En orden de poder contrarrestar las grandes batallas en nuestro días es importante aferrarse a creer. Algunas personas creen en las energías, el tarot, los horóscopos, los ángeles o tal vez una religión; Todo para mantener la fuerza que se va consumiendo con cada decepción de la vida.
En la vida de estos dos chicos, más allá de poder creer en esas cosas, su esperanza se mantendrá a partir de un sentimiento más efímero, algo intangible a la vista y muy deseable en el corazón.
Sin embargo, en algunas ocasiones esta esperanza e ilusión no saldría a flote en la tempestad de las circunstancias de su vida.
La historia se repetía, otra vez. Las horas de tranquilidad que ambos pasaron les daba una ilusión para seguir con sus días y al llegar a casa todo se hundía nuevamente.
Ambos pretendían estar fuertes ante tales situaciones, en su interior seguramente estaban destruidos, porque la vida destruye.
Seguramente sus propias emociones jugaban con ellos mismos, con su corazón partido.
Seguramente sus ojos se llenaban de lágrimas y su ansiedad empeoraba en ciertos momentos.
El momento de ilusión, no llegó muy lejos. Su plática fue triste, pero la compañía fue cálida, era un abrazo ante toda la tempestad y un rayo de sol entre todas las nubes que los atormentaban.
Después de ese encuentro inesperado, inmediatamente cada quien decidió ir a casa, ese era su lugar seguro, con toda la emoción del mundo ambos llegaron buscando aquella persona, a la que más le tenían confianza, por desgracia, ninguno se encontró con un escenario bonito y mucho menos prometedor.
Daina pensó en llamar a Susan, su mejor amiga y confidente, sin embargo, por obvias situaciones ambas amigas se habían distanciado, por lo que, mejor decidió llegar directamente al cuarto de su padre para contarle.
Al momento de llegar a su casa se encontró con la terrible noticia, su padre nuevamente se encontraba hospitalizado.
Un dolor tan grande le partió el corazón, aquel dolor descrito como un sentimiento de tristeza y desesperanza, acompañado de un dolor en el pecho, ganas de llorar, desesperación, frustración, una sensación que las personas no podrían comprender hasta que lo viven.
Daina salió inmediatamente hacia el hospital, dónde ya se encontraba su familia.
<<Daina
Fue como un segundo que sucedía en cámara lenta, veía a mi familia sentada, con una cara de desesperación, tristeza y enojo, lo intentaban disimular y aún así era muy evidente su presar.
¿Qué podía hacer yo?, ¿qué hago ahora?, ¿cómo puedo solucionarlo?, la desesperación me corrompía y yo debía estar fuerte por papá, por mi familia, pero ¿qué hago?, ¿alguna vez has sentido ese sentimiento de ahogo emocional, donde todas las emociones en tu interior se sienten como un tsunami que no solo te golpea y ahoga, también te consume? Yo si y no una sola vez, miles de veces, pero tú debes seguir fuerte como un roble, porque si te derrumbas, se derrumba la familia entera, tal vez, para muchas personas o para los doctores es un paciente más en el hospital, pero para la familia de ese paciente, es un papá, una mamá, un amigo, amiga, es una persona especial.
Doy lo que puedo por estar fuerte y lo haré, porque sé que él haría lo mismo por mí o inclusive más de lo que yo hago por él.>>
Por otro lado, Jason al llegar a su hogar no encontró más que una situación similar, la imagen de su madre tirada en el piso, mientras sufría un ataque de pánico se quedaba grabada en su mente.
<<Jason
La controlé, hice todo lo que los doctores me han dicho que haga para ayudarla, hicimos las respiraciones, le hablé, la distraje, la abracé, hice todo lo que pude.
Por suerte el ataque pasó y aunque logré estar ahí para ella, aún así nunca me acostumbraré a verla sufrir de tal manera, ni pretendo hacerlo, no puedo pretender que no siento nada al verla sufriendo, simplemente no puedo ignorarlo y seguir como si nada.
Hoy entendí un poco más a Daina, es horrible ver como las personas mas bellas y buenas son las que sufren más en la vida.
Intento e intentaré estar para mí madre, pero eso no me hace menos humano, también siento su miedo y su estrés, yo mismo tengo miedo de no poder ayudarla, así como las otras personas desconfían de mí para cuidarla, así lo hago yo mismo de mi.
¡Tengo miedo !claro!, me preocupo, a veces no tenemos más remedio que afrontar esos miedos, sé que está bien llorar y derrumbarse pero no lo haré, no enfrente de ella, no, porque yo sé que eso no le ayuda, yo sé que al menos al pretender que es fuerte llegará un momento que se lo creerá.
Aquí seguiré sosteniendote hasta que mi último esfuerzo de la última parte de mi cuerpo no me de, entonces buscaré otra forma pero siempre estaré.>>
Ninguno se rindió, ninguno se fue de allí, porque sus padres han sido lo más importante y por ellos ninguno desistirá, sabiendo que la vida destruye también juega a su favor y seguramente estos momentos horribles cambiarán, dónde las alegrías y esperanzas llegan.
Ambos ciertamente deseaban intercambiar el lugar de sus padres, nunca hubieran querido pasar por esos momentos y mucho menos que sus padres sufrieran de esa manera.
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Editado: 08.11.2024