La maga clandestina

Capítulo 4

Esa misma tarde eran las pruebas para acceder al prestigioso cuerpo de magos guerreros reales. Los últimos seis meses, mi severa instructora me había estado preparando clandestinamente para que las pasara sin problemas. Aunque tenía un handicap y era la prueba final. Dicha prueba no era individual, sino que se trataba de una pelea directa contra otro de los aspirantes. Solo uno de los dos, el que ganara, se convertiría el recluta del prestigioso cuerpo. Me gustara o no, llevaba solamente seis meses instruyendo mi don y me enfrentaba a magos que llevaban toda la vida preparándose para este momento. Aún así, Arislene me decía que mi perseverancia era algo que muchos de ellos carecían y eso me permitiría llegar a donde me propusiera.

Estaba aterrada. Aunque había entrenado las pruebas y me había preparado para ello, un error podía ser fatal y desbaratar todos mis planes. Antes de acudir debía de comunicarles a mis padres mi decisión de no continuar con la boda y mi determinación por convertirme en una maga guerrera. Sabía que esa elección me separaría irremediablemente de ellos, pero no podía sacrificar mi felicidad. Si verdaderamente me querían, serían capaces de aceptar mi voluntad.

Aspiré profundamente varias veces intentando reunir el valor suficiente para comunicarles lo que haría en unas horas. Abrí las puertas del salón donde estaba reunida toda mi familia. Mis padre y mis hermanos conversaban relajadamente hasta que les interrumpí con mi llegada.

—Debo comunicarles algo muy importante. Lo que les voy a revelar no solo me compete a mí, también a todos vosotros.

Todos fijaron su atención en mi, no entendía que era aquello tan determinante que podía revelarles. Mi padre me invitó a que prosiguiera.

—En unas horas me presentaré a las pruebas de magos guerreros reales.

Mi hermano mayor comenzó a reírse a carcajadas ante la revelación que acaba de hacer. Mi otro hermano simplemente me miraba atónito, no entendía lo que acababa de escuchar.

—Esto es inaceptable —intervino mi madre mientras se levantaba del sillón en el que se encontraba descansando—. Estoy cansada de tus estúpidas fantasías. ¿Cómo vas a presentarte a esas pruebas si ni siquiera eres poseedora de magia?

No tenía intención de responderla con palabras a algo que podía hacerle con acciones. Atraje con mi magia un grupo de rosas y se las ofrecí. Ella las rechazó de un manotazo y las flores cayeron esparcidas al suelo.

—Esta niña va a destruir la reputación de esta familia. Te prohibo que te presentes a esas pruebas. No solo deshonrarás a tu familia, sino también a la de tu futuro esposo. Me niego a que eso ocurra.

Mi madre me cogió del brazo para intentar llevarme a mi habitación, pero yo le retiré el codo y me clavé pétreamente al lugar en el que me hallaba. Mi padre también se levantó del sillón que ocupaba y se acercó a mi.

—¿Eres consciente de la temeridad que vas a cometer?

—Estoy dispuesta a asumir las consecuencias.

Mi madre quiso intervenir pero mi padre se lo impidió con el movimiento de una mano.

—¿Eres consciente que con ese movimiento Yiplas puede ya no querer casarse contigo y quedes en una posición de deshonra?

—No veo porque el hecho de manifestar mi condición de maga pueda deshonrarme. Arislene...

—Arislene es la heredera —me cortó tajantemente mi padre—, esa condición la protege de ser vilipendiada.

—No voy a ocultar mi verdadera naturaleza y actuar continuamente para ocultarla. Quiero desarrollarla, tengo el mismo derecho que mis hermanos a hacerlo. Eso no impide que pueda también formar una familia en el futuro.

—Estúpida niña —intervino mi madre—. Tus hermanos son magos por derecho, tú no tienes esa condición.

—¿Simplemente por el hecho de ser mujer no tengo ese derecho? —no pude contenerme a las palabras desdeñosas que me había dedicado.

—Missale, eres mi amada hija. —Mi padre me cogió de las manos para dedicarme aquellas palabras—. Te quiero, cariño, pero lo que vas hacer es una locura. Esta sociedad no está en el momento de entenderte. Has de ser comprensiva, quizás dentro de unos años...

Retiré mis manos de su tacto. No entendía porque en lugar de apoyarme lo que estaba intentando era quitarme la idea de presentarme a las pruebas y revelar mi verdadera naturaleza a toda la sociedad. Quizás mi ejemplo permitiera que otras mujeres tomaran la iniciativa como estaba dispuesta a hacer yo hoy. Me negaba a creer que era la única que me encontraba en aquella tesitura.

—No voy a esperar a dentro de unos años, me revelaré hoy. No voy a vivir una mentira por contentar a una sociedad que no me entienda.

—Si te presentas a esas pruebas tendrás que despedirte de la protección que te ofrece esta familia.

No entendía como mi padre, ese que acababa de decirme que me amaba, estaba lanzándome aquellas palabras tan duras. Se entendía que la familia debía apoyarte, animarte a progresar con tus sueños; no intentar cortarte las alas de la forma en la que lo estaban haciendo.

—Si es vuestra decisión, que así sea.

Di media vuelta sobre mis talones y salí de aquel salón sin titubear. Había tomado una decisión y era firme. Si mi determinación chocaba con la sociedad, ni siquiera eso haría tambalear mi voluntad. Si para consumar mi sueño, si para ser feliz debía alejarme de mi familia, lo haría. Costara lo que costara, yo tenía un objetivo que quería cumplir y moriría intentándolo. Más tarde solventaría las consecuencias. Pero no podía sacrificar mi felicidad por seguir viviendo una existencia infeliz.




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