El juego del amor

Capítulo final

Después de éste capítulo final, publicaré también un epilogo y esta historia ya llegará a su fin xxx

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Un mes después...

Una vez más escuchar a alguien que me llame, oye chica, voy a flipar. Oye chica, tráeme agua, oye chica, dónde está mi café... Si no lo necesitara tanto, no habría acabado trabajando en la cafetería cercana a mi casa, pero temporalmente era el único trabajo que podía hacer hasta que encontrara algo decente. No es que este trabajo no sea decente... no, al contrario, lo hice con mucho gusto antes de venir a esta ciudad. No tienen dignidad los tipos que creen que pueden ponerme las manos encima. Respira profundo. Esto pasará, al igual que otras malas situaciones por las que he pasado. Al menos aquí me pagan todos los días y mi jefe es un hombre dulce que ha dejado claro a los clientes que si se meten conmigo, tendrán que vérselas con él. Me da una sensación de seguridad, pero ya nada me hace feliz.

Ha pasado un mes desde la última vez que vi a Manuel. César me dijo que las cosas en el plató ya no eran agradables y que había una severidad terrible. Me dijo que Agatha no dejó el juego después de todo y que Manuel está bien. Está sonriendo, dice, parece tranquilo. Me alegro por él, tal vez mi presencia allí le perjudicaba. Le echo mucho de menos, pero no puedo hacer nada al respecto. Lo que hago es evitar encender la televisión para no caer en la tentación de ver un episodio, aunque la conversación de todo el mundo, incluso en la cafetería, sea Manuel y sus mujeres.

Se acerca el día de la transmisión en directo de su selección. Pienso que termina su drama, en parte, pero comienza otro que durará un año. Aunque viviéramos juntos, ¿cuánto tiempo nos esconderíamos? Aunque tuviéramos a Agatha como aliada, las cosas seguirían siendo difíciles. Manuel hizo bien en romper conmigo en primer lugar, pero echo de menos su amor. Sobre todo, por la noche, cuando no puedo dormir porque estaba acostumbrada a acurrucarme en sus brazos. No tiene sentido lo que me estoy haciendo. Despejo una mesa que acaba de vaciarse y sonrío al joven que ha venido a sustituirme. Marcos es un estudiante de periodismo de mi pueblo y lo conozco desde que era un niño. Pasamos muchas horas hablando sin parar y su presencia en mi vida ha desempeñado un papel fundamental para que poco a poco vuelva a encontrarme a mí misma.

― ¿Estás libre mañana? ― pregunto en cuanto me quito el delantal.

― Sí, finalmente, quiero quedarme en casa todo el día comiendo helado y patatas fritas.

― Me pasaré por allí después del trabajo y te traeré provisiones ―, se rió.

― Mi héroe ―, comenté y le di un beso en la mejilla. ― Llámame antes de venir para que me dé un baño.

― Qué asco ―, se rió a carcajadas y le soplé un beso al salir.

César me mira confundido cuando llego a nuestro apartamento. Está descansando porque al día siguiente estará trabajando todo el día después de que el vivo salga del piso de soltero. Y su propia vida personal se está yendo al infierno, ya que él y Esther tuvieron una discusión por la forma en que él manejó mi situación y finalmente, rompieron porque mi mejor amigo siempre estuvo a mi lado. Le dije que se equivocaba al hacer eso porque Esther estaba haciendo su trabajo, pero su respuesta fue que veía otra cara de ella que no le gustaba. No insistí, de todos modos, César siempre fue más inteligente que yo en estos asuntos.

― ¿Cómo estás? ― preguntó, besando mi sien.

― Pésimo". ¿Y tú?

― Mejor de lo que esperaba ―, admite. ― Necesito que me hagas un favor mañana.

― Si puedo... odiaría interrumpir mi fiesta de autocompasión.

Se ríe de mi sarcasmo y se vuelve hacia mí. ― Ven al directo esta noche ―, me ruega.

― Sabes que no se me permite acercarme en el lugar a menos de diez metros.

― El jefe dijo que está bien que vengas.

― ¿Hablaste con él?

― Sí, dice que ahora el juego ha terminado, así que si quieres puedes venir a la final.

― ¿Por qué iba a hacer eso? ― pregunto con tristeza. ― No será fácil para mí que vuelva a elegir a otra.

― Lo sé ―, suspira. ― Piénsalo y ven. Te necesito cerca.

Le miro, desconcertada. ― Por qué, ¿qué pasó?

Baja la cabeza y sonríe con cierta nostalgia. ― Últimamente siento algo por Agatha ―, admite, sorprendiéndome. ― Ahora te entiendo completamente.

Suspiro con fuerza y le abrazo. ― No lo sabías, porque nunca preguntaste ― le digo con tristeza. ― Intentaré ir, pero no prometo nada.

Me paso toda la noche pensando en ello, haciendo hipótesis sobre un inminente encuentro con Manuel, sobre cómo me sentiré si veo que elige a otra persona en lugar de a mí, y me duele el estómago. No, no es que haya comido como si no hubiera un mañana, se trata de mi tristeza. César se va temprano por la mañana y yo me paso todo el día paseando de un lado a otro de la casa como un animal salvaje. El programa empezará a emitirse en directo a las ocho y sobre las nueve se hará la selección, según lo que me ha dicho mi amigo. Son las siete y todavía estoy en casa. Marcos ha venido a buscarme hace una hora y me observa caminar nerviosa sin hablar hasta que finalmente no puede soportarlo y suspira con fuerza.

― Vístete, quítate ese estúpido pijama y vamos a dar una vuelta ―, me ruega.

― No tengo ganas...

"Las tendrás, vístete, ¡ahora!

Tal vez tenga razón. Me pongo mis vaqueros y mi camiseta favorita, me pongo las zapatillas y me recojo el pelo porque aún no me lo he lavado. Vale, no soy un desastre. Me doy un pequeño baño, para sentirme mejor, y voy a buscarlo al salón. Está hablando por el móvil con alguien, pero cuelga casi en cuanto me ve.

― Por fin vuelves a parecer humana ―, se burla y me entrega mi bolsa. ― ¿Salimos a cenar? Estaba pensando que podríamos ir a comer costillas.

― No diré que no a la buena comida.

Conduce en silencio durante un buen rato mientras yo me concentro en las canciones que suenan en la radio y no en el lugar al que vamos. El sol empieza a ponerse definitivamente y me gusta mucho este tiempo entre la luz y la oscuridad. Creo que es mi momento favorito del día. Suelto el aliento lentamente, un poco más relajada por estar fuera de casa y no tener que preocuparme de nada más que de encontrar una mesa donde comer. Pero Marcos, tiene una opinión diferente, y pronto detiene el coche fuera de un lugar que conozco muy bien.



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En el texto hay: misterio, romance, aventura

Editado: 17.07.2022

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