La Leyenda del Elemental

Destrucción y redención

 Salimos por la gran puerta imperial (así se llama) y nos encontramos con una vista que no había visto desde Racyn City, no, es mucho peor lo que está enfrente de mí con muertos y niños llorando frente a sus padres muertos, este es el verdadero infierno. Recorremos las calles buscando a quien rescatar, pero la mayoría pasa de nosotros y sigue corriendo igual, no confían en 4 sujetos en traje de superhéroes y no podría culparlos, solo en occidente se han acostumbrado a eso. Me sorprende más que Kuki Kara se ve como alguien del siglo XXI, no por tener jeans y usar chaquetas de cuero, se ha puesto un traje de batalla que se adecua al resto, en su mayoría es blanco, con detalles en plateado y gris por todas partes; en vez de tener un trisquel tiene el Ying y el Yang hecho de nubes de diferentes tonos de gris. Lo más sorprendente es que su larga melena esparcida por sus hombres y cara ha desaparecido para tener el cabello corto por arriba y lo demás está atado en una coleta y con un listón blanco que divide su frente de su cabello, jamás pensé que llegaría verse así estando muy atado al viejo mundo.

No sabemos qué hacer, no tenemos órdenes al no ser parte de una organización o ser guiados paso a paso por los dioses. Estamos solos y nos queda pasearnos por ahí buscando algo que podríamos considerar interesante o de suma importancia.

— ¿Izanami no te ha dicho nada o te hizo una broma de mal gusto? Primero MizuNo sale dos horas después y ahora sus soldados no aparecen por ningún lado. 

— No me ha dicho y los dioses no hacen bromas, no es prohibido, pero no tienen mucho sentido su existencia. 

— Les hace falta divertirse —Masato dice lo que quería decir.

— Somos dioses, no… olvídenlo. 

Kuki Kara deja de mencionar la palabra "dios" después de usarla en casi toda oración desde lo de Yamatai, no creo que sea bueno tocar el tema mil veces como si a mí no me hubieran quitado casi toda mi vida. Se limita a cerrar el puño y seguir.

Regresamos al Parque Costero de Wasaku y descubrimos que quienes llegaron tarde fuimos nosotros, los soldados de MizuNo ya nos esperan en la orilla, saltando más de 5 metros antes de caer al suelo. La armadura que usaba Zyo cuando lo conocimos es un juguete infantil a su lado, las armaduras de Coral se han tornado más grises, con varias púas que podrían afectar a los mismos soldados y la del capitán es lo más cercano a una armadura que Drácula podría usar, elegante y peligrosa con manchas de sangre y sustancias de las cuales no quiero saber de quienes o donde proviene. Tiene una apariencia más de pez, en lugar de orejas palmadas y ojos humanos tiene dos grandes aletas y ojos de reptil (no sé qué tiene que ver los reptiles aquí, pero si así nació no es cosa mía). Grita en voz alta al vernos. 

— ¡He aquí al terrible enemigo, mantenlos sin tocarlos, hiéranlos sin tocarlos, destrúyanlos sin tocarlos! —sé bien a lo que se refiere, podré no tener mucho conocimiento en esto, pero lo poco que sé me hace darme cuenta. 

"Atacarán a la gente, tenemos que protegerlos" les aviso a los otros telepáticamente, no deben darse cuenta de nuestra estrategia. 

— ¡Por el rey! —grita el capitán a todo volumen, quiebra varios vidrios a un radio de 20 metros. 

 — ¡Por nuestro rey! —contestan los soldados al unísono, mostrando una mayor unidad que nosotros cuatro que tenemos un vínculo mayor, somos hermanos más que compañeros.

En vez de correr a matar a todos los soldados posibles, nos damos vuelta y corremos para sacar a todos los civiles que podamos. También tenemos el miedo potente a lo que pasará cuando llegue el tsunami, no es hasta ahora que me doy cuenta que Japón parece haberse elevado algunos cuantos kilómetros, está en camino. No vemos a muchos civiles y en las pocas áreas con electricidad resuena el protocolo de emergencia, son pocos los que rescatamos y sacamos de las ruinas o los llevamos a la zona segura en una nube, es tanto el shock que no lo piensan dos veces y hacen caso. Es un proceso estresante, cuando me encuentro a unos gemelos casi me quiebro.

El niño está tumbado, no está muerto, solo inconsciente y con el pie atrapado en un escombro; su hermana es la que llora y al verme me pide salvarlo. No me cuesta nada levantar el muro que ha colapsado, su pie está destrozado y solo me queda sacarlos y hacer que Kuki Kara los lleve a un lugar seguro. Salvar a los civiles se vuelve tan difícil, llegan los rescatistas y representan a alguien más a quién salvar, es como una cuenta regresiva disminuyendo agresivamente con más quehacer. Internamente estoy tan desesperado que me resulta difícil enfocarme, cada segundo muere alguien y los soldados de MizuNo se acercan más.

Los pocos sobrevivientes que quedan salen corriendo a toda velocidad o fingen estar muertos para evitar que los soldados los terminen asesinando, es un caos del cuál logramos reducir lo más que se pueda. Me sorprendo al ver que puedo levantar un carro sin tanto esfuerzo para que algunos sobrevivientes sigan corriendo. La montaña más cercana queda a 5 kilómetros, Zyo nos ha advertido que los soldados no tienen mucha experiencia en la tierra y es una enorme desventaja a la larga; no miente y entre más nos adentramos en el centro del país más cansados se ven, en un punto ya no son tantos y algunos se dedican a mendigar por agua. En un punto ya no nos quedan sobrevivientes que rescatar, están escondidos, atrapados o directamente ya están en su refugio más cercano. Ahora sí se parece a Racyn City, adentrándome con mis compañeros en una ciudad postapocalíptica cuyo destino depende de nosotros. Antes de suponer de forma correcta y costar vidas humanas, revisamos todas las calles individualmente, Kuki Kara nos da más libertad ahora que somos dioses y no terminamos muertos por ahí, aunque si no fuera el caso ya me hubiera opuesto, necesito tranquilidad y ya hice esto, no me gusta cuando me dan por ignorante por no ser la versión de Jayden que quieren ver.



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En el texto hay: descubrimiento, dioses, héroe

Editado: 09.05.2024

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