-¿Todos trajeron lo pedido? - un adolescente de cabello rojizo habló bajo mientras sus amigos se reunían y asentían con la cabeza - Bien, que el mejor gane - el grupo de pubertos entró en el Arcade con todos sus ahorros en sus bolsillos. Cuando entraron se frenaron en seco al ver a alguien sentado en la sección automovilística -¿Es una niña? - preguntó un pelinegro acercándose a paso lento.
La pequeña estaba de espaldas a ellos, con sus audífonos de cuerda a volumen máximo, su cabeza se meneaba al ritmo del beat de la canción mientras que su mano se movía con agilidad sobre el timón, sus pies llegaban a duras penas a los pedales, obligándola a sentarse un poco más adelante para poder maniobrar con facilidad.
-Oye niña, este es nuestro lugar - dijo el pelinegro acercándose por la espalda de la niña, sin embargo ella hizo caso omiso ya que no había escuchado nada. El muchacho estaba a punto de tomarla del brazo cuando el pelirrojo lo detuvo - Si pierde tenemos doble razón para burlarnos de ella - los dos sonrieron malvadamente y su grupo de amigos se río ante el comentario, voltearon la cabeza hacia la pantalla y se sorprendieron al ver que no se chocaba con ninguna pared, las manos de la niña se movían con algo de esfuerzo ya que el timón era algo grande para ella. Cuando acabó la carrera el grupo de amigos se quedó boquiabierta al ver que había superado el récord en esa máquina, ella se bajó del asiento, observó a los niños uno por uno, se quitó uno de sus audífonos y arrugó ligeramente el entrecejo - ¿Quiénes son? -
-Estabas en nuestro sitio - intervino el pelirrojo.
-¿Tiene tu nombre? - rebatió la chica y esperó la respuesta que nunca llegó - Entonces no reclames algo que no es tuyo - se volvió a colocar el auricular y se abrió paso entre el grupo de chicos con la cabeza en alto y una sonrisa triunfante. Salió del Arcade y los chicos la perdieron de vista - Voy a romper su récord, una chica no puede ganarme en esto - se sentó en el juego y colocó dos monedas, el sonido de "inicio" indicó que podía comenzar a escoger el auto, pasó todos los autos hasta que vio el que había escogido la muchacha, eligió la misma pista y comenzó la cuenta regresiva. Sus amigos veían atentos a la pantalla mientras que el pelirrojo se concentraba en los segundos o milésimas.
-Te dije que no me regresaras muy tarde a a casa - la mamá del pelirrojo tenía los brazos cruzados con una mirada de reproche - ¿Qué estuviste haciendo todo este rato? -
-En el Arcade - respondió con simpleza el niño.
-¿Hasta esta hora? -
-Quería romper un récord - se encogió de hombros y se sentó en la mesa mientras su madre servía la cena - ¿Romper un récord? ¿De quién? -
-Tengo hambre mamá, ahora no quiero hablar de eso -