En otro verano

—Capítulo 10. Ocultar no es mentir —

 

 

Estaban desayunando cuando a Nell le llegó un mensaje, Gillian solo tuvo que verla para saber quién era, ambas estaban locas por la boda, querían planearlo todo, aunque aún faltase casi año y medio para eso —casi un mes y medio había pasado desde la cena con los Decker—, y por lo que había escuchado planeaban hacer una pequeña cena de compromiso en unos días, con la única idea juntar a las familias y amigos.

Ella sintió que se fastidiaba cada vez que las escuchaba y no quería admitir la razón, aparte de que Bailey no fuera de su agrado, existía una mayor y es que el prometido le causaba náuseas.

Todos miraron a Nell esperando una explicación y ella no dudo en compartirla, estaba emocionada, alterada quizá, la boda de su mejor amiga era importante, planearlo la alucinaba, una nunca planea bodas todo el tiempo y agradecía la idea de no contratar a una señora para planearlo, porque de ese modo ambas podrían planearlo como cuando era pequeñas, juntas como siempre quisieron.

—Bailey ya decidió una fecha para la fiesta de compromiso y será este fin de semana, tenemos que ir a comprar, por eso es, que me ha escrito.

—Pero es el cumpleaños de tu papá.

Nell se sintió culpable lo había olvidado por un momento, las cosas ya estaban preparadas para la fiesta de cumpleaños.

—Pero su fiesta es el sábado y la de papá el domingo. Además, ustedes ya ofrecieron la casa —Su esposo miro extrañado a su mujer, ¿Cuándo se lo había pedido eso Nell? No lo recordaba— bueno mamá la ofreció… como sea no pueden decir que no.

—Eso era antes de saber la fecha Nell.

—Veras que todo quedará limpio para el siguiente día mamá. No afectará en nada, bueno solo el hecho de que habrá más personas… te juro que no será problema.

Dijo suplicante, desconocía la razón por la que Bailey le pidió utilizar la casa de sus padres, sabiendo que ella vivía un poco lejos de la ciudad, pero si su amiga lo quería qué podía hacer para negarle ese favor.

—Que va, no creo que importe si se juntan los dos eventos, las cosas ya están listas, sería dos celebraciones en un fin de semana…

El padre y Gillian miraron asombrados a la señora que —aparentemente decidía todo—: sonreía como si fuera la mejor idea del mundo, no pudieron aceptar lo que había dicho, sin embargo, el futuro cumpleañero tenía la última palabra y no se atrevió a decir que no.

—No creo que haya problema, después de todo ya e celebrado 48 veces mi cumpleaños…

Ambas mujeres sonrieron, omitiendo la ironía del padre, Gillian se limitó a comer cada vez más irritada.

—¡Que bueno! Ya podremos conocer al misterioso prometido ¿No? Me imagino que vendrá antes para elegir y todas esas cosas.

La sonrisa de Nell decayó un poco.

—Que va, su novio ha salido de la ciudad aún tienen cosas que arreglar —emocionada volvió a hablar—, pero sí que es un hecho que ya lo vamos a conocer, a excepción de Gill ella ya lo vio.

Los padres miraron a la única que no mostraba interés alguno por la conversación. Su madre fue la que hablo primero, ilusionada por saber un poco.

—Vamos Gill ¿Cómo era? ¿Esta guapo? ¿Hacen bonita pareja? Supongo que si, por algo se va a casar.

Levantó la mirada de su plato, de repente ya no sabía que decir, si la verdad o una mentira: como que jamás lo vio.

—La verdad es que no me fijé tanto, estaba ocupada.

—¿Ocupada en qué? ¿En Ben? Vamos Gill sé que lo viste, mínimo responde si lo conocemos o no.

—No le he visto en mi vida y no le puse atención Nell. Y ya no me preguntes que me irritas.

Nell puso los ojos en blanco y a medida que pincho un trozo de fruta hablo con desdén:

—Si lo hubiera sabido yo, ya tendríamos hasta la bibliografía del chico, gracias por nada Gillian. 

—Entonces… ¿No conoces a su prometido?

Interfirió su madre, antes de que su hija menor decidiera explotar.

—¿Y tú por qué crees que estoy tan molesta? ¡No sé nada! Pero bueno ya tendré tiempo para juzgar la, la veré en unas horas y ya me va a escuchar. Esas cosas no solo se dicen sabes, se predicen… ¡Y no lo sabía!

Sacudió un poco a su hermana hasta que está se soltó un tanto enojada. Sus padres solo cerraron los ojos esperando lo inevitable.

—Es ofensivo —su hermana la miro confundida—, no tiene nada de malo que lo supiera antes que tú e incluso que conociese al afortunado, ¡tu tan egocéntrica! Supéralo quieres.

Nell prefirió no caer en su juego.

—Ah, ¿Estás bien? Pareces enojada, creo que no debí despertarte, mejor duerme o mejor sal, en fin, te estás volviendo paranoica.

—Ojalá entendieras Nell, que no todo es así de fácil.

Y sin pensarlo un poco más, tomo su plato una vez que esté estuvo vacío, para ir a dejarlo a la cocina, luego le dijo a su padre que volvería antes de las once para trabajar en lo que sea que necesitará. Nadie le dijo nada, ni comentaron al respecto, puesto que cuando Gillian se irritaba era mejor dejarla.




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