Identidades Cambiadas

CAPÍTULO I: Regreso a casa

Era casi el inicio de invierno y un gran bullicio se escuchaba en el colegio Montealbán, uno de los internados más prestigiados de todo México, era el lugar favorito de las familias más acaudaladas del país y ahí es donde enviaban a sus hijas.

El internado se ubicaba en la ciudad de Puebla, sus grandes instalaciones de origen colonial le daban un toque histórico que embellecía el centro de la ciudad.

Era el último día de clases y las jóvenes ya estaban inquietas por partir para sus vacaciones de invierno, todo era algarabía dentro de las instalaciones y pese a que a veces algunas de las chicas se quedaban en el colegio durante los periodos vacacionales, este año sería distinto, los directivos del plantel educativo habían decidido hacer una gran remodelación en las instalaciones, por lo que no podría quedarse ninguna de las alumnas en esta ocasión.

La directora del Instituto Montealbán, Elvia Madrigal, revisaba unos documentos cuando escuchó leves toquidos en la puerta de su oficina.

-Pasa Alicia- señaló la mujer de mediana edad.

Alicia, su fiel secretaria por años, abrió la puerta y pasó a la oficina para llevarle su tradicional taza de café de todas las mañanas.

-Alicia ¿ya se le avisó a todas las familias de que sus hijas no se pueden quedar aquí durante este periodo vacacional?- preguntó mientras le daba un sorbo a su café.

-Sí señora directora, sólo no nos falta localizar a las familias de dos alumnas…- decía Alicia cuando fue interrumpida por Elvia.

-Déjame adivinar, las familias de Andrea y Mariana- lo dijo mientras se retiraba sus lentes para observar mejor a su secretaria.

-No se preocupe, seguiré insistiendo para avisarle que ahora no se podrán quedar aquí como lo han hecho siempre- al terminar de mencionarlo se retiró de la oficina.

Elvia se dio la vuelta con su silla para ver sobre la ventana, pensaba que como era posible que las familias de ambas chicas las dejarán ahí por años sin que fueran a sus casas, si algo no soportaba es que ese tipo de personas abandonaran a sus hijas y se olvidaran de ellas, veían al instituto como una guardería permanente.

LAS CLASES ESTABAN por llegar a su fin y las chicas estaban ya inquietas por empezar a arreglar sus maletas, sólo Andrea permanecía quieta, sabía perfectamente que su padre no la dejaría volver, llegó ahí cuando tenía 10 años y desde entonces no había visto a su padre ni vuelto a casa, eso ocurrió desde que había muerto su madre, estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se dio cuenta que le hablaban.

-Andrea, Andrea- le gritaba la maestra.

-Mande señorita- contestó de inmediato la joven cuando se percató que la llamaban.

-Que vayas a la dirección, te busca la señora directora, ve de inmediato para allá, si quieres llévate de una vez tus útiles, ya terminamos-

Andrea obedeció y recogió sus libros para dirigirse a la dirección, se le hizo raro que la llamara, algo debió haber pasado, esa situación la lleno de nervios y curiosidad por saber que le tenían que decir.

Al llegar se dirigió hacia donde estaba la secretaria y antes de que le pudiera decir algo, ella le dijo:

-Siéntate ahí al lado de tu compañera, ahorita las atiende la señora directora- le señaló el lugar donde se podía, en cuanto Andrea se dio la vuelta se dio cuenta que ahí estaba Mariana, ambas tenían el mismo tiempo de estar en ese colegio, sin embargo, no se soportaban pese a que ninguna iba a su casa y tenían la misma cantidad de años ahí encerradas.

Pasaron minutos envueltas en un gran silencio tétrico, sin ni siquiera dirigirse la mirada, hasta que escucharon la voz de Alicia que les dijo: -Ya pueden pasar-

Las dos jóvenes se levantaron al mismo tiempo y se dirigieron a la oficina, ahí estaba Elvia de pie esperándolas, quien les indicó con la mano en donde podían sentarse.

-Les informo a las dos que en esta ocasión no podrán quedarse aquí en el colegio, como todos estos años, tendrán que volver a casa, ya que haremos grandes remodelaciones y no debe haber nadie, hasta que terminen las vacaciones, fue difícil localizar a sus familias, pero ya se les informó de esta situación y ellos ya están enterados que podrán regresar- les informó Elvia.

Al escuchar eso, Andrea no podía creerlo, le dio una alegría infinita saber que volvería a su casa, después de tantos años, pensó que hallaría la forma para no regresar a ese colegio, el cual detestaba.

En cambio, Mariana cuando escuchó eso su reacción fue distinta, no deseaba para nada volver a su casa, de hecho, ella era la que había tomado la decisión de no volver, se avergonzaba tanto de su padre y de cierta manera hasta le tenía resentimiento por todo lo que habían pasado, le echaba la culpa de que su mamá no estuviera con ellos y eso nunca se lo iba a perdonar.

-Yo me quedo aquí, no pienso ir a mi casa- afirmó Mariana muy segura de lo que decía.

-No estoy diciendo si quieren ir, les estoy diciendo que no pueden quedarse aquí que pasarán las vacaciones en sus casas y nos vemos aquí hasta el próximo año, así que vayan a preparar sus maletas, mañana temprano partirán a sus casas junto a sus compañeras, sus padres las recogerán cuando lleguen a sus destinos- contestó con voz autoritaria la directora.




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