Ángela terminó de prepararse a las tres y diez, estaba sola en la habitación pero cuando salió algunos seguridad la esperaban afuera de la puerta, ambos hombres la llevaron hasta el territorio dónde estaban las fábricas a varias cuadras del hotel, el carro se estacionó, ella salió y miró toda la gente que había frente a las instalaciones, reporteros, camarógrafos, gente importante, el presidente del país, seguro cada una de esas cosas habían de ocurrir en los países que él debía viajar para inaugurar las otras fábricas; Nikolais apareció a su lado, ella le echó un vistazo viendo lo hermoso que se veía con esa ropa puesta así que se lo hizo saber asiendo que de la boca de él saliera una sonrisa igual no había llegado al punto que ella quería y es de "mírame a los ojos Nikolais" el joven la agarró de las manos y la llevó hasta el centro del territorio dónde se encontró con el presidente e inmediatamente los reporteros y camarógrafos empezaron con su trabajo.
—Buenas tardes presidente —Ambos se dieron un apretón de manos.
—Nos volvemos a ver y veo que ya aceptó ser su novia —Ángela sonrió tímida y agachó sus rostro tal cual niña detrás del hombro de Nikolais.
—Es un alivio que lo haya hecho —Contesto Nikolais riéndose, un empleado le trajo la tijera con la cuál se cortaría el listón, un hombre muy alto con una piel muy blanca y ojos azules, Ángela tuvo que alzar un poco más la cabeza para mirar su rostro bien.
—Mucho gusto, soy Robin —Su acento Danés y lo poco que se le notaba el control del idioma español hacia que todo sonara muy junto y con palabras agregadas.
—El gusto es mío, soy Ángela; soy la novia...
—Ya lo sé, él es mi jefe y me contó de usted más de lo que se imagina —Ángela abrió los ojos en sorpresa, Nikolais nunca le había hablado de él o al menos no lo recordaba en su vocabulario.
—Robin, ya estás aquí —Exclamo Nikolais. Ángela le pasó las tijeras a Nikolais el cuál la tomó junto al presidente—. Ambos lo haremos, es una tijera muy grande además.
—Parecen un matrimonio feliz agarrando esa tijeras juntos —Comento Ángela sonriendo, vio a la esquina derecha a las niñas junto a Alisa, los militares de Gabriel y otros estaban ahí al rededor.
El presidente dió su discurso el cuál le pertenecía a Nikolais pero este se lo otorgó a él con el fin de que el pueblo pueda entender mejor su propósito aún tenía que pulirse en el idioma y no quería decir alguna palabra mal dicha empezando porque sus nuevas maestras eran dos niñas adolescentes, al terminar el discurso tomaron algunas fotografías y luego el presidente le otorgó a Nikolais que cortará la cinta para que las personas puedan pasar de este lado a donde estaban las fábricas y en donde había un buffet bastante llamativo. Nikolais a puras luchas corto el listón o cinta que negaba el paso y luego hubo un aplauso.
El presidente tomó a su esposa de la mano y Nikolais agarró a su novia Ángela caminando al lado del presidente, al llegar al centro del territorio podrían ver qué era un lugar bastante cálido, con árboles en toda la zona, un centro de relajación para los empleados, un lugar bastante bonito dónde cualquier empleado podría pasar el rato, al entrar a la primera instalación vieron algunas máquinas entre otras cosas necesarias para lo que era el fin de la fábrica. Nikolais permitió que se fotografiaran todo lo que los reporteros querían fotografíar.
—Me has sorprendido alteza real, esto no me lo esperaba; es totalmente evolucionado a las fábricas que hay en el país —Comento el presidente. Salieron de la tercera fábrica ya después de varias horas de caminata y los empleados encargado cerraron las puertas, todos se fueron al patio central para disfrutar de la velada.
—Los empleados que tengo en Dinamarca trabajan con esas máquinas, realmente no sabía que había otro método —El joven dejo que el presidente se pusiera a su lado para decirle aquello.
—Hay otro método dónde podrías emplear más personas.
—¿Cuál es? —Los cuatros se sentaron en una mesa, Ángela echó un vistazo y vio a las niñas sentarse en un mesa con la princesa acompañadas con algunas personas de alta sociedad.
—En vez de máquinas, humanos pero las máquinas hacen más trabajos que los humanos, lo que veinte personas hacen un un día tus máquinas lo han hecho en unos cuantos minutos así que, ya entiendo tu método.
—Es el que conozco realmente, me hubiese gustado hacerlo así pero es mejor como lo hago, por lo que acaba de decir usted mismo, las personas no se pueden maltratar en cambio las máquinas sí y solo necesitan aceite para volver a funcionar —El presidente afirmó con la cabeza con una sonrisa.
—Tienes razón, aún no tenemos esa tecnología en nuestras fábrica.
—Cuente conmigo para eso —Dijo el joven estrechando la mano del presidente a la de él. Le sirvieron algunos platos exquisitos y champán.
Las niñas y Alisa se estaban riendo de un chiste que una señora estaba diciendo, hablando sobre un perro que ladraba cuando tenía hambre y se podía escuchar en su ladridos el anhelo de comer, realmente no era la historia lo que daba risa sino la forma en que ella lo decía y actuaba.
—Que tanta risa en esta mesa —Comentó Nikolais, ambos se habían acercado, las personas en la mesa saludaron al principe.
—Alteza real estamos muy alegre de que haya elegido nuestro país para realizar sus proyectos —Dijo el esposo de la mujer el cuál solo se había reído par de veces con la historia y hasta este momento no había dicho una sola palabra.
—Realmente me tienen muy entretenido en este lugar —Agarro más fuerte la mano de Ángela y se la llevó al pecho, El mayor sonrió mirando a la chica. Ángela suspiró nerviosa y sonrió, no sé atrevió a mirar a Nikolais porque sabía que él no lo haría, la estaba torturando durante toda la velada.
—¿Chicas ya?... —Comento él cuando terminó de hablar con el hombre.
—Sí, así es. Te puedes ir, nosotras nos iremos con Gabriel —Comentó su hermana.
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Editado: 10.08.2022