La interpretación de los sueños es el arte y la técnica de asignar significado a los diversos componentes, elementos e imágenes que aparecen en los sueños. La pesadilla es una parasomnia relacionada con el sueño REM. La persona que duerme tiene un sueño caracterizado por el miedo y la ansiedad que puede llegar a despertarle.
¿te ha sucedido? Cierras tus ojos un momento y puedes ver esa parte del día que más te gusto, puedes volver a ver esas lindas escenas, esos hermosos gestos, puedes volver a escuchar esos sonidos tan dulces, volver a sentir esas cosas extrañas dentro de ti. ¿lo has sentido? Lo catalogaría como un sentimiento extraño, algo totalmente desconocido.
Aunque tal vez sea una lástima que no todo pueda ser así siempre, los momentos se terminan, e incluso son remplazados con recuerdos hirientes. Tu cabeza puede hacerte una mala jugada, reproduciendo dentro de ti una película en la que las cosas no son color de rosa, si no de un color oscuro, profundo e intimidante, donde cambias toda la felicidad de lo dicho anteriormente por absolutamente lo contrario.
Estaba siendo un día nuevo, por alguna razón Andrew se encontraba de muy buen humor, su enorme sonrisa tenía un motivo, Nicole. No podía dejar de pensar en ella, era como si fuera más importante que el trabajo y eso le aterraba, que se estuviera involucrando sentimentalmente con alguien más, la posibilidad de que su corazón volviera a ser destrozado lo detenían, pero la curiosidad por un nuevo amor se hallaba presentes.
La miraba desde su escritorio, podía ver como recogía delicadamente ese hermoso cabello castaño, sus lindos ojos claros como la miel detrás de esas gafas, le encantaba como se debatía entre ponerlas o quitarlas de su joven rostro, después está esa piel suave como las nubes, y esos labios rosas y esponjosos como el algodón de azúcar. Todo de sí le parecía perfecto, como si de una obra maestra se tratase y es que para él lo era. Sus ojos se encontraban observándola, sin poder evitarlo sonreía ante cualquier gesto que ella hacía, no podía apartar la mirada y no sé si quería hacerlo.
El momento en que sus miradas cruzaron un sentimiento extraño se apoderó de él, haciéndolo sentir extremadamente bien, sin preocupación alguna, ella le trasmitía paz, la que tanto había estado esperando. Lo hizo, le sonrió, esa linda y maldita sonrisa, le encantaba, pero la odiaba, le gustaba verla, pero odiaba lo que podría significarse. En el momento que menos se dio cuenta ya estaba caminando hacia ella mientras ésta se ponía de pie, su cuerpo no respondía a sus órdenes de detenerse, no lo hizo hasta que se encontraban frente a frente.
No sabía que era exactamente lo que sentía en ese momento, pero le agradaba, le gustaba, pero rogaba que se detuviera, no quiere sentir algo, no quiere salir herido, no de nuevo. Ella tomó sus manos sin despegar la vista de sus ojos, podía verlos de cerca, la luz del sol los hacía lucir más hermosos de lo que ya eran, había un brillo en ellos que lo hacía perderse, perdió la noción del tiempo y al recuperarlo su rostro ya se encontraba demasiado cerca del de Nicole, sus ojos se posaron en sus labios, no quería hacerlo pero en verdad lo deseaba, están dispuesto a hacerlo, podía perderse en ellos sin preocuparse de nada.
— Te quiero.... — dijo rosando sus labios.
La distancia parecía desaparecer demasiado rápido, las ganas de averiguar ese dulce sabor lo invadían, él siempre tiene lo que quiere y esta vez no sería la excepción, la quería a ella. En el momento justo que sus bocas se unirían ella se separó de golpe, empujándolo haciendo que callera al suelo, se encontraba confundido, al levantar la mirada pudo verla, pareció paralizarse ante esa mujer, el dolor regreso, un nudo en su garganta se formó sin previo aviso. Ella solo lo miraba, nuevamente sentía un gran dolor, nuevamente estaba frente a ella, Belinda.
— No sé lo que siento por ti... — decía Belinda — no sé si te amo o si podré hacerlo.
Esas palabras habían dolido tanto como la primera vez, lágrimas amargas caían por su rostro, quemándolo una tras otra, no entendía que estaba sucediendo, pero quería que parara. La mujer que había provocado su dolor nuevamente estaba frente a él, dispuesta a lastimarlo con esas hirientes palabras.
— ¿Qué...? ¿Qué haces aquí? — dijo Andrew con su voz entrecortada.
— lamento no poder ayudarte con tus sueños, qué tal vez nunca fueron parte de los míos. — repetía las mismas oraciones que la última vez, seguían doliendo con la misma intensidad.
— Belinda, vete. — no estaba dispuesto a llorar frente a ella, pero estaba siendo realmente difícil.
— No puedo casarme contigo......
— Belinda, déjame por favor, vete...
De pronto ella lo miró fijamente mientras caminaba hacia él quien aún se encontraba en el suelo, no se veía contenta, parecía furiosa en verdad.
— ¿Realmente crees que ella te amará? — decía burlona.
— no sé de qué estás hablando.
— Esa mocosa no te ama, no puedes amarlas, ¡Tú solo me perteneces a mí!
Sus ojos comenzaban a cambiar a una tonalidad roja al igual que su rostro, parecía estar llena de furia. Todo era tan confuso, no entendía lo que sucedía, lo único que podía escucharse en la oficina era la voz de Belinda y cada vez iba aumentando su volumen e intensidad, gritaba una y otra vez todas esas oraciones, dolían tanto como la primera vez, como si lo apuñalaran en el pecho, solo quería que terminara, de pronto silencio. No se escuchaba nada. La puerta se abrió de golpe haciendo que resonara en todo el lugar y ahí estaba él. Andrew se paralizo al instante, el miedo y el odio se apoderaban de él, podía notar como lo miraba directamente con un cigarrillo en la boca, era totalmente inconfundible.
─ creí dejarte claro lo que debías hacer. ─ después de tanto tiempo volvió a escuchar esa dura voz, tan inquebrantable ─ ahora tendré que corregirte.
A manera que se acercaba el pánico se hacía presente, no sabía qué hacer, como reaccionar, ya no es un niño, ahora era un hombre que sabia defenderse, pero en estos momentos no sabia que hacer, su respiración comenzó a pesar a medida que se acercaba, el miedo lo estaba consumiendo por completo.