Tony aprovechó un momento en el que Maureen se había levantado de la mesa de trabajo, para mirar a Lil con consternación.
Una semana más tarde y a la salida de clases, decidieron irse a un pub, pero apenas llevaban allí unos minutos cuando Maureen lanzó un grito alborozado y comenzó a agitar el brazo.
Tony y Lil arrugaron el ceño, pero el individuo y su acompañante ya se dirigían hacia ellos.
Después de ordenar, Andras comenzó a hablar animadamente con todos, pero poco después había concentrado su atención exclusivamente en Lil para gran satisfacción de Maureen, molestia de la chica que iba con Andras, e incomodidad de Lil.
La noche no resultó completamente desastrosa, pues Andras en realidad era un conversador muy ameno y logró que Lil se olvidase de la chica cuyo nombre nunca escuchó, pero cuando ya se marchaban, Andras tomó la mano de Lil colocándose frente a ella.
Lil sintió cierta incomodidad, porque la otra joven sin duda tenía que haber escuchado, pero realmente había disfrutado mucho de la compañía y la charla de Andras, de manera que estaba sonriéndole cuando sintió que el vello de la nuca se le erizaba y giró la cabeza buscando el origen de aquello, sin embargo, no había nadie a su espalda ni acercándose a ella que era lo que habitualmente le causaba aquella sensación. No obstante, estaba girando la cabeza de nuevo cuando tropezó con un par de ojos azul cielo que intensificaron la sensación anterior. El contacto visual pareció durar una eternidad, y por algún motivo ella no podía dejar de mirar.
La voz de Andras se abrió camino a través de la espesa niebla que se había instalado en el cerebro de Lil, pero ella seguía sin poder moverse hasta que él le sujetó el rostro.
Ella asintió, pero tenía urgencia por salir de allí y estaba segura que algo terrible la amenazaba; giró la cabeza de nuevo, pero los ojos habían desaparecido. No recordaría después qué le había dicho a Andras, algo muy inconveniente como notaría más adelante, y en realidad pareció no regresar a la realidad hasta que estaba en su departamento.
Lil se tiró en la cama sin sacarse ni los zapatos e intentó repasar lo sucedido, pero no había mucho qué pensar. Ella había experimentado aquella sensación muchísimas veces y esta la había salvado de situaciones desagradables o potencialmente peligrosas, como aquella en la que intentaron robarle en el transcurso de una investigación para el periódico escolar.