Rachel.
Estaba alterada, afligida y consternada, de pronto todo se me estaba viniendo encima, quizás de repente hasta perdería mi empleo y tendría que regresar a Nueva York, me pareció muy injusto, pero a la vez pensé que eso sería lo mejor.
Resoplé y me dije:
Por unas copas lo eché todo a perder, ya quiero imaginar la cara de mi padre cuando se entere que dejé mi empleo en Boston, después de que gastó tanto dinero pagando mi especialización.
No quiero decepcionar a nadie, menos a mis padres, pero estoy en medio de la doctora Grace y del doctor Sánchez, a ambos se les hará muy fácil despedirme y deshacerse del único problema que los dos tienen en este hospital, ese problema soy yo.
Decidí largarme, ya no soportaba más esa situación, me fui adentro a una pequeña habitación, allí y me cambié el uniforme, me puse una blusa marrón de cuello alto y un pantalón de mezclilla y mis botines. Dejé el uniforme colgado en la percha en un pequeño armario que había.
Luego me amarré el cabello en una cola baja, pues como enfermera debía usar un moño alto, después tomé mi bolso y salí de ese lugar, aún no había finalizado mi turno, pero en esa situación no podía continuar trabajando como si nada estuviera pasando, cuando en realidad todo era un desastre.
Caminé a prisa por el pasillo, Allison no se encontraba en el puesto de enfermeras, por lo que no pude decirle que me retiraba de mis labores, aunque en realidad no sabía si ya era hora de presentar mi carta de renuncia. Me di la vuelta y caminé hacia donde se encontraban los ascensores, cliquee el botón del primero, luego hice lo mismo con el otro, miré hacia arriba las pantallas que indica en donde se encuentran, uno estaba en planta baja, el otro en el sótano, entonces me quedé frente al primero.
“Que llegue rápido.”
Me dije por dentro y hundí un par de veces más el botón , como si eso fuera a acelerar el momento de que llegara. De repente vi que el doctor Sánchez venía hacia a mi.
—Enfermera Rachel.
Me habló con su voz gruesa e imponente, el ascensor abrió sus puertas, entré a este, no me interesaba hablar con el doctor Sánchez, después de que todo era un caos, no quería que más gente me viera cerca de él.
Cuando él llegó, el ascensor arrancó, alcancé a escuchar cuándo me dijo que debíamos hablar.
Llegué a planta baja, bajé y comencé a caminar muy rápido hacia la salida, tenía el presentimiento de que él doctor había decidido bajar en el otro ascensor, aunque no, no debía hacerlo, él debía desear estar tan lejos de mí como yo de él.
Salí del hospital, afuera estaba la compañía de decoración se encontraba vistiendo la entrada con temática navideña. Sentí frío y me envolví con mis propios brazos, entre toda la conmoción olvidé traer mi abrigo y regresar al hospital era mala idea, pensé que lo mejor sería llamar un taxi.
Entonces caminé a la siguiente esquina y crucé la calle, quizás no me fijé, no sé así fui yo la que tuve la culpa, pero un auto me atropelló, no fue tan duro el golpe, pero con el impacto caí de espalda y me golpeé la cabeza, no supe nada más, mi último recuerdo de ese momento fue cuando vi el rostro del conductor a través del parabrisas, recuerdo claramente la expresión de terror que tenía en su rostro.
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Editado: 31.07.2024