De Taxista a Presidente

El gesto

Apagó el taxímetro y manejó sin levantar pasajeros hacia la parrillita de los bosques de Palermo. Estaba en shock.

A pesar de haber vivido situaciones diversas, extremas y hasta violentas en la calle, en los treinta y tantos años que transitaba Buenos Aires jamás le habían apuntado directamente con un arma. ¿Qué más podía pasarle si esta locura no se terminaba? La mente de Beto no podía avanzar, solamente daba vueltas y vueltas sobre esta pregunta.

Con el pasar de los semáforos se fue calmado.

En cuanto estacionó el auto en Palermo notó algo inusual, había mucha gente. Y en cuanto posó la mirada en su mesa habitual entendió todo, ellos habían llegado hasta ahí también. Periodistas.

Vio a algunos periodistas esperando a la sombra de los árboles y a otros que entrevistaban sin mucho interés a sus colegas. Tenía apenas unos segundos antes de que se dieran cuenta de que él era “Beto”. Podía dar marcha atrás y comer en otro lado, posiblemente en una pequeña parrillita que ponían en la vereda en Loyola y Humbolt, o podía aprovechar que ellos estaban ahí.

Tomó aire. Bajó. Recibió el sol el la frente y saludó con una sonrisa. Corrieron hacia él. Torpes, desordenados, ansiosos.

Antes de llegar unos de ellos ya estaba tirando al aire su pregunta.

- Beto ¿qué opina de las declaraciones del presidente Uruguayo que dijo “Argentina es una payasada”?

- ¡Qué tiene razón! Si no... ¿Por qué me estarían preguntando estas cosas a mí? ¡Todo esto es una payasada! Escúchenme bien... yo quiero que miren una cosa... atenti...

Beto les hizo un ademán para que se alejen un poco y ellos accedieron naturalmente. Teniendo un poco más de espacio sobre el pasto, él se quedó quieto un segundo y, como si fuera el comienzo de un baile, dio un ceremonioso pasito hacia un costado. Los periodistas lo miraron intrigados y el les respondió con una sonrisa.

- ¿Lo vieron, eh? ¿Entendieron?

- ¿Qué cosa Beto?

- ¡Di un paso al costado! ¿Entienden? ¡Yo doy un paso al costado!!!! ¡No voy a ser presidente!

- Pero Beto, tu mujer dice que si.

            Ante insistencia Beto perdió su momentánea calma.

- ¡Que sea ella presidente entonces!!!

- ¿O sea que vos la recomendarías?

- ¡PERO NI EN PEDO!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.