Dividida entre dos corazones

Capítulo 3

Horas después del desastre,

Callie pasea por la ciudad sin ningún rumbo fijo. Su cuerpo tiembla por culpa del helado frío. Ya se ha hecho de noche. Todo está depresivo y negro. Juguetea con sus dedos. Acaricia la palma de su mano con lentitud. Se queda un buen rato mirando sus venas azuladas. Si tuviese un cuchillo, se habrá cortado hasta morir sangrando.

La vida no tiene sentido ni significado si has perdido la esperanza.

Aparece ante ella un enorme puente. ¿Es una señal para suicidarse? Inquiere en su mente. Esboza una sonrisa sin vida. Ha llegado a su final.

Al acercarse, ve que el puente tiene varios metros de profundidad. Callie sube la barandilla de acero. Suelta un último suspiro. ¿Será capaz de hacerlo? ¿Y si su hermana sí está viva? ¿Y si la tienen los asesinos de sus padres? Si es así, se quedará sola, sin que nadie la cuidase. Al bajarse de la borda, se resbala. Intenta mantenerse en equilibro pero no lo consigue. Termina cayéndose al vacío con los ojos cerrados.

“Lo siento por fallarles” susurra Callie con su rostro lleno de lágrimas. Por la caída, se sumerge en lo más profundo del río. Aguanta su respiración y abre sus ojos. El agua está cálida y cristalina. Mientras comienza a nadar para subirse a la superficie. Controlando sus emociones, logra salir ilesa.

Sus manos frotan sus hombros desnudos. Callie piensa que así puede mantener su cuerpo en caliente y no morir por hipotermia. Aún siente como sus dientes tiritan.

Esto es tan irónico. Hace un rato se quiso suicidar, y ahora está haciendo todo lo que pueda para mantenerse con vida.

Se desliza por la hierba, siguiendo la luz de la gigante luna. Tal vez de esta manera, le llevará a una zona donde hubiese gente para auxiliarla. Callie espera llegar antes de que todo fuese demasiado tarde.

El peligro la está acechando detrás de su espalda. En cuanto se adentra al escalofriante bosque, la luna deja de deslumbrar. Callie traga su propia saliva. ¿Saldrá viva de esta? Cada vez se siente más desorientada. Su fin será perderse aquí. Y si alguien apareciese por este sitio, la encontrara congelada y muerta. Sacude la cabeza. Callie aunque está muriéndose, no se rendirá. Va a salir de este sombrío bosque cueste lo que cueste.

Callie se pone alerta cuando escucha un aullido de un lobo. Acelera sus pasos. Pero, las secas hojas hacen demasiado ruido al pisarlas. En vez de alejarse de la amenaza, solo ha logrado llamar más la atención de ese hambriento lobo. Se lo encuentra ante ella. Es enorme, fuerte y demasiado poderoso para Callie. Sus ojos anaranjados la miran con recelo. Siente como bilis se le sube por la garganta. No sabe si sus manos tiemblan de frío o de miedo. Aún así, decidida, no le demuestra ningún temor. Le alza una mirada segura.

Lo mira con firmeza mientras el lobo se le acerca. Se queda parado entre sus piernas, y la olfatea. Callie se ha declarado como futura víctima del lobo. Pero la sorprende cuando el animal salvaje le dedica una mirada de paz. Callie sonríe con amplitud. Lo ha logrado. Está orgullosa de sí misma por ser valiente. Se inclina hacia él y le propina varias caricias. Acurrucada entre su pelo, halla el calor necesario para seguir viva. Se duerme al instante por todo el cansancio acumulado.

La enseñanza de esta historia es jamás debas mostrar tu debilidad al futuro depredador, sino tu seguridad.

El murmuro de una voz femenina hace abrir los ojos de Callie.

Una joven con el pelo corto está inclinada. Lleva una ropa negra y demasiada ancha y grande para ella. Detrás de la desconocida, hay muchos animales salvajes. Entre ellos, puedes visualizar tigres, lobos, gatos, todo tipo de felinos. Para el asombro de Callie, están relajados. No ha percibido ni un gramo de peligro o de miedo.

La joven le dirige una mirada llena de curiosidad a Callie.

—¿Quién eres? —pregunta

Callie carraspea su voz antes de hablar. Tiene la garganta seca y adolorida.

—Soy Callie —responde áspera.

La desconocida nota la voz arisca de Callie. Le entrega una botella de agua. Callie lo acepta sin pensarlo ni siquiera. Bebe casi toda el agua. Había estado tan sedienta.

—Un gusto, Callie. Soy Irina.

Irina le dedica una amplia sonrisa. Se pone de pie y le entrega su mano. Callie la acepta, levantándose del suelo.

—¿Qué haces aquí sola con mi lobo? ¿Te has perdido? ¿Mi Mikel te ha daño? Puede parecer feroz, pero en realidad es una dulzura. ¿A qué sí, Mikel? —dice lo último acariciando las orejas del gigante lobo.

Callie se asombra ante tantas preguntas. Por un segundo, le ha costado procesar toda esa información. Algo embobada, asiente varias veces.

—Tuve miedo al principio pero no me hizo nada. Es más, su pelaje me ha salvado de una terrible muerte por hipotermia. Creo que me he perdido, no sé. Solo estaba siguiendo la luz de la luna, pensando que así podía orientarme sin perderme. Pero de repente, me he encontrado sola, muerta de frío, en plena oscuridad. Quise buscar un refugio. Bueno, lo importante es que estoy bien y a salvo.

Irina escucha atentamente a Callie.

—¿Y dónde quieres ir?

Callie se queda pensativa. ¿Dónde quería marcharse? ¿Regresar a su casa? No. Todo está en ruinas. Además no quiere volver allí. Al menos, por un tiempo. ¿Y si se marcha a otra ciudad? Puede empezar una nueva vida e intentar olvidar todo lo ocurrido. Se muere por tener las respuestas a sus dudas, pero antes de investigar, quiere estar en paz con ella misma. Una no puede luchar si es débil, atormentada por sus propios demonios. Siempre debe mantener su mente en blanco si quiere convertirse en la vencedora del juego.



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En el texto hay: amorodio, enemistad, veganza

Editado: 19.07.2021

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