soleada en la que llevo corriendo cuarenta minutos, suspiro.

Por la noche Llegamos a casa de mis padres, hemos venido a cenar para darles la noticia. Papá toca la vie en rose en el piano y mi corazón se aprieta. Pero la voz de mamá no me deja pensar con cordura.

—Llegaron los futuros Esposos, se ven radiantes, aunque Emma sonríe más cariño. Por favor.

Hago un amago de sonrisa.

—espero que sea importante hacerme viajar, detesto escuchar hablar de modas y lo saben. —dice molesto la voz de mi hermano. —hola princesa, ¿por qué tan seria?

—Hola, no estoy seria, solo…

—Ismael, está frente a ti la futura señora Bartolini. —dice mi madre efusivamente, me preocupa que este sonriendo tanto, ¿estará dopada o realmente está feliz? Joder no entiendo nada y no quiero analizar nada. Solo quiero fluir lejos de aquí, probablemente después de todo este circo me marche a Australia lejos de todos.

Ismael me mira con horror y retrocede al escuchar la noticia, no le gusto un carajo.

—por eso digo, ¿por qué tan feliz Preciosa Emm? —remata con ese apodo el maldito.

—No cabe la felicidad en tu rostro, preciosa. —dice mi padre y me mira con algo de ¿decepción? Me trago el mar de nudos que tengo en la garganta y trato de sonreír.

Mamá y Alonzo hablan y hablan sobre la marca, son los únicos que ríen plenamente, mientras papá trata de no verme con desilusión y mi hermano solo mira la comida como si recordara algo.
—¿esto es lo qué de verdad quieres, princesa? —cuestiona mi hermano en un susurro.

—a mamá y a mí nos hace bien para la marca, además le tengo un gran estima, solo es cuestión de saber llevar bien la fiesta. Sabes que tenemos acuerdos. —digo mintiéndome cruelmente. porque ni aunque tengamos acuerdos quiero esto, de mentira o no, estaré casada.

—No te creo nada, pero tú sabes tus asuntos.— sigue pensativo.

—Claro, Amelia. En cuánto Emma sea la señora Bartolini tendrás un hermoso nieto. Solo espera, no queremos a nadie fuera del matrimonio y que la sociedad nos señalé.

—estoy de acuerdo en cada palabra contigo, hijo. —lo secunda mi madre.

—Yo no quiero hijos y eso lo saben muy bien todos. —hablo finalmente. —aun tengo muchas cosas por hacer antes de traer un hijo al mundo.

—Por eso, en cuánto seas mi mujer dejarás de trabajar y yo me encargaré de la marca junto con tu madre. Es lo mejor para todos.

—No crees qué te estás pasando un poco, Alonzo. —habla Ismael. —Mi hermana podrá estar aceptando todo por paz mental o no sé, pero Emma no ha trabajado tan duro para que deje de hacerlo.

Dios, esto parece el siglo pasado con estás mentes tan retrógradas, si quiero hijos pero no de él. y no ahora.

—Alonzo solo habla como el futuro hombre que llevará sus asuntos y a tu hermana le vendrá bien un descanso. —puntualiza mi madre. —Yo soy la primera en decir que debe seguir trabajando, pero debe y merece un descanso, todos lo sabemos.

—tengo que volver a casa, mañana tengo trabajo, pasen una linda velada. —mi hermano, Asiente sin verme, se pone de pie y se despide de todos.

— Por cierto, no escuche tus felicitaciones hijo —dice mamá.

—felicidades para ti Alonzo, mis condolencias para ti Emma. Con permiso.

Y sin más sale del comedor.

—no lo tomes en cuenta, solo lo dice en broma, Emma y él se llevan algo pesado. — le comenta mi madre a Alonzo en un intento de hacer sonar bien a Isma.

—descuida Amelia, sé que tiene un carácter algo fuerte, debe ser duro no encontrar pareja y con dos hijos, no lo juzgo pero lo siento.

—tienes razón, querido…

Papá lo mira como si quisiera arrancarle la cabeza.

—lamento no compartir su opinión y yo siento que prefieras a tu hija casada infeliz y metiéndote en sus decisiones, que a tu hijo feliz siendo un papá soltero. De hecho, por eso es feliz no comparte tu doctrina de Honrarnos,—me señala con su dedo índice— algo que a ti jovencita se te esta pasando de la mano, pero que sepas que en lo que complaces a tu madre no me complaces a mí y mucho menos a ti. No se donde quedo esa hija mía que hacía todo lo posible por salirse con la suya. ¿Podrías ir a buscarla por favor?

Arroja la servilleta a la mesa y se marcha.

—descuida, los celos de padre y hermano por la princesa. —comienzo a pensar que mi madre si esta drogada. soy una gran profesional, pero también tengo mis fragmentos de ser humano. Y justamente están en todo su esplendor.

Ellos hablan y hablan mientras yo solo los escuchó. No quiero pensar en nada. Estoy realmente agotada, creo que sí necesito un descanso al final de todo.




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