Del otro lado del andén

V

Contra corriente

Día n° 5

Para su mala fortuna caballero sin armadura, ellos le impiden a esta doncella abandonar su fortaleza. Aun así déjeme decirle, Salvador, no había un nombre que le viniera mejor.

De alguna manera sentí que tu negación tal vez se tratase de un rechazo sutil. La edad que calculaba tu tendrías me hacía pensar que tal vez ya no necesitaras del permiso de tus padres, aún así, iría contra ellos o contra ti mismasi fuera necesario para llegar hasta ti, porque desde que empezaste a formar parte de mis sueños, había decidido nadar contra la corriente, sea suave o salvaje, hasta alcanzarte.

Te quería, no podía haber más verdad real que esa. No podía, y de eso estoy seguro, haber un sentimiento más fuerte que el mío.

Y te había gustado mi nombre, no podía contener la felicidad. Era una pequeñez y no podía esperar por deleitarme con cada sorpresa tuya en un futuro.

Tu sonrisa aceleraba mis latidos,  pulsaciones desesperadas. Mi corazón rogaba por unirlo al tuyo pronto, por querer oírte decir que tú querrías estar conmigo tanto como yo.

Tus ojos me lo decían, pero tu voz ahora era necesaria, mi cordura suplicaba porque mantuvieras sus límites en su lugar, para que no la dejaras escapar. 

Yo estaba enloqueciendo por escucharte.

Cuando lo hiciera al fin ¿qué vendría después?...

Cómo lograr todo lo que quería si tenías impedimentos.

Si  la bella doncella entre cuatro paredes permanece, aquí tiene usted a este Salvador a su merced si lo acepta y le parece.




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