Como cada mañana los gritos de mi madre resonaban por toda la casa. A veces lograba despertar a todo el edificio y los vecinos malhumorados tocaban la puerta para quejarse. Yo corría de un lado a otro para no llegar tarde sabiendo que Lía debía estar hecha una furia frente a mi casa esperando por mí. ¿Por qué no entraba como las personas normales?, la respuesta es sencilla, no soportaba los gritos exagerados de mi madre.
Mientras me hacía un chorongo en el pelo corrí a la cocina y tomé un sorbo de chocolate caliente. Luego atrapé una tostada entre mis dientes y de esa forma salí a toda prisa con la mochila en el hombro y el móvil en la otra mano.
El saludo de mi amiga fue una mirada de desaprobación mientras negaba con la cabeza. Como siempre ella iba perfectamente arreglada con su cabello bien rizado y su uniforme impecable. En cambio yo estaba echa un asco. Ya estaba adaptada a ir arreglando mi aspecto en el camino todo por dormir unos minutos más.
—Un día de estos me voy a ir sin ti. ¿Siempre vas a ser así de impuntual?—Preguntó ella mientras el ascensor se abría y entrábamos en el.
—¡No soy impuntual! —Me intenté defender pero mi voz salió rara por la tostada aún en mi boca, la aparté y trague —En todo caso la apurada siempre eres tú, estás obsesionada con los horarios, ¿lo sabías, no?.
Tlink.
Mi amiga no respondió y apartó la mirada para ver su celular.
—Es el odioso de tú mejor amigo. —Remarcó tú con un dejo de odio y rencor.
—Oye que también es tu mejor amigo.
—Ni de coña ese odioso no... —Lía dejó la frase en el aire y miró hacia las puertas del ascensor que se abrían. Ahí estaba mi odioso vecino.
Antes de entrar nos miró de arriba hacia abajo y su mirada se detuvo en la tostada de mi mano que en ese instante quise que desapareciera. Luego sus ojos subieron a mis labios pero no dijo nada, sólo curvó sus labios hacia arriba ligeramente.
Tras eso nos dio la espalda y se cruzó de brazos. Él era de esos chicos que en cualquier momento del día se ven radiantes y hasta el uniforme le quedaba bien cosa que me incomodaba e irritaba un poco.
Lía y yo intercambiamos una mirada cómplice. Con ella siempre tuve esa complicidad que con sólo intercambiar miradas ya sabíamos lo que queríamos decir.
El celular de Lía comenzó a sonar y supuse que era Ethan de nuevo por su rostro de desagrado. Esta ves contestó y sin dejarlo hablar espetó :
—¡Ya vamos pesado!
La miré con una sonriza y ella me dio una mirada pícara. De inmediato supe que algo tramaba. Negué con el rostro pero pareció no importarle. Cuando el ascensor se abrió me empujó con un brazo hacia Alex y estuve a punto de caer al suelo pero el me sostuvo con fuerza.
Roja como un tomate me solté de su agarre.
—Disculpa, fue que... —Intenté hablar pero me interrumpió con su voz cortante.
—Descuida ya se que eres muy torpe a veces.
Generalmente a ese tipo de cosas reacciono diferente con una respuesta hiriente o bien formulada pero con él sólo me quedé perpleja. Reaccioné cuando salió del edificio y Lía me arrastró antes de que el ascensor se cerrara de nuevo.
Recostado de su auto nos esperaba Ethan con una sonriza. Mi amigo era un chico delgado, de cabello súper lacio, tanto que a veces se le metía en los ojos cuando hacía aire fuerte. Sus ojos color café buscaron los míos y empezó a hablar.
—Misse por qué...
—Calla y entra al puto auto. —le grité enfadada y no reclamó. Los tres entramos rápido, Lía y yo a la parte de atrás y él al frente.
—¿Me pueden decir qué les pasa hoy? —Ethan nos miró esperando una respuesta por el espejo retrovisor con el ceño fruncido.
—El chico del segundo B, eso pasa. —Lía contestó por mí.
—¿Y ese quién es?.
—Es mi vecino de abajo. Es un idiota arrogante e insoportable...
—Veo romance en el ambiente, ahí hay algo —Dijo Ethan mientras volteaba en una curva.
—¡No hay nada! —Grité en mi defensa.
Por algunos minutos nadie dijo nada y todo se resumió a pequeñas miradas entre mis dos amigos. Sabía lo que querían hacer, los conocía demasiado como para no entender su juego.
Me crucé de brazos y desvíe la mirada esperando a que alguno rompiera el silencio y regresara al tema.
—¿Es apuesto?, —fue nuestro amigo el que revivió la conversación. De inmediato le di una mirada asesina a Lía.
—¿Has visto un puto modelo norteamericano?
Ethan la miró y sonrió —¿Tanto así?.
—Lía exagera como siempre. —Puse los ojos en blanco.
—No exagero, es más, mira. —Buscó algo en su celular y se lo mostró a Ethan.
—Dios si que es apuesto.. O sea digo que no.. No es feo, ustedes me entienden. —El chico se sonrojó y desvío la mirada. —En fin que esto me huele a puro cliché de los dos vecinos que terminan en la cama.
—Odio cuando se ponen así de pesados. Lo único que siento por ese idiota es odio por ser tan creído.
Ya habíamos llegado así que me salí del auto lanzando la puerta.
El día trascurrió como cualquier otro. La hora del almuerzo fue un fastidio pues Ethan, Lía y todos en general hablaban de mi ridículamente apuesto vecino. Ya me estaban cansando así que para evitar sus insinuaciones sobre que terminaría babeando por él me puse los audífonos y estuve todo el día con ellos puestos. En la tarde salí antes que mis amigos del auto y no hablé nada con Lía pues esta última fue a por un helado con Ethan. Tanto que se odiaban y no podían vivir el uno sin el otro. Yo sabía que en realidad iban a cotillear sobre el famoso tema de Alex. A mi la verdad que no me apetecía tomar un helado y menos de chocolate. Sólo de imaginarlo venía a mi mente Alex y el incidente del día anterior.
Al llegar a mi casa me adentré en mi cuarto y me senté frente a la laptop para revisar mis redes sociales.
Por unos minutos estuve tratando de no pensar en Alex pero la curiosidad me ganó así que decidí buscar su nombre en google. Por varios minutos estuve buscando, habían varios con sus mismos apellidos pero ninguno era él. No tenía facebook, ni instagram, nada, para el mundo aquel chico no existía o al menos no para el mundo virtual. Algo andaba mal con él ¿Quién en pleno siglo veintiuno no tiene redes sociales?
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Editado: 15.04.2022