Te quiero a ti.

—  A ti.... Te quiero a ti....

Por más que lo intentaba no podía dejar de pensar en eso. En sus palabras. Su mirada en la suya. Sus labios uniéndose a los de él. Todo era tan confuso. 
No sabía con exactitud lo que sentía, o puede que sí. 
Recordaba todo lo que pasó, fue tan rápido, no lo esperaba, y no entiende como es que sucedió. Quiera cambiar lo que pasó, no evitarlo.... Pero quizá mejorarlo. Su cabeza estaba invadida por voces diciéndole que estaba mal. 
Hay sentimientos en él y lo sabe, quiere ignorarlos pero estos no se han esfumado por más que trata de echarlos, y ese pequeño momento solo había empeorado su situación, si antes pensaba en ella, ahora no puede sacarla de su cabeza un segundo. 
Pero tiene miedo, miedo a equivocarse, miedo a estar mal, miedo a que solo haya sido un impulso por sentir un poco de cariño, miedo a dar todo de sí y salir lastimado, pero sobre todo tiene miedo de amarla y abrirle su corazón que tanto se ha esforzado en mantener aislado del resto.

“¿Cómo te explico que también te quiero pero te tengo miedo? ¿Cómo hago para sacarte de mi vida y mi cabeza sin apartarme de tu lado un segundo”

Y ahí estaba él. Sentado en el sofá de la sala viendo su taza de café en espera de algo, sin saber exactamente qué. O tal vez sí. Hace un par de días que esto había sucedido, hace un par de días que Nicole no va a su casa y no entiende el por qué.

— ¿Que te sucede Andrew? — susurro para sí mismo — pareces un tonto adolescente.

Todos sus pensamientos de vieron interrumpidos por un sonido. El timbre. Mentiría si dijera que no se emocionó al escucharlo, se paró de inmediato para abrir la puerta, no podía ser nadie más que ella y en verdad esperaba que así fuera, necesitaban hablar, saber si lo había dicho en serio, y solo así podría arriesgarse a darle su corazón. 
Al abrir la puerta la emoción se fue casi de inmediato, dejando un sentimiento diferente, confusión. No era ella, se trataba de su padre.

— Señor Williams, no lo esperaba, es un gusto verlo.

— Sé que eres una persona ocupada y seguramente debes estar trabajando. — si tan solo supiera que no ha podido hacerlo, como si su mente estuviera totalmente bloqueada. — pero quería hablar contigo, ¿Se puede?

De pronto recordó lo que le había dicho noches anteriores, ya sabía que quería hablar con él, pero con lo ocurrido lo olvido por completo. Se preguntaba que era lo que querría decirle. De pronto calló en cuenta de que estaba frente al progenitor de aquella joven que lo estaba volviendo loco, de la que ha despertado tantas cosas en él, su única hija.

— Por supuesto, adelante. — se hizo a un lado para que pudiera entrar y fueron hacía la sala. — ¿Puedo ofrecerle algo?

— Estoy bien, gracias.

— Entonces, ¿Qué quería que hablemos?

Por alguna razón se sentía nervioso. Recordó cuando Miguel le dijo que Nicole se fue de su casa al borde las lágrimas, ¿Lo habrá notado?¿Ella le habrá dicho algo? ¿De eso quería hablar? Tantas preguntas y pocas respuestas.

— Quiero hablar de Nicole. — su semblante era serio, mientras que el de Andrew era neutral, pero por dentro cada vez estaba más nervioso y confundido — no ha venido por qué no se ha sentido muy bien.

— No tenía idea, pero de ser así que no se preocupe y se quede en casa a descansar.

— Creo que no me estás entendiendo. — vaya que no lo hacía — hace unos días llegó llorando a casa — ahí fue donde entendió todo, ahora se sentía culpable por haber ocasionado lágrimas en esos bellos ojos que solo irradian luz — Andrew, ¿Qué hay entre ustedes?

Se quedó callado un momento, ¿Que hay entre ustedes? No sabía que responder, recordaba todas esas veces que la observaba mientras estaba distraída, como quedaba maravillado con su belleza, como sus lindos ojos le hacían sentir tanta paz, como más de una vez intento tomar su mano sin motivo alguno, esos abrazos en los que lo último que quería era soltarla, dejarla ir.... Eso beso que no esperaba, que no quería que sucediera pero tampoco que parara. Ni siquiera sabía si hay un ustedes por qué tampoco sabía si ella realmente estaba sintiendo lo mismo, ocasionando que su miedo e inseguridades crecieran.

—  No sé de qué habla... — su tono de voz había disminuido, su mirada se encontraba en el suelo, sin poder fijarse en la de aquel hombre.

— Sí, si lo sabes... Sé lo que pasó y quiero saber por qué...

— ¿Nicole se lo dijo?

Asintió. Se quedó pensando un momento, ¿Que se supone que le dijera? Todo esto era un tanto extraño par él, no recuerda haber estado en una situación similar.

— ¿Qué hay entre ustedes? — volvió a repetir.

Pero, ¿Como contestas algo a lo que no le tienes respuesta?

— No lo sé... Soy su jefe, es mi empleada... Somos amigos. — no parecía muy convencido de sus propias palabras, más que una afirmación parecía una pregunta — estábamos hablando de Fredy, creo que le afecto un poco, estaba algo sensible y no sé... Quizá fue un impulso de su parte.

Aunque esa respuesta no parecía ser lo suficientemente buena para el hombre. Andrew solo mantenía la vista en su taza de café, no podía ni mirarlo, no quería hacerlo. De pronto recordó lo que le dijo su hija, como le confesó que ella en verdad lo quería. Mentiría si dijera que no le preocupaba el hecho de que él hiciera o no lo mismo, le interesaba saber si sentía lo mismo que su hija, saber si ella solo se estaba haciendo ilusiones lastimando seasí misma.

— Andrew, mírame — no quería hacerlo, pero levantó la mirada para ponerla sobre aquel hombre — desde hace años soy amigo de tu madre, y te quiero como si fueras mi hijo, lo sabes, ¿No? — asintió — me interesa saber que ocurre con ustedes, ayer que la vi de esa manera me dolió mucho ¿Sabes? Hablamos un poco, y no creo que haya sido un simple impulso, ella misma me lo dijo, vi sus lágrimas y no eran falsas, y no sé por qué siento que para ti tampoco fue algo del todo insignificante, ¿O sí? — aún guardaba silencio, después de pensarlo un poco negó con la cabeza — de acuerdo, ella es lo más importante que tengo en la vida, quiero que me seas sincero, ¿Sientes algo por ella?