Sin esperarlo ni buscarlo, mi vida cambió desde que me topé con Los Höller. Encontré el amor, una familia, amigos, un sentido a mi vida. Me encontré a mí misma, a mi verdadero yo, que no era una huérfana abandonada, sino la hija de la divinidad adorada por los pueblos sobrenaturales. Nuestra boda no marcaba el inicio de nuestra unión ni de nuestro compromiso, era un detalle que mi amado y familia hicieron realidad para mí. Más allá del trasfondo legal para los humanos, la ilusión de ser una novia que es recibida por el amor de su vida en el altar era lo importante que hacía que mi alma vibre emocionada.
Desde muy temprano comenzamos a prepararnos. Esa fue una consecuencia de decidir casarnos a mediodía. Pochi Saenz llegó a las 7 am junto a su equipo para preparar maquillaje y peinados; días previos ya habíamos pasado por el servicio de manicura y pedicura. Con Stefan decidimos que las damas y asistentes de honor serían las parejas de nuestro séquito, Caroline con Elrond y Catalin con Thomas. Además de ser testigos de nuestra boda religiosa, le pedimos a Solís y Torres que también lo sean de nuestro matrimonio civil.
Días previos, Cassie y Ania nos pidieron invitar a unos amigos. Al principio creímos que se referían a alguna mejor amiga, pero resultó que querían ser acompañadas por un amigo como pareja de baile. Las caras de Marion y Marianne fueron épicas, y demostraron que las hermanas Höller tenían diferentes temperamentos: mientras que Marion quería saber a quién le arrancaría la cabeza si su hija era emocionalmente dañada, Marianne era un manojo de nervios al pensar que su niña paso a paso se estaba convirtiendo en mujer. Con Stefan aceptamos invitar a los amigo-parejas de nuestras sobrinas adolescentes, así como decirle a Kiram que también invite a su grupo de amigos.
Solís, Marie, la abuela Stephanie y la bisabuela Margot me ayudaron a vestirme. Habían diseñado para mí un vestido de novia de encaje blanco perla con un forro de satén en celeste pálido que le daba al vestido un toque frío que combinaba perfectamente con mi piedra de luna y los tacones azules. Escote frontal profundo en ‘V’, con mangas largas de encaje, ceñido en el torso y luego la falda en estilo princesa. Mi cabello iba recogido en un moño bajo adornado con una tiara en platino con piedras preciosas en tonos blancos y azules. Los aretes cortos de zafiro me los había prestado Marie. Así tenía algo nuevo, algo viejo, algo azul y algo prestado. Cuando ya estuvimos listas, Caroline, Catalin, Milena, Nadia, Gaia, Marion y Marianne fueron a mi habitación junto con Lena, la niña de las flores. Los vestidos de mis damas eran de un azul zafiro, de corte griego, apoyo en un hombro, sin mangas y ceñido en la cintura.
Stefan, los hombres de la familia y Torres se prepararon en las habitaciones del tercer piso, con la intención de que no me vea con mi vestido de novia. Su esmoquin era azul, con chaleco y corbatín gris, camisa blanca, zapatos de cuero negro. La sorpresa sería su nuevo “hairstyle” porque decidió contar su larga cabellera.
Mientras nos dábamos los últimos toques a nuestras vestimentas, Cassie y Ania esperaban en la puerta principal de la mansión la llegada de sus amigos. Erik Fischer, amigo de Cassie, había llegado a Perú de vacaciones junto a sus padres. Era el capitán del equipo de futbol soccer de la escuela de Cassie, toda una promesa del deporte. Pietro Lombardo había estudiado con Ania desde el jardín de niños. Desde que se conocieron, con apenas tres años de edad, entablaron una sólida relación de amistad. Cuando me presentaron a sus invitados estaba un poco sorprendida, ya que no me comentaron que eran mestizos: hijos de alemán con coreana e italiano con china, respectivamente. Ambos tenían el cabello castaño y los ojos rasgados. Los de Erik eran de un tono ámbar verdoso, mientras que los de Pietro eran grises azulados. Mirarles a los ojos era fascinante. Era como mirar los ojos de unos gatos, con un toque místico, profundo, etéreo, como si esos ojos pudieran transportarte a otra dimensión.
Los primeros en salir hacia la iglesia fueron Stefan con sus padres y Lena. Como novio, él debía llegar primero. Luego salieron las demás parejas. Marion y Haldir llevaban a Cassie y a Erik, así como Marianne y Ravi lo hacían con Ania y Pietro. Todos tratábamos de apagar nuestras risas al ver la cara belicosa de Marion y la de angustia de Marianne; eran madres y veían a sus hijas crecer, generando en ellas diferentes emociones. Solís y Torres fueron conmigo a la iglesia en la limosina que estaba adornada con flores blancas y azules.
La Iglesia Nuestra Señora de Fátima estaba abarrotada por nuestros invitados humanos. Los invitados sobrenaturales y la manada no asistieron porque el templo no era muy amplio, y al ser una tradición humana, preferimos darles prioridad a los invitados de esa especie. Los Höller habían participado del evento a ministros, congresistas, altos oficiales de las Fuerzas Armadas y Policía, diplomáticos y hasta al Presidente de la República, aunque este último no pudo ir por estar de viaje por temas de su agenda de trabajo.
Estaba muy nerviosa. Esperaba en uno de los salones de la iglesia junto a Torres, Solís, Lena y las damas y asistentes de honor cuando avisaron que Stefan ya había hecho su paso junto a Marie hacia el altar. Sentí que me dolió el estómago por los nervios que traía, así que comencé a respirar para no desmayarme. La primera pareja de dama y asistente de honor fueron Matthias con Milena, seguidos por Gonzalo con Nadia, Patrick con Gaia y Elrond con Caroline. Thomas y Catalin eran los últimos en desfilar, pero se colocaron en primera posición, cerca de los novios, ya que decidimos que Thomas lleve las alianzas y Catalin me ayude con el buqué. Luego Lena hizo su aparición en un vestido blanco perla como el mío. Se veía adorable con sus cabellos sueltos adornados con una corona de flores. La pequeña empezó a lanzar por todo el pasillo pétalos blancos y azules, muy risueña por la oportunidad de tener un papel tan importante en una ceremonia de boda humana.
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hombre lobo alpha y luna, huerfana hija de la divinidad, sobrenaturales entre los humanos
Editado: 22.12.2023