Damián (Doctor Sánchez)
“¡¿Qué sucedió? ¿Por qué una de las enfermeras de mi equipo se encuentra en mi habitación? ¿Y sin ropa?!”
Dije en mis adentros, ¡diablos! ¿En qué momento tuve un encuentro con esta mujer y por qué la llevé a mi casa? ¡A la casa de mi familia!
No puedo negar que me acosté con ella, de repente he empezado a recordar todo como sucedió, yo estaba embriagado, en la madrugada salí del club de donde estaba con dos de mis amigos y nos fuimos a una disco a pescar chicas para tener sexo casual, eso hacen los hombres solteros como yo.
Recuerdo claramente cuando la vi en medio de la pista de baile, diablos, se veía tan preciosa moviendo su cuerpo con ese vestido de terciopelo color púrpura. Al principio no la reconocí bien, me moví y me acerqué a ella disimuladamente, al verla de cerca supe que se trataba de la señorita Rachel Miller, una de las mejores enfermeras que tengo en mi equipo, aunque en esa discoteca no tenía nada de enfermera con ese vestido corto que la hacía ver como un bombón provocativo.
Obviamente estaba desinhibido producto del alcohol en mi cabeza, saber que yo era su jefe y ella mi subordinada, no me detuvo, mis ojos querían verla, hasta el último poro de mi cuerpo clamó por pasar una noche con ella.
Demonios ahora que no estoy embriagado comprendo claramente el error que cometí. Ella está de pie frente a mi cama y me mira con sus inmensos ojos de gata, su hermoso cabello ondulado cae como cascadas por sus hombros, mis ojos actúan como escáneres sobre ella mirando de arriba abajo, rayos, es realmente hermosa, muchas imágenes de las cosas que le hice a su cuerpo me llegan a la mente; pero rápidamente pienso en que debo solucionar esta situación… esto jamás debió pasar.
Ella se veía que estaba tan sorprendida como yo, no pudo emitir ninguna palabra, yo de repente intenté no observarla más y volteé mi rostro hacia un lado, luego le dije con un tono frío y distante:
—Por favor vístete y vete.
Vi de reojo que se agachó, entonces la miré sin que ella se diera cuenta, recogió su vestido y sus zapatos negros de tacón muy altos, de esos que pueden matar la voluntad de cualquier hombre; cielos, aún recuerdo cuando la acosté en mi cama y se los quité y toqué sus suaves y delicados pies; es tan femenina y deliciosa, con el uniforme de enfermera a penas se nota que es una gata sensual y apasionada.
Ella corrió al baño, entonces resoplé, fruncí el ceño, tenía enojo, no contra ella, sino conmigo. Jamás debí sobrepasar la barrera, ya una vez lo hice con la doctora Grace, lo he hecho con varias, pero Grace había sido la única de mi equipo, me arrepentí hasta con los pelos de mi mascota, con Grace entendí que jamás debes enredarte con una subordinada.
Pero ahora resulta que pasé la noche con una enfermera, además la traje a la casa de mi familia.
“esto es inaudito”
Si esta mujer es como la doctora Grace, seguramente todo el personal se va a enterar, ella estará muy orgullosa de que se acostó con el jefe y que el muy imbécil la llevó al lugar donde ninguna zorrita debería entrar, mi casa; ya puedo asumir que esto será un desastre, mi reputación se va a manchar, perderé autoridad en mi equipo, todas esas doctoras y enfermeras me verán como un hombre incapaz de sostenerse dentro de los límites.
Maldición, entre más lo pienso, más enojo me da, ya quiero llegar al hospital y jalarle las orejas a Fabricio, se suponía que él era quien nos cuidaría a Jackson y a mí de cometer cualquier locura; siempre nos hemos turneado cuando salimos a beber, dos pueden pasarse de copas, pero uno se encarga de cuidar a los otros dos, pero anoche este imbécil no lo hizo.
Me bajé de la cama, recogí del suelo mi ropa, luego me puse la camisa y el pantalón.
Esperé un rato, hasta que la señorita Rachel salió del baño, otra vez con su lindo y chiquito vestido color púrpura que le sienta demasiado bien a su piel blanca de terciopelo. Siento que mis poros se estremecen cuando recuerdo mi mano deslizándose por su muslo debajo de ese vestido, mientras que ella sostenía un racimo de uvas frente a mí, y yo comí varias, “me siento como un perro”
Ella se nota que está incómoda, eso me tranquiliza un poco, quizás al igual que yo, solo se dejó llevar debido al licor que había bebido.
No dijo nada, de repente caminó hacia la puerta, sus zapatos suenan como los de una diosa imponente.
—Necesito que esperes.
Se detuvo, yo solo quería sacarla por las escaleras del servicio para que ningún miembro de mi familia la viera, también hablar con ella y advertirle que no dijera nada de lo que había pasado.
Me le acerqué por un lado, ella giró su cabeza y me miró a los ojos, aún tenía el maquillaje salvaje de la noche anterior, el cuál se había corrido un poco. Aún no había dicho nada para intentar que las cosas no pasaran de aquella alocada noche, incluso pensé en ofrecerle dinero para que mantuviera en secreto lo sucedido, pero de repente ella con mucha agilidad abrió la puerta y salió huyendo de mi habitación.
—¡Demonios!
Afirmé y corrí tras ella, lo último que necesitaba era que mi familia la viera, no se suponía que llevara ninguna mujer a mi casa, al menos que pretendiera tener una relación seria con ella y formalizar un compromiso de boda.
Corrí detrás por el pasillo
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Editado: 31.07.2024