El Diario de Emily Walker

8. Cámara lenta.

"Llegamos. Aunque no sé a dónde pero llegamos." les dijo. Y la pareja abrieron los ojos como si la luz les quemara. "Son las nueve y media pasada. Así que tenemos tiempo. Supongo."

"¿Por dónde empezamos?" 

"Alberto me dió apenas la zona donde se encontraría tal vez Emily, no estoy seguro y la dirección apenas, un día convenció. A ella a darle pero, al parecer, no quise darle por completo." contó Tyler.

Bajaron del auto. Había cerca una estación de autobús, y se encontraron un local de artesanía. Entraron haciendo sonar la campana de que alguien había llegado. Una señora rubia estaba detrás del mostrador leyendo.

"Disculpa." Ella levantó la vista a través de sus gafas. "Quería hacerles unas preguntas."

"¿Son policías?"

"No, señora." dijo Agustín. "Somos de Bariloche. Venimos a buscar a alguien que se mudó hace dos años."

"¿Sabe algo de unas casas en ventas hace dos años por esta zona?"

Ella lo pensó bien.

"Algo así." asintió dejando la revista junto a ella. "Se dieron unas casas. Pero no estaban a la venta. Las dio el gobierno. Son unas casas medias iguales. Pero no sé dónde quedan. Solo lo escuché."

"¿Sabes de alguien que sepa más de éste tema?"

La señora los indicó hacia un lugar dónde eran los encargados de las viviendas de esa misma ciudad, y fueron hasta allí para encontrarse con un hombre, flaco, alto y moreno.

"¿Sí?" atendió un hombre detrás de una ventanilla.

"Disculpe, quería hacerle unas preguntas." Parecía de fíar. "Es algo muy importante."

"Sí, siéntense los tres. ¿Qué pasó?" Abrió la pequeña muerta que los esperaba para acercarse a ellos.

"Nosotros no somos de acá." habló Victoria. "Somos de Bariloche. Una amiga nuestro vino a vivir acá hace dos años. Su nombre es Emily Walker."

"Una señora nos comentó que hace dos años dieron unas viviendas, ¿puede ser?" preguntó Tyler, esperando una respuesta afirmativa. 

"Sí, eso es verdad." asintió. "Nosotros tenemos registro de todos los que se inscribieron para las casas y las ganaron pero es algo... confidencial. ¿Se entiende? Estamos hablando de los datos de una persona."

"¿Sabés lo que pasa?" se metió Agustín. "Que es algo de vida o muerte. Esta chica Emily que vino a vivir acá, ¿te acordás del crimen de Bariloche que mataron a Tomás cerca del Lago Nahuel Huapí y salió por toda la Argentina?" el hombre asintió confundido. "Bueno, es la nieta del chabón que lo mató. La piba está pasando por muchas cosas horribles. Al borde del suicidio para dejarlo más en claro. Hace dos años está desaparecida, y un conocido, y la misma Emily, dice que está acá. En esta ciudad. ¿Podrías ser una buena persona y ayudarnos?"

El hombre suspiró y pensó unos segundos.

"Bueno está bien." asintió. "Veo qué puedo hacer. Pero tendrán que ir acompañados." Ellos asintieron.

Después de unos quince minutos. El hombre, que su nombre era Sebastián; traía una carpeta con algunos datos.

"Su nombre es Emily Walker, cuando hizo el registro tenía veintitres años. Actualmente tendría veinticinco, obviamente, y es ella." Mostró la foto. Estaba muchísimo más grande. Eso era impresionante. "¿Ya intentaron llamarla?"

"Sí." dijo Tyler. "Pero no responde. Y si responde, no habla. Es algo escalofriante."

"Okey." dijo. "Tenemos la dirección. Afortunadamente, no está lejos. Podemos ir. Acompañenme." 

Y se encaminaron hasta allí.

Luego de otros diez minutos, llegaron a una casa. Amarilla, un poco descuidada pero era linda. Parecia que no vivía nadie allí dentro. Tyler estaba muy nervioso. Vaya a saber qué había allí dentro.

"No creo que esté muerta." dijo Sebastián. "Perdón por sonar así, pero tiene que pagar un par de cosas. La luz, el gas, y demás. Nos hubiéramos dado cuenta, ¿no?"

"No creo." dijo Agustín, y se acercó hasta la puerta para tocar. "¡¿Hola?! ¿Está alguien por ahí?"

Tyler empezó a ver por la ventana. Había un sofá marrón, y muchos papeles tirados. "¿Emily? ¿Estás aquí? Vinimos a ayudarte. Por favor, responde." Pero nada. No había nadie.

Tiene que estar aquí.

Debe estar aquí.

Tyler tenía una gran opresión en el pecho. Tenía malos presentimientos. Estaba asustado. De verdad no quería que le pase nada. No lo merecía. Ella era una buena persona. No merecía nada de lo que estaba pasando literalmente. Nada. 

"Hay que entrar." dijo el castaño. "Tengo un mal presentimiento. Y no quiero pensar que le pasó algo." 

Todos miraron a Sebastián. "Bueno, unos minutos solamente. Y rápido." Tomó una copia de la llave. Obviamente tenía una copia de esa casa, el cual era la casa 22.

Sebastián colocó la llave, y entró a la casa. 

"Ustedes abajo, y nosotros arriba." dijo Tyler, empezando a subir las escaleras. La pareja asintió. 

El castaño llegó a los pasillos. Y no había nada. Ni una foto. Nada, parecía que no vivía nadie allí realmente. Entraron a la habitación. Había cosas, muchas cosas tiradas en el suelo.

"La casa es un poco grande. Vamos a dividinos. Voy hacia el baño y la otra pieza. Las casas éstas tienen un ático. Anda a fijarte ahí. Gritá si encontrás algo." dijo Sebastián.

Tyler saltó para tomar el hilo del ático. Y empezó a subir las escaleras. No sabía si agradecer por haber subido, u ojalá nunca haberlo hecho porque lo que encontró fue lo que más le destrozó el corazón después de haber perdido a su padre en un accidente. 

Luego, pasó todo en cámara lenta...



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En el texto hay: dolor, misterio amor, suspenso amor

Editado: 25.01.2024

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