Me levante y la cabeza me daba vueltas. No había podido dormir mucho o eso parecía. Descansar, no había descansado. Todo parecía una pesadilla, o un chiste malo. Bostezando fui al baño y cual fue mi sorpresa que me di con la pared. ¿Dónde narices estoy? Me restregué los ojos y pude ver que no era mi casa. Ahora recuerdo, me quede a dormir en casa del abuelo ayer. Todos se fueron y mi abuelo me dijo que esta era mi casa ahora. Necesito un café, una tostada de pan de centeno con aceite de oliva, tomate y sal. Pero antes necesito asearme y ponerme algo mejor que un pijama.
Una vez que termine en el baño y me vestí con algo de ropa que había encontrado en mi dormitorio, baje para desayunar. Mi abuelo ya estaba sentado delante de la chimenea, con su mayordomo al lado y una chica que no conocía, nunca la había visto, rasgos árabes, morena, de pelo ensortijado recogido en una cola de caballo. Alta, delgada, fibrosa, se le veía como muy atlética, instintivamente me mire y dije, puf quien pudiera estar así. Entre en el salón, di los buenos días, todos los presentes se quedaron mirando.
- Hija pasa, te voy a presentar. A él ya lo conoces, ella es su hija. Hará las mismas funciones que su padre hizo conmigo. Es apenas dos años mayor que tú, pero te enseñara todo lo que necesitas saber para empezar tu nueva vida. -
La chica, muy simpática, se vino hacia mí, me rodeo con sus brazos y nos dimos dos besos. En mi país es un saludo coloquial, quizás en otros países no, creo que en algunos no esta permitido tocarse con gente desconocida o incluso que solo se dan un beso, siendo lo mas correcto darse un apretón de manos o una reverencia.
- Hola, ¿ibas a desayunar? Yo aun no lo he hecho y tengo un hambre. ¿Te importa que desayunemos juntas? –
Hubo un filin entre nosotras casi al instante como si algo nos uniese más allá de lo normal. Esto que siento será efectos secundarios de la runa esta que me tatuaron ayer. Bueno no me tatuaron se unió ¿mágicamente?
Fuimos a la cocina y ella se tomo un té negro con limón y azúcar de caña. Yo necesitaba mi café y mi tostada. Era más que hambre necesidad.
- Veo que necesitas ponerte en forma. –
El buche de café se me atragantó, y la mire como si la quisiera asesinar con mis propias manos.
- Calma, calma. No te estoy diciendo gorda, pero para el trabajo que vas a hacer relevando a tu abuelo o estas en forma o lo pasaras muy mal. –
Todo el filin que parecía que teníamos se me vino abajo. Hija puta, me ha dicho gorda, me martilleaba en la cabeza.
Terminamos de desayunar y nos fuimos al salón donde estaba mi abuelo y su padre.
- ¿Qué te parece? –
Fui a contestar yo, pero ella se me adelantó. La pregunta no iba dirigida a mi sino a ella. ¿Qué le parece qué?
- Es irascible, con una fuerte personalidad, buenos hábitos de alimentación, tiene que ponerse en forma y darse cuenta que esto no es un juego. ¡Ah!, y tiene que confiar en mí, debe de saber que no siempre le diré lo que le gusta oír, pero si será lo que necesita oír. –
Me quede estupefacta, como narices me había descrito tan bien en solo un desayuno. Se podía haber ahorrado algunas cosas, pero no estaba en desacuerdo con ella, solo que no me gustaba reconocerlo. Me había mirado el alma y yo creía que era un simple desayuno.
Bajé la cabeza, y solo pude decir que era como era y que no podía cambiar.
- Jajajajaja, ¿Qué eres como eres y no puedes cambiar? Hija, ya te darás cuenta todo lo que te falta por aprender de la vida, aún no has dado los primeros pasos y te darás cuenta que todo es relativo, si necesitas cambiar lo harás sin lugar a dudas. –
Levanté la cabeza y lo mire, no podía creerlo, los tres tenían una mueca complacida en la cara e incluso me atrevería a decir que una sonrisa. Parecía que todo iba por donde ellos tenían previsto. Pero ¿Quién contó conmigo para trazar mi futuro?
- Bueno, ella será tu guía, tu profesora, tu amiga y lo más importante tu guardaespaldas. Ella será todo para ti en esta vida que empieza hoy. No quiero decir que seáis un matrimonio, pero tendréis que vivir juntas, comer juntas, estudiar juntas, entrenar juntas y dormir juntas. No seréis matrimonio, pero casi. –
Creo que me ruborice, intente levantar la cabeza, y de reojillo la vi a ella también con la cabeza baja, parecía sonrojada también, pero me pareció atisbar una leve sonrisa en su cara.
- No os pongáis así. Cuando os vean tanto tiempo juntas os dirán cosas peores, así que ir entrenando el oído selectivo. El plan de estudios será el siguiente, iréis a la misma universidad y estudiareis la misma carrera, así que tendréis que poneros de acuerdo para que ninguna este mal en esa carrera. Por la tarde tendréis entrenamiento de artes marciales y de varios idiomas, al principio con él, señalando al mayordomo, después se encargará ella de tu tutela. – Levante la cabeza estaba señalando a mi “sombra”. – Recuerda que ella lleva desde su más tierna infancia preparándose para este día, tu no, así que hazle caso. Siempre estaré aquí para ti, hija mía, pero llegará un día que yo falte y ella será en la única persona en la que puedas confiar. –
Nos miramos y conversamos. Nos fuimos a la habitación que nos había preparado mi abuelo con nuestra ropa y ropa que nos había comprado él. Parecía que todo lo tenia preparado desde hacia mucho y eso me daba escalofríos.
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Editado: 13.07.2022