Eres Mi Sueño©

CAPÍTULO 6

Alice y yo nos dirigimos a las gradas y nos sentamos en las del medio.

Al principio estoy un poco confundida. No hay nadie en este lugar, lo que es nadie. Somos las únicas, parecemos almas solitarias.

¿Veremos un partido de fútbol?

Creo que eso es casi imposible, tomando en cuenta que solo es el primer día de clases, bueno, al menos para mí lo es.

Después de un tiempo alguna que otra persona va llegando. Y por supuesto, la mayoría son puras mujeres, pero claro, eso sería de esperarse, ya que quiero imaginarme que, en el equipo hay solo hombres.

A menos que, verdaderamente estemos aquí para formar parte del nuevo equipo de mujeres.

Por un momento me espanto con ese pensamiento ya que no quiero ser parte de eso. Me niego a serlo. Esta vez sí que no cederé, por nada del mundo lo haré. Alice no podrá hacerme cambiar de decisión. Ah Ah, esta vez seré una chica dura.

Pasados ya varios minutos, comienzo a mirar que de un túnel salen varios tipos con uniforme, y no cualquier uniforme, sino uno que se adhiere completamente a sus cuerpos. Y vaya que tienen buen cuerpo. Si uno rápidamente se puede dar cuenta que, estos chicos no hacen otra cosa más que entrenar y entrenar.

Yo no sabía que se entrenaba con uniforme, pero, quién soy yo para cuestionar eso.

—Sí que es una buena vista ¿eh? —dice Alice moviendo sus cejas arriba y abajo de manera subjetiva—. El mejor lugar de toda esta universidad. Y mi preferida.

—Alice, ¿qué hacemos en este lugar? Digo, no es que me queje ni nada, pero... umh... quiero decir... ya sabes...

Me muevo incómoda en mi lugar mientras Alice suelta una gran carcajada, gracias a mis susceptibles palabras.

Vamos, si yo no tengo la culpa de que estos chicos me roben las palabras de la boca. Y no es que me queje con estas vistas. Es más, hasta creo que, también podré disfrutar de esto un poco. Solo un poco.

«Ajá, sí claro. Ni tu misma te lo crees. Si hasta se te cae la baba. Acéptalo.»

Gracias por apoyarme.

«De nada. Cuando quieras, ya sabes.»

—Tranquila, Lizzy— Coloca una de sus manos en mi hombro, y me mira muy fijamente—. Solo disfruta.

Resoplo.

—Eso será muy difícil.

Lo digo con sarcasmo, ya que, si vieran este paisaje creo que hasta estarían igual… o peor que yo.

Los hermosos chicos que tengo frente a mí practicando, al parecer les gusta ser observados, ya que, se lucen con el entrenamiento. Hasta yo me sorprendo al ver todo el peso que son capaces de mover, lo rápido que corren, y lo lejos que lanzan la pelota.

Pero, sobre todo, me sorprendo con lo rudo que juegan. Ya sé que es un deporte rudo, por lo que debe de haber rudeza. Pero, es decir, ni siquiera les importa terminar siempre tacleados en el suelo, sino todo lo contrario, lo disfrutan, porque siempre traen una sonrisilla en el rostro que por más que besan el césped no se les cae.

Dios, si dejaran de ser hombres.

—Oye, pequeña Lizzy— Alice interrumpe mis pensamientos moviendo mi hombro, debo decir que de una forma un poco tosca. ¡Por favor, Alice, ahora no te metas con mi hombro! ¡Deja mi cuerpecito en paz y tranquilidad! —Ahí hay un chico guapo que no te quita la vista de encima—señala con sus ojos, según ella, de forma discreta la dirección donde dicho chico se encuentra.

Volteo hacia el frente para buscar al responsable de las caras raras y graciosas de mi amiga y cuando lo encuentro, mis ojos se quedan como trabados con los de él.

«Es un chico guapo, muy guapo diría yo.»

Eso mismo pensaste con Joey, y mira que casi nos mata, así que es mejor que no opines.

Cuando el chico se da cuenta que también lo veo, me dirige una sonrisa, y no cualquier sonrisa sino una completa, de esas que te dicen "Hola, nena, soy caliente, arde por mí y derrítete en mi presencia", por lo que solo me limito a poner mis ojos en blanco y desviar mi mirada a otro lugar que no sea donde se encuentre el coquetón éste.

Admito que el chico es caliente, muy caliente a mi parecer, pero que ni piense que por solo mirarme como idiota y darme una enorme sonrisa caeré. No, no, no, esa no es Elizabeth Blair ahora.

«¿Segura que es por eso, Elizabeth? ¿No será porque ya pusiste tus ojos en otra persona? Y no cualquier persona, sino una que te ha hecho tocar el suelo con tu trasero todas y cada una de las veces que te lo has encontrado.»

Pffff bobadas, yo soy una chica libre. No hay hombres que acaparen mi cabeza. Ah, ah, no hay lugar para ellos. Solo somos yo, mi guitarra y kilos y kilos de helado de chocolate. Con eso soy feliz.



#45436 en Novela romántica
#7271 en Chick lit

En el texto hay: pasado, amorymusica, londres

Editado: 27.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.