La ultima vez que lloré.

Capítulo XXIV: Distancia

     Cuando John me vio las lágrimas, como si fuera un tonto solo me miro, vi aguarse sus ojos y también lloro, Sarah por igual, ellos saben qué día es hoy, un día precisamente como hoy nace Josh. 

Después del conmovedor momento observan al bebé. 

— Se parece mucho a George — dice Sarah. 

— Sí — dijo Serenity — Me hizo pasarme más de tres meses con náuseas y vomito, me hizo odiar la pizza, me hizo hincharme y pasarme todos estos meses con acidez y él decide parecerse a George. 

— Dímelo a mí — le dijo Sarah — ninguno de mis hijos quiso parecerse más a mí que a John. 

Yo estaba absorto con mi hijo, sus pequeños movimientos y gestos y desde luego saber que es cierto, que no estoy soñando que él existe, es realidad y aun no logro procesarlo del todo una vez Serenity termina de amamantarlo yo lo cargo nuevamente, parece tan frágil, miro atento a sus ojos parece que serán como los de Serenity (justo lo que soñé para él). 

— George aún no se lo cree — dijo Sarah. 

— Cuando no nos deje dormir, lo entenderá — le dijo Serenity. 

— Es que nos quedó muy hermoso — digo. 

— Serenity ten cuidado — le dijo John — él quiere más. 

— Si quiere más, no serán conmigo — dijo Serenity mirándome. 

— Ni tú te lo crees — le dijo John. 

Yo me reí. 

— ¿Qué quieres Serenity?, ¿un equipo de fútbol o de béisbol? — le dije. 

Ella solo me miro de manera cortante hace poco más de una hora ha pasado por un dolor terrible y ahora yo estoy bromeando con más hijos. 

— Estoy muriendo de Hambre — nos dijo Serenity (y si alguien ha escuchado la expresión hambre de mujer parida sabrá cómo está ella). 

— Ya viene la comida se paciente — le dijo Sarah. 

— ¿No es comida de hospital verdad? 

— No, la hizo uno de mis chefs; ya debe estar llegando. 

— Nosotros debemos irnos — dijo John (pareció leerme el pensamiento). — Iremos a visitarlos luego. 

— Gracias — les digo — Por favor cuiden a Audrey. 

— Como si fuera nuestra — dijo Sarah. 

Ellos se retiraron y llegó la cena, justo a tiempo Serenity comió como un hombre. Casi acaba también con mi parte suerte que era mucho y de ese modo yo también cene, a Serenity le darán de alta mañana temprano ya que tanto ella como Josh están totalmente sanos. 

No puedo expresar la felicidad que siento solo por verlo dormir, miro a Serenity, ella está cansada, algo despeinada y un poco hinchada aún. Pero es hermosa, una verdad para mi innegable, aun me pregunto qué rayos hice para que ella me ame, para que un hombre como yo pudiera alcanzarla, tener hijos con ella, llamarla amor. 

Es casi innumerable la cantidad de gente que se toma a la ligera el amor, que lo consideran cosa fácil; yo divago y Serenity se queda dormida. La gente dice valorar el amor, pero juega con él, dice "te amo" como cualquier otra palabra, dicen "te amo" con tal de poseer, con tal de atar o por simple juego. 

No saben lo que es tener un "te amo" quemando permanentemente en los labios, hirviendo la sangre de sus venas, un amor tan profundo que es capaz de llegar al fondo de un abismo tan grande como en el que yo estaba. 

Amor que arde, amor que duele y mucho más allá que todo eso amor que cura. 

No la merezco, es cierto, pero la amo; no es suficiente con eso lo sé. Creo que lo mejor es lograr que el amor sea ganado, luchare por merecerlo cada día por el resto de mis días, si alguna vez procure que Serenity no me amara, fue por su bien; ahora procuraré que no deje de hacerlo jamás. 

Me quede dormido, también hasta que Josh nos despertó a ambos, le cambie el pañal Serenity lo amamantó y pasamos un rato tratando de dormirlo, luego de eso no despertó de nuevo o si lo hizo no lloro. 

En la mañana me agobia el dolor de cabeza y espalda, me consuelo con que por lo menos me siento mejor que ella, y, sin embargo, ella me sonríe al verme, Josh continúa dormido, aunque no por mucho la enfermera de la jornada matutina lo despierta para revisarlo antes de darnos la de alta. 

— Todo parece estar muy bien. 

— ¿Segura? — le pregunto 

— Sí señor, su hijo es muy sano. 

— Discúlpeme — dijo Serenity — es que ya queremos irnos, nos espera nuestra hija. 

— Aquí dice que usted es madre primeriza, debe ser un error; con razón sabía cómo cargarlo y amamantarlo, voy a notificarlo. 

— Es parto primerizo, pero no soy madre primeriza — le dijo. 

— ...Entiendo — Dijo la enfermera y luego se marchó. 

Después del casi eterno papeleo pudimos salir en la tarde del hospital. 




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