Bowie

CAPÍTULO 16

Peter y Cuervo están sentados en las gruesas raíces de uno de los árboles más antiguos del bosque que rodea la aldea, esperando a que Mamba y Cobra salgan de la casa. El joven está jugando con el dragón, que revolotea entre las copas de los árboles, mientras el mago está con las rodillas cruzadas una sobre la otra, en una posición de meditación, casi se puede advertir que esta flotando sobre la superficie del suelo a medida que su concentración aumenta, eso, hasta que escucha el crujir de las hojas resecas sobre el manto silvestre de la arboleda.

De entre los árboles, sale Mamba con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro.

- Ya era hora. – dice Cuervo sarcásticamente. – Se tardaron mucho.

- ¿Por qué esa sonrisa?

Mamba se detiene, adoptando una pose dramática, para luego darse la vuelta y señalar a la figura que le sigue de cerca.

- Les presento a Cobra, la señora de la muerte.

Como si estuviera ensayado, los troncos de los árboles se abren para dale paso a la mujer, el viento hace acto de presencia jugando con la tela de la gabardina y con el cabello de la Cobra, proporcionándole una ambientación dramática a su aparición. Al verla, Cuervo sonríe y las pupilas de Peter se dilatan.

Cobra utiliza un par de botas negras altas urbanas de agujetas con un ligero tacón de apenas unos dos centímetros, un pantalón negro que parece mallón por lo flexible y elástico, pero igual de duro que el diamante y fresco como algodón egipcio; un chaleco steampunk de cuero negro con broches de hebilla en todo el abdomen, la parte del pecho descubierta y cerrado por la parte de los hombros y el cuello. Encima de todo este atuendo, pero sin opacarlo, una gabardina de piel y algodón negra, que cubre desde la cabeza con su capucha hasta por debajo de las rodillas en una caída asimétrica de atrás para adelante. Como la cazadora lleva el gorro abajo, se puede ver que se ha peinado el cabello en una trenza que va desde el nacimiento en la parte superior de la cabeza hasta la mitad de la espalda, que es donde terminan sus largos cabellos azabaches, simulando un mohicano.

- ¿Cómo me veo? – pregunta Cobra a sus observadores.

- Te ves… - comienza Cuervo, pero no sabe cómo acabar la frase.

- Como la mujer que recuerdo. – se adelanta Peter, tomando la mano de Cobra, enguantada con unas finas piezas de cuero negro que la cubren hasta la primera falange de los dedos. – ¿Alguna vez te han dicho lo hermosa que eres?

La mujer le dedica una sonrisa cuando el mago le da un ligero beso en el dorso de la mano.

- No sé si creerte el cumplido, ya que fuiste tú quien me armó. – contesta Cobra.

- Querida aprendiz, de no ser el origen hermoso, la consecuencia no tendría tal belleza. Ahora irradias hermosura porque antes de morir, eras celestial. – debate Peter con tal elocuencia que Cobra se desconcierta, no solo ante las palabras, sino ante la sensación cálida que crece en el interior de su pecho.

- Yo sigo pensando que se ve mortífera. – interrumpe Cuervo. - ¿Segura no había algo en un color menos agresivo o fúnebre?

- Sí lo había, pero entonces no estaríamos hablando de ropa para Cobra. – argumenta Mamba.

- Pensé que te volverías a tu estilo inicial, corto de los lados, largo del centro. – dice Peter a Cobra, tomando entre sus manos la larga trenza de la mujer.

- Lo intenté, pero, por alguna extraña razón, cada vez que lo rapaba, el cabello volvía a crecer rápidamente. – contesta Cobra consternada.

- Puede que sea una función acelerada de tu nuevo organismo. – interviene Cuervo. – Aunque, jamás había visto a un androide que le creciera el cabello. Tendría que analizar tu hardware para ver cómo está configurado.

- Y hablando de eso… - Cobra corta el hilo de la conversación. – ¿Quién será el primero al que le pateé el trasero?

- ¿Tan confiada estás en que será así? – reta Mamba.

- Oye, yo sé que nadie puede derrotarme. – contesta orgullosa Cobra.

- Entonces ¿por qué tuve que revivirte? – suelta sin tacto Peter, más para ver qué cara pone Cobra que por alguna otra mala intención.

El rostro de la mujer se quiebra no por un orgullo herido, sino por un corazón roto.

- Mi hermana… - los ojos de Cobra se llenan de lágrimas, pero éstas no alcanzan a derramarse cuando la mujer ya las está secando con la manga derecha de la gabardina. - …ella es punto y aparte. Entonces… - Cobra recupera su actitud entusiasta. - … ¿quién empieza?



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En el texto hay: androides, necromancia, magosybrujas

Editado: 23.06.2021

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