- Abre la cámara. - dice Peter, cargando en sus brazos el cuerpo de Cobra.
Mamba atiende la petición del mago, abriendo la tapa de la misma cámara sanadora en la que había estado recuperándose el androide en un incio. En el interior, cambiaron el líquido nutricional por agua cristalina y en la rejilla preparada para recibir el cuerpo del androide instalaron una versión más fina pero resistente de los inmovilizadores de las cazadoras.
- La cámara está lista. - dice la mejor amiga de Cobra.
Aunque Mamba no es la experta en el manejo de la cámara, Peter y los demás llegaron al acuerdo de que la intervención de Cuervo sería mínima para reducir el riesgo tanto para él como para Cobra.
Mientras el maestro y la cazadora se encargan del androide, Dragul, Al y Cuervo se disponen a preparar todo para la “sesión”. Con las runas y diagramas que dibujan en el suelo, así como en las paredes pretenden que la habitación sea una especie de jaula que contenga el alma de Algora en el caso de que Cobra la logre expulsar, además de brindar algo de protección a esta dimensión de todo lo que pueda suceder en la dimensión astral.
- Muy bien. Cobra, escúchame. - dice Peter mientras sujeta su cabeza y la obliga a verlo directamente. - Algora está en tu cabeza, por ende, sabe muchas cosas de ti y usará todo lo que pueda en tu contra. No confíes en ella, busca su punto débil y explótalo.
Con mucha dificultad y luchando contra la resistencia de su propio cuerpo, Cobra asiente.
- Ve a ayudar a Dragul con los demás. Yo puedo con ella. - dice Mamba mientras coloca los inmovilizadores de las piernas.
Peter, en un principio vacilante, le da un beso en la frente a Cobra y luego se dirige en dirección de su compañero de artes místicas, con la mirada de la cazadora sobre sus hombros, hasta que la mujer mecánica usa la mano que aún tiene libre para sujetar a su amiga del brazo.
La primera reacción de Mamba es liberarse, pero al ver que Cobra solo la está sujetando, presta más atención a lo que sus labios están murmurando.
- Mamba… necesito pedirte algo.
- Tranquila, todo saldrá bien. Todo va a estar bien. - Mamba lo dice más para convencerse así misma que por tranquilizar a su amiga.
- Mamba, tu y yo somos soldados. Sabemos cuándo algo tiene una alta posibilidad de irse al carajo.
- Cobra…
En ese momento, los ojos de Cobra brillan y en el brazo se le dibujan unas líneas de color azul, líneas que comienzan a escalar el brazo de la cazadora, suben por el hombro hasta llegar al rostro donde se concentran en los ojos de Mamba. Cuando la luz ha invadido por completo los globos oculares de la cazadora, ésta se convierte en un arroyo de sombras que viajan por el camino marcado por las líneas, borrando por completo la luz azul marina. Al cabo de unos minutos, todo se disipa y tanto la cazadora como su amiga vuelven a la normalidad.
- Ahora sabes lo que yo sé respecto a lo de Volac. - dice Cobra claramente exhausta. - Dile a Yerik que te de lo que sea que haya encontrado en los registros y que respalde lo que te acabo de mostrar. Vayan tras ella y no permitan que siga haciendo daño.
- Dalo por hecho. - jura enérgicamente Mamba, pero ve que su compañera aún tiene otra cosa que decir.
- Mamba, tengo que pedirte esto a ti porque sé que ni Peter ni Cuervo lo harán.
En cuanto ve la mirada casi avergonzada de su amiga, Mamba ha entendido el mensaje antes de que fuera pronunciado.
- Si ves que no voy ganando…
- No me pidas eso. Haré todo menos eso.
- Tienes que. O todo se irá por la cañería.
El conflicto se apodera de la ahora líder del clan Kukri, Cobra es especialista en siempre hacerla pasar por decisiones difíciles y esta no era la excepción.
- Al menos pon de tu parte para que no tenga que hacerlo. - suelta ásperamente Mamba, a lo que Cobra contesta con una sonrisa.
- Lo prometo.
Con la promesa sellada, la cazadora termina de ajustar el último inmovilizador en el preciso momento en el que el mago está de regreso.
- Bien, estamos listos para comenzar. - anuncia Peter con tranquilidad, solemnidad y algo de nerviosismo muy bien disimulado debajo de la máscara de lobo. - Toma tu lugar Mamba.
- Suerte. - dice Mamba a su amiga de la infancia, con esperanza y miedo al mismo tiempo. Ya había perdido a una amiga y hermana, a Cascabel, y a Cobra ya la había perdido una vez, la idea de volverla a perder la tenía más que atormentada.