Capítulo 19

Creo que a ninguna persona le debe gustar sentirme menospreciada, al menos yo nunca me olvidé de ese momento. Y creo que ese fue el primer disgusto grande que tuve en mi vida, tanto que marcó un antes y un después en mi relación con Daniel.

Pasó el sábado, día del cumpleaños en el cuál yo no estaba invitada, y creía que el domingo Daniel iría a casa, pues no había partido de fútbol. Pero llegó la tardecita, y él no llegó. Más largo se me hizo el fin de semana y mayor era mi enojo. No sé si era enojo, decepción, o un mix de ambos sentimientos.

Cuando llegó el lunes, me fui para el liceo. Cuando llegué a la agencia de ómnibus, allí estaba Daniel esperándome. Yo no pude evitar mi cara de enojo, y cuando íbamos caminando hacia el liceo me contó que no había ido el domingo a casa porque su padre lo había necesitado para que le ayudara con el ganado.

Lo miré y simplemente le contesté: -Ah. Ninguna palabra más me salió, pues mi enojo era muy grande. Justamente no podía creer que justo el día, que tenía para ir a verme a mi tuvo que ir a trabajar. Continuamos en silencio el resto del camino al liceo, y ahí nos despedimos.

Me pasé toda la tarde en el liceo pensando en qué habría hecho él en el cumpleaños, pero mi orgullo era tal que no quise preguntarle nada. Escuché algunos comentarios de compañeras en el liceo, que el cumple había estado muy bueno.

Al tocar el timbre de salida, y cuando salía con una de mis compañeras del ómnibus, me llevé una gran sorpresa: afuera del liceo, estaba Daniel parado. Me acerqué hacia él, y me dijo:-No me fui para casa, porque no me gusta que estés así, seria, enojada. Y agregó:-Tenés razón al estar enojada, porque encima que no te pude llevar al cumpleaños, no te fui a ver. Pero no podía dejar de hacer caso a mi padre y ayudarlo.

Tenía razón. Yo no podía estar así. Ambas cosas no eran a causa de él, sino que eran factores ajenos que habían impedido que hubiéramos compartido un poco el fin de semana. Así que nos tomamos de la mano, y me acompañó charlando hasta la agencia del ómnibus. Nos despedimos y cada uno para su casa.