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-...y esta es una solicitud de la tropa del Norte -dice extendiéndome la carta- dicen que necesitan más armas, las reservas de comida se están agotando. Además, las tropas de Sea los ha sorprendido dos veces así que ya no le quedan casi hombres.
Aprieto la mandíbula al escuchar el contenido de la carta, más hombres muertos y los que quedan están dispuestos a seguir luchando por mí, estos hombres se han sacrificado por restaurar el reino de mi padre durante años. Años y años de guerra, y sangre...
Kéber carraspea haciéndome volver, creo que me he quedado mudo mucho tiempo.
-Esperan su respuesta. -termina.
Doy un suspiro mientras leo la carta por mi cuenta. Debo encontrar una solución. Coloco delicadamente la carta en la mesa mientras me recuesto en el espaldar de la silla.
Las reservas aquí se encuentran limitadas por el corto de suministros que ocurrió hace poco así que debo ser juicioso en como lo utilizo pero por otro lado no puedo dejar morir esos hombres. La verdad es que se había asentado ese pequeño grupo para asegurar el alimento que se envía a aquí al refugio pero las cosas no han estado saliendo bien, tengo que saber manejar esto ¿Qué debo hacer? ¿Qué haría mí padre?
Me paso la mano por mi cabello castaño oscuro mientras miro la carta.
-Bien -entrelazo los dedos- aceptaré su solicitud, que envíen 50 hombres junto con armas, eso es lo que puedo darles por ahora, además es mejor así, lo mejor es que no llamen la atención, y que se movilicen hacia el noroeste y esperen instrucciones allí, todavía existen campos productivos en ese lado del país así que podrán solventar durante un tiempo mientras les envío nuevas instrucciones también podrán mantenerme al tanto de lo que sucede en el Paso del Lobo pero que no pierdan de vista a Copas Altas, no quisiera que rebeldes Grises quemaran esos campos también.
Kéber asiente al escuchar mi respuesta y con la misma voltea a ver al copista quién acaba de terminar de redactar mis palabras. Sello la carta escrita y se la entregan al mensajero y este inmediatamente sale de la habitación.
Espero haber tomado una buena decisión, pienso mientras miro la carta que ya se sobre el escritorio.
-gracias por su respuesta príncipe, y, si me lo pregunta me pareció una buena decisión. -sus ojos azules (que resaltan mucho por su tez muy oscura) demostraban la misma convicción que sus palabras.
Lo miré por el rabillo de mi ojo no muy convencido de sus palabras.
Copas Altas juega un papel de suma importancia en la alimentación del refugio, dónde nos encontramos, mi tía Sea aún cree que nos escondemos en el otro lado del país, lo que supone una gran ventaja pues esa pequeña ciudad no está tan transitada por los guardias de ella, así que es menos peligroso transportar la comida de allí hasta el refugio, pero al alejar a mis guardias de ese pueblo no estoy seguro de que si los alejé de la espada o si se las terminé de clavárselas en la espalda pues Copas Altas tiene sus propios guardias que están de nuestro lado y era una protección extra. Sin embargo no podían quedarse allí toda la vida debía movilizarlos y el mejor lugar fué a dónde los envié, Odio tener que tomar decisiones como estas, jamás me acostumbraré pero como mí padre decía "los reyes tienen grandes responsabilidades de los que cuyas decisiones no todas son las mejores."
Tomé la pluma para empezar a redactar una carta mientras Kéber se mantenía en su posición de pie a mi lado. Keber es un excelente comandante pero a veces me hace preguntarme cuáles son las buenas decisiones para él, para mí, siempre la mejor respuesta será en el que se salve el mayor número de vidas aunque sepa en el fondo de que esa nunca será la verdadera respuesta, tal vez por eso aveces soy tan inseguro, que lamentable para ser un príncipe...
Escucho que tocan la puerta.
-Adelante -digo enderezándome.
Redai entra con una ligera sonrisa. Qué raro, es la primera vez en mucho tiempo que lo veo sonreír de esa manera.
-Príncipe Safír -saluda con un breve reverencia.
Me levanto de la silla al escuchar mí nombre.
-¿Qué sucede Redai? - pregunto.
-Señor tenemos buenas noticias.
-¿Qué clase de noticias?
-Señor, he encontrado a un Power en el bosque.
-¿Un Power? Bueno, si quiere estar de nuestro lado bienvenido sea- pero no entiendo cuál es tu impresión Redai... Termino la frase en mi mente, sinceramente pocas cosas le hacen sonreír, esto parece realmente importante.
-No, no es eso príncipe, déjeme que me explique bien, es que es de un tipo especial. Es un Power Azul... Y ni siquiera uno cualquiera, de sangre pura.
-¿Qué?- pregunta Kéber.
Había olvidado que se encontraba aquí. Lo miro de reojo para ver su expresión y a mí criterio está asombrado por el dicho y debo admitir que yo también lo estoy.
Se supone que los Azules desaparecieron casi por completo, con todo lo que ha pasado estos años la gente común aún cree que todos han muerto pero no es del todo cierto, solo que los Powers Azules de sangre pura siempre fueron una minoría y después de la guerra de las "Las cruzadas" los pocos que quedaron desaparecieron de la vista de la gente común, así que es completamente comprensible que se crea que desaparecieron, incluso hasta para personas como nosotras nos es difícil encontrar ese tipo de Powers.
Iba a hablar pero Kéber me interrumpió.
-¿Pero de qué familia es? ¿Le preguntaste?
A decir verdad, es extraño verlo así, normalmente él nunca interrumpe mis conversaciones al menos sin pedir permiso, seré mucho más joven que él comparando nuestras edades yo solo soy un muchacho pero no dejo de ser un problema.
Al instante se da cuenta de lo que acaba de hacer porque Redai no le contesta.
Editado: 12.12.2024