En otro verano

—Capítulo 9. Recordé amarte —

 

 

La última noche de diciembre fue una promesa lo que lo motivo a seguir sin ella, intentar avanzar era la idea, olvidar si tenía suerte.

Y aunque fue difícil retirar los errores o regresar al pasado, creyó haberlo superado.

Dos años después consiguió avanzar hasta tal punto de volverse a comprometer, quizá ese no era el objetivo, pero había sucedido y eso es lo que le importaba, hasta esa noche.

Camino los pasos suficientes para poder oír las voces de quienes hablaban tranquilamente en la sala. Aunque no se entendía llego un punto en que percibió tres palabras lo suficientemente altas como darse una idea de lo que le esperaba, aun cuando no se convencía de que fuera posible.

—… estoy bien, solo fue un ataque de pánico nada grave Ben.

Escuchar su voz lo desarmo por un instante ¿Era ella? ¿Realmente podía ser ella? ¿La chica que no era más que una conocida ahora?

Contuvo el aliento hasta que la vio parada en medio de los demás, sonriendo. No pensó en nada más y por un segundo creyó haber regresado en el tiempo.

Tuvo que pellizcarse la mano para darse cuenta de que no podía quedarse parado mirándola fijamente toda la noche. Y fue Bailey quien lo zarandeo un poco del brazo para que reaccionara.

Saludo a los padres de su prometida, le dio un apretón a Benjamin con la mano y cuando se detuvo en ella, no quiso desviar la mirada ni un segundo.

No sabía que decirle ni como hablarle, porque en ese momento sintió vergüenza de sí mismo. Recordaba todas las llamadas perdidas sin devolver, mensajes que elimino y el tiempo que la evito, ahora ella estaba ahí, diciéndole “extraño” como siempre lo había hecho.

Tuvo que regresarle la calidez pese a que tenía ganas de llevarla a algún lado y pedirle disculpas por lo patán que había sido desde que lo fastidio todo.

—Es bueno volver a verte Gillian —quería darle un abrazo tan solo para comprobar si se sentía tan cálido como recordaba.

Realmente quería hacerlo, sentir su suave piel por segundos, verla a los ojos cafés oscuros como los recordaba, pero no pudo, ni quiso transmitirle añoranza, ¿Cómo podía? Debía ser idiota para ser tan cruel y transmitirle recuerdos que dolían —al menos para él—.

Reprimió todo impulso cuando desvió ligeramente la vista y vio a Bailey mirarlo incrédula, solo entonces se dijo que no podía hacer eso, que no tenía derecho.

 

Ya no había historias antes de Bailey, eso le dijo ella cuando se hicieron novios, sin embargo, nunca pudo evitarlo del todo, Gillian siempre era parte de sí y tratar de borrarla como un mal recuerdo era inútil y cruel.

Y si antes le costaba eliminar el fantasma de Gillian en su vida, ahora se daba cuenta de que las cosas serían más difíciles.

Por otro lado, no comprendió la razón por la que ella estuviera aquí, fue hasta después de un tiempo que recordó a Nell —mejor amiga de su novia— así que imagino que ella había invitado a toda la familia Hofer, como era precisamente la idea.

Después de saludarse ella le dio la espalda y fue con Ben quien le paso los brazos por encima del hombro y la apretujo hacia él, para darle un beso en la frente y sonreír al resto de la familia.

Ese gesto le hizo preguntarse si ahora Benjamin era su novio.

¿Era serio lo que tenían? Se sintió apenado por asumir que ambos eran pareja, quizá solo eran amigos, aunque aún no entendía por qué, ¿Cuándo había surgido algo entre ellos? O mejor aún ¿Qué los había hecho conocerse?

Se arrepintió de haber ignorado todo lo que su mamá le decía para ponerlo al tanto de Gillian, pues ahora no sabía nada de ella y eso le hizo sentir absurdo.

—Cariño, creo que olvide mencionarte —le susurro Bailey al oído—: que Gillian es la novia de Ben.

Kellen incómodo, se acomodó nuevamente en el sillón que compartían ambos, mientas los demás ya tomaban asiento.

Gillian y Ben se habían sentado en el sillón individual, dejando en claro que no participarían mucho en la conversación.

—¿Lo sabías? —alterno la vista entre la pareja y su novia—, que estaría aquí, quiero decir.

Bailey suspiro y también miro a la pareja sin mucho interés.

—Me enteré esta tarde, que están juntos y hace media hora que supe que también estaría en la cena. De saberlo, sabes que yo no…

—No te preocupes Bai —tomo su mano y le sonrió— no podemos evitarlo.

Bailey le regreso la sonrisa y le apretó aún más la mano.

—¿Estás listo? ¿Para hacerlo realidad?

Le dio un trago a su vaso y negó.

—Jamás.

Soltó una carcajada y le dio un beso en la mejilla ante de girarse hacia su madre para hablar.

—Y bien mamá ¿Algo nuevo que contarme?

Y así continuo por un tiempo, cada uno en una conversación diferente. Con miradas que se alternaban cada cuanto tiempo.

Gillian intentaba no mirarlo demasiado, de hecho, solo lo hacía cuando era necesario. Por otra parte, a Kellen le costaba un poco más girar la cabeza cada vez que se pasaba de tiempo observándola detenidamente, puesto que relacionaba todos sus movimientos con el pasado.




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