Querida Amelia,
Tu pintura permanece en la mesita junto a mi cama. Es lo primero que veo cuando me despierto y lo último antes de dormir. Es, para mí, la mejor manera de empezar y acabar el día.
Espero que tus mejillas se encuentren bien, no te avergüences si no es así. Tu sonrisa es la más bonita que he visto jamás, y saber que la razón detrás de ella soy yo, me hace aún más feliz.
Me gustaría que me visites y aceptes cuando Madre te ofrezca pasar la noche.
Iris