“Fría como el viento, peligrosa como el mar, dulce como un beso, no te dejas amar por eso no sé si te tengo, no sé si vienes o te vas, eres como un potro sin domar”
— Luis Miguel (Fría como el viento)
El tiempo pasa, a veces lo hace sin que siquiera lo notes. Han pasado algunas cosas dentro de este pequeño lapso de tiempo. Miradas que dicen más que las palabras, pequeños acercamientos que son interrumpidos, dejándolo confundido y de mal humor. No lo entiende. Se siente… extraño. Hay algo dentro de él que no puede identificar, o tal vez sí, pero no es capaz de aceptarlo. No quiere aceptarlo. ¿Por qué hay personas que se niegan a aceptar lo que sienten? Se está lastimando y no se da cuenta, en un intento de proteger su corazón lo está destrozando más. Intento mantener un poco de distancia entre él y su linda asistente, pero lo único que logro fue quererla aún más cerca. Quiere alejarse pero no se atreve a hacerlo, quiere dejar de pensar en ella pero ahora es la única imagen en su cabeza, quiere evitar sentir algo.... Pero no lo esta consiguiendo.
Solo quiere estar a su lado, solo quiere sentirla cerca, que esos ojos miren los suyos, que ella lo piense como lo hace él. Esto no puede estar ocurriendo.
El teléfono sigue sonando sin parar, y se niega a contestar, lo último que quiere es hablar con esas persomas. Últimamente su cabeza esta hecha un caos total, no puede pensar con claridad, solo hay una cosa en su cabeza, una pregunta que lo está atormentando “¿por qué no puedo dejar de pensarte, por qué siento la necesidad de estar a tu lado, que es lo que estoy sintiendo? Solo sal de mi cabeza”
El encontrarse tan confundido lo mantenía de mal humor, quería pensar tranquilamente y encontrar una solución, ese sonido tan molesto se lo impedía. Sabía quién era, sabía lo que querían. No le interesaba nada que tuviera que ver con ellos, ni siquiera escuchar su voz, pero si no contestaba el sonido terminaría por volverlo loco... Aún más.
— Andrew, soy Esperanza, ¿Por qué no me contestas? — decia la mujer al otro lado de la línea.
— Estoy ocupado y no tengo todo el tiempo del mundo como tú, ¿Qué quieres?
— Hey, no tienes por qué ser grosero. — decía una voz diferente. — puedes dejar de trabajar un rato y no pasa nada.
— Les recuerdo que todo lo que tengo es gracias a mi trabajo, a diferencia de ustedes que las está manteniendo Humberto. — estaba molesto y no sé molestaba en ocultarlo, no con ellas — si es para todo lo que llamaban aquí la dejamos, tengo cosas que hacer.
— No, queríamos invitarte a cenar aquí, o si quieres podemos ir a verte, ya sabes..... Así nos enseñas un poco de tu vida... Tu trabajo, tu casa — sabía lo que querían y no iba a ceder — volver a reunirnos todos como una.....
— ¡Cállate! No lo digas, nosotros no somos nada, dejamos de serlo hace años. Qué les quede claro a ti y a Doris que no pueden estarme llamado todo el maldito día, tengo bastantes cosas que hacer y están muy mal si creen que quiero ir a verlos y mucho menos quiero recibirlos en mi casa, si lo que querías es chantajearme para conseguir dinero como sueles hacerlo no va a suceder, ya te lo había dicho, ve a pedírselo a papi.
— Eres un idiota, Andrew no voy a..... — antes de dejarla terminar colgó la llamada.
Estaba molesto por tantas cosas en su cabeza, por qué aquel par de mujeres se mantenían llamándolo en busca de una sola cosa, dinero. Cosa que él no iba a darles. Lo que ellas decían era falso, no les interesa ni un poco lo que suceda en su vida, únicamente les importa sus ingresos, cosa que no dejaría que conocieran. Aún así se quedarán en la calle él no les daría un solo peso. Querian meterse en su vida y no iba a dejarlos. Estaba molesto por qué Nicole no salía de su cabeza, por qué lo único que le interesaba era ella, por que deseaba poder ir y abrazarla sin decir nada, que fuera más que un simple beso de despedida en la mejilla. Estaba molesto por que cada que hablaba con Miguel él solo aseguraba que comenzaba a ver a Nicole con otros ojos, que era más que una simple asistente, que podría estarse enamorando de ella. Y se encontraba aún más molesto por qué él comenzaba a creer lo mismo, por qué ya no la veía como una persona a su servicio a pesar de que lo era. Odiaba mezclar su vida y el trabajo. Y ella había traspasado el límite que tenía entre ambas cosas. Aún era temprano, ella debería seguir en la universidad y lo único que quería era que ella llegará, poder verla. Poder escucharla.
[…]
Se encontraba en la universidad, desde que trabajaba para Andrew le iba mejor, había aprendido bastantes cosas a su lado. Pero ocurrió algo más, el trabajo no es lo único rondando en su cabeza.
Últimamente las cosas en casa no estaban para nada bien, el ambiente era demasiado tenso, ella y su madre comenzaron a tener enfrentamientos, ella no se detenía hasta que podía ver el dolor que causaba en su hija, no sé detenía hasta ver el dolor en su rostro, momentos después sentía remordimiento e intentaba disculparse, pero ya no creía en ella, estás peleas eran frecuentes. Su padre había estado teniendo mucho más trabajo, y cuando llegaba veía esas escenas, saliendo en defensa de Nicole, lo cual molestaba más a la mujer.
Decidida en mantener su mente ocupada mientras estaba en su casa decidió seguir practicando sus dibujos, lo hacía bastante bien, pero tiempo atrás había dejado de hacerlo, su madre decía que era un pérdida de tiempo, cuando descubrió que volvió a su vieja afición no le agrado para nada, está vez no dejaría de lado su talento.
Sus clases terminaron antes, tenía tiempo libre antes de ir al trabajo, decidió tomarlo para distraerse un poco. Y ahí estaba ella dibujando, en un intento de sacar a cierta persona de su cabeza. Comenzaba a sentir algo por él, lo sabía, pero también sabía que es algo que no sucedería, algo que seguramente no era correspondido y eso realmente bajaba sus ánimos. Pudo notar como es que hay un poco de distanciamiento entre ellos, lo único que logra mantenerla de buenas es saber que ahora le tiene confianza, en cierto punto podría decir que son amigos, al menos sabía que de alguna manera lo tenía a su lado.