Nene dio un rápido vistazo a los controles del Guren MK-II antes de ponerse en acción. Tantos botones y palancas la confundían y tenía miedo de presionar un botón de autodestrucción. Intentó recordar la forma en la que CC hacía funcionar el Gawain y deseó que aquella máquina en la que se encontraba funcionara de la misma forma.
Movió una de las palancas y con eso consiguió levantar uno de los brazos del Guren para lanzarlo y lograr sujetar al Lancelot. Con una sacudida más de la palanca, Nene consiguió levantar al Knightmare blanco para estrellarlo contra un edificio cercano que terminó por derrumbarse. El brazo del Guren, que hasta ese momento se había separado de la máquina para ser controlado por algo semejante a un cable, volvió a su sitio y la chica esbozó una amplia sonrisa.
—¡Nene, aquí Zero!
Aquella voz se escuchaba como si estuviese saliendo de un auricular. Nene aprovechó que el Lancelot recién estaba levantándose para buscar con la mirada el objeto del que salía la voz de Lelouch. No tardó en encontrar el pequeño comunicador de Kallen, estaba abandonado en el tablero y casi parecía que había caído de la oreja de Kallen poco antes de sacarla por la fuerza del Guren. Nene lo tomó y se lo colocó en la oreja derecha.
—Te escucho, Zero —respondió Nene y aferró con más fuerza las palancas del Guren.
El Guren recibió entonces una fuerte sacudida cuando el Lancelot volvió al combate y derribó al Knightmare rojo. Aquella mole blanca se preparó para atacar con su cañón de Hadrones y Nene presionó un botón al azar liberando el lanzagranadas del Guren.
—Nene, tu brazo derecho funciona como escudo —escuchó decir a Lelouch por el comunicador—. Tienes también un lanzamisiles en tu espalda. Ahora quiero que dejes irreconocible al Lancelot, ¡destrúyelo!
—¡Sí, señor! —respondió ella sin borrar su sonrisa.
Por un momento se imaginó a sí misma como un miembro de la Orden de los Caballeros Negros.
Yuu miró confundido a la recién llegada. Airu parecía haberse recuperado un poco del golpe pues consiguió bajar de los brazos de Yuu y mantenerse en pie sin sufrir graves mareos como cuando recién había despertado.
La mujer del cabello rosa tomó a Airu por los hombros y la giró para inspeccionar la pequeña herida sangrante que había en su cabeza, la chica rubia se removió para evitar que aquella mujer pasara sus dedos por encima del pequeño corte sangrante.
—Lamento que te hayan lastimado —dijo aquella mujer con toda sinceridad—. Me aseguraré de que no los vuelvan a molestar.
—Necesitamos un médico para mi amiga —fue la respuesta que obtuvo de Yuu—. ¿Tú puedes llevarnos?
Las mejillas de Airu se habían puesto coloradas tras escuchar la forma en la que Yuu se refería a ella.
—Claro que sí —sonrió la mujer de cabello rosa—. ¿Cuáles son sus nombres?
—Yuu Amano —se presentó el chico.
—Airu Suzaki —secundó la chica.
—De acuerdo —respondió la mujer sin borrar su sonrisa—. Síganme, los llevaré.
—No nos has dicho tu nombre —le recordó Yuu antes de echar a caminar.
La mujer se giró y los miró confundida. ¿Acaso no la conocían?
—Soy Euphemia Li Britannia —dijo ella aún confundida—. Tercera princesa de Britannia, vicegobernadora del Área 11.
Yuu y Airu intercambiaron miradas. ¿Britannia? ¿Área 11?
—¿Dónde estamos? —logró articular Airu.
—Parece que el golpe en la cabeza fue muy fuerte —sonrió Euphemia—. Síganme, les responderé todas sus preguntas cuando hayamos tratado sus heridas.
Dicho esto, Euphemia echó a caminar lentamente para alejarse de aquél sitio. Yuu y Airu volvieron a intercambiar miradas antes de seguirla, siempre manteniendo su distancia en caso de que fuera necesario escapar. Había todavía un par de soldados caminando entre aquellos jardines que no quitaban sus ojos de encima de los dos acompañantes de Euphemia, Yuu adivinó que estaban dispuestos a disparar sus armas si acaso se acercaban demasiado a aquella mujer.