Eres Mi Sueño©

CAPÍTULO 2

Cuando llego a mi destino. Después de aproximadamente diez horas de vuelo, y saliendo del aeropuerto, me detengo abruptamente quedándome con la boca abierta al observar todo a mi alrededor. Creo que parezco una loca por la forma en que mi cabeza se mueve de un lado a otro, pero Dios, todo es mucho más hermoso que en fotografías.

Las calles adornadas con su característica humedad. Los grandísimos rascacielos que pueden observarse en la ciudad aún estando a tanta distancia. La gente transitando de aquí para allá. Y considerando que son aproximadamente como las 6 de la tarde, unas que otras magníficas luces comienzan a encenderse haciendo todo mucho más espléndido y emocionante. Pero creo que aún es demasiado temprano como para que la magia se muestre todavía, y de verdad espero el momento en que pueda tener la dicha para mirar eso ocurrir, y cuando suceda seré la mujer más feliz.

Miro un poco más a mi alrededor, esta vez es solo para buscar un taxi disponible que pueda llevarme. Juzgando por la cantidad de gente que hay alrededor temo que será un poco difícil de conseguir uno. Jamás imaginé que hubiera tantas personas visitando este lugar, pero ahora viendo su belleza, es indudable que las haya.

Después de unos diez minutos en espera, logro mirar un taxi desocupado, por lo que tomando mis dos maletas y con mi guitarra cruzada por mi pecho me encaminó hacia él. Cuando estoy a punto de llegar, choco con algo verdaderamente duro ocasionando que caiga al suelo con mi trasero por delante.

¡Pero que idiota! ¿Acaso no mira por dónde camina? ¿De qué le sirven esos ojos si no los utiliza?

—Cuanto lo siento, de verdad, no me fijé por dónde iba. — Cuando levanto la mirada, voy recorriendo poco a poco a la persona que está enfrente de mí y lo que veo causa apreciación a mi vista. Jesús, sí se nota que el chico está buenísimo. Pero cuando llego a su cara me encuentro con unos hermosos ojos azules, totalmente azules. ¡Oh por Dios! Son los ojos más hermosos que he visto nunca. Y claro, la tonta de mí los acaba de insultar. —Déjame ayudarte, lindura— dice extendiendo una mano para ayudar a levantarme del suelo, donde de seguro estoy toda desparramada. No sería de extrañar por tremendo golpe que me acaba de dar.

Esperen, esperen, esperen, ¿acaso me llamó lindura?

Pero, ¿éste quién se creé que es? ¿Solo porque el tipo está para comerse cree que puede llamarme LINDURA?

«Sí, bueno. Los chicos lindos, normalmente, saben que son lindos y usan eso en nuestra contra.»

Desgraciado.

—Gracias, pero puedo levantarme sola— ignoro su mano y me levanto por mí misma, comprobando que no le pasó nada a mi querida guitarra. Si le hubiera pasado algo, juro por Dios, que este hombre, aun por más guapo que esté, no sale vivo.

«Idiota, él amablemente extendió su mano para ayudarte y tú lo rechazas.»

¿Después de cómo me llamó? No gracias.

«Y mira que eres cabezota. Desaprovechaste la oportunidad de tocarlo, o al menos su mano.»

Pffff. Solo porque sea lindo no quiere decir que voy a caer rendida a sus pies. Y ya cállate de una vez, que parezco loca hablando conmigo misma.

—Lo siento de verdad. ¿Estás bien, preciosa? —Me mira detenidamente, como escaneándome. Va recorriendo mi cuerpo poco a poco, mis botas negras, mi pantalón de igual manera negro, mi chaqueta de mezclilla azul y se detiene un poco más en mi rostro. Y veo que sus ojos adquieren un poco de brillo y se le forman unas arruguitas en la esquina de estos, demostrándome que le causa gracia al ver que mis mejillas se tornan rosas al notar su calculadora mirada sobre mi cuerpo. Pero al momento de que sus ojos se encuentran con los míos, su rostro se torna totalmente serio, deteniéndose totalmente en ellos, como si estuviera fascinado, lo cual no entiendo ya que mis ojos no son tan extraordinarios como los suyos, los míos son de un verde aburrido, combinados con amarillo atigrado.

Sí, sí, amigo, soy un gato. Grrrr.

Pero después caigo en la cuenta de que aún sigo sin reaccionar, por lo que me recompongo un poco y trato de recordar lo que me había dicho anteriormente.

Vamos Elizabeth recuerda, recuerda, recuerda. No puedes quedar como una tonta dejando que este chico se dé cuenta que tuvo efecto sobre ti. ¡Reacciona de una vez! Te hizo una pregunta. ¡Contesta!

Aclaro mi garganta para poder hablar normalmente sin que se note que me afectó un poco su atención.

—Estoy bien, gracias. Ahora si me disculpas —paso por su lado rozando su brazo con el mío, y al momento de que nos tocamos siento una corriente recorrer mi cuerpo por completo. Como si se diera cuenta de que esta no será la primera ni la última vez que lo vea.



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En el texto hay: pasado, amorymusica, londres

Editado: 27.07.2018

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