Un día un vecino, amigo de la casa llamado Alejo me invitó a un lugar lejano pero no dijo el nombre. Solo me dijo que iba experimentar algo maravilloso, estaba ansioso en ir, me dijo:
-Vámonos
Entré a mi casa, tomé ropa y a punto de salir, me detuvo mi padre y me preguntó:
-¿Para dónde vas con tanta prisa?
Le respondí:
-El señor Alejo me invitó a un lugar especial donde voy saber por qué me pasan estas cosas.
Me respondió:
-Antes de irte con ese brujo quiero llevarte a un médico.
Asombrado por la decisión de mi padre le respondí:
-Claro que sí papá.
Le tenía tanto respeto a mi padre que jamás me atrevería a llevarle la contraria, me dijo:
-Espérame en el carro que me voy a vestir.
Fui y me senté en el carro, él al instante se montó y comenzó a manejar sin decir ni una palabra, me preocupaba ver tanta seriedad en el rostro de mi padre, no me atrevía buscarle conversación.
Cuando me di cuenta ya habíamos recorrido media hora de camino, al rato se detuvo al frente de un edificio muy lujoso, entramos a unas oficinas y mi padre le preguntó algo a una señorita que estaba en la recepción con una voz tan baja, que no pude escuchar lo que le dijo, la señorita le responde:
-Ya el doctor George Fronthainer los va atender.
Se abre una puerta y sale un señor alto con acento extranjero y mi padre con indiscreción le pregunta:
-¿De dónde es usted amigo?
El hombre muy amable le responde:
-Soy Francés, estoy haciendo algunos estudios en Venezuela.
Mi padre le responde:
-Ah, qué bueno; este es mi hijo menor del que le hablé por teléfono, vamos a ver que puede hacer por él.
El doctor muy gentil me toma de los hombros y me miró muy profundamente y me dijo:
-Veremos mi pequeño amigo.
Entramos al consultorio y me pidió que me acostara en un sofá, luego que levantará mi brazo y me relajara, él me tomó de la muñeca y comencé a relajarme, él me hablaba mientras yo estaba con el brazo en alto. Él sujetándome la mano por la muñeca mientras yo miraba un búho que se movía de un lado a otro, cerré y abrí los ojos como normalmente lo hago y me di cuenta que el doctor me estaba despertando con un rostro muy contento, como si hubiera descubierto algo, no sé en qué momento me quede dormido.
Sus ojos resaltados le brillaban de alegría, cuando le pide a la secretaria por medio de un intercomunicador que hiciera pasar a mi padre.
Al entrar mi padre el psicólogo le dice:
-Caramba señor tiene un hijo muy especial.
Y mi padre le responde:
-Explíqueme con claridad por favor que yo no entiendo nada de esto.
El psicólogo con mucha paciencia y de forma interesada expone:
-Su hijo estuvo en un lapso de 8 horas dentro de una nave espacial, donde el no recuerda nada pero su subconsciente quedó todo retenido.
Mi padre lo miraba con cara incrédula y le dice:
-¿Está seguro doctor?
El psicólogo le dice:
-Escúchelo por usted mismo.
Y prende la grabadora y escucho mi voz y la del doctor diciéndome:
-¿Cómo son ellos?
Yo le respondí:
-Altos y transparentes.
De forma brusca y violenta se para mi padre de la silla y se dirigió al psicólogo de forma muy grosera diciéndole:
-Usted lo que es un loco y a mi hijo no lo va volver loco también.
Me toma del brazo diciéndome:
-Vámonos.
Pero el medico insistía:
-Señor por favor, no tiene idea lo que es su hijo déjeme ayudarlos.
Pero mi padre no lo escuchó, salimos muy rápido del lugar y dirigiéndonos al carro me decía:
-Tú no has visto nada ni has escuchado nada de nada ¿okey?
Yo solo respondí:
-Si papa.
Cuando nos sentamos dentro del carro, comenzó relajar su estado de ánimo de alterado a muy tranquilo y me dijo estas palabras que jamás las olvide:
-Hijo este mundo está lleno de muchas cosas que desconocemos, tú tienes algo que no es común, aprende a vivir con eso sin decírselo a nadie, disfruta tu juventud sin preocuparte por nada, solo sé niño y cuando crezcas enamórate, y solo piensa en eso y si ves un espíritu voltea tu cara y no digas a nadie lo que viste.
De toda esa larga conversación que tuvimos en el trayecto de regreso a casa, me llegó lo que quería decirme mi padre, decidí hacerle caso a mi padre y bloquearía todo lo que me pasara, le dije:
-Hecho, me voy este fin con Alejo para poder olvidar todo esto.
Mi padre me respondió:
-Okey hijo.
Con rostro de tranquilidad. Al llegar tomé mis cosas y salí corriendo que ni siquiera me despedí de mis padres, sentía mucho ánimo de olvidar todo y comenzar una vida nueva normal...