La Vida Secreta De Mi Ex

Capítulo 11

31 de Diciembre del 2014]

[Un hombre en un lugar desconocido]

—Buen día, señor— El hombre que miraba desde el balcón del restaurante no miró hacia atrás, al hombre que recién llegó para saludarlo. El recién llegado tenía un traje azul marino liso, mientras el otro vestía un traje de cuadros marrones. 

No hubo presentaciones, no hubo nombres. 

El de cuadro marrones asintió en señal de reconocer su presencia antes de señalar con la cabeza la silla frente a él. 

—Recibí tu petición de reunirnos ¿De que se trata?

—Encontre algo que me gustaría reportar

El hombre que pidio la reunión, el de traje azul marino, trabajaba como asesor monetario de una base militar y hace poco había encontrado una malversación de fondos, ya que la empresa en la que trabajaba era una asociada al ejercito, ellos avisaron a los militares y los militares dieron la orden de reunirse con esta persona el día de hoy para que entregara la investigación. 

Pero al mismo tiempo, él mismo tenía sospechas de otras cosas, así que las incluiría en el documento que entregaría en esta comida, o deseaba hacerlo, no quería meter a sus amigos en problemas, pero esto parecía ser profundo, tanto que no podía ni ver el final. 

—Me gustaría solicitar un auditor para la base militar en la que ejerzo apoyo— Dijo directamente. 

—Primero que nada ¿Qué es eso que quieres reportar?— 

Saco el primer folder que dejo el la mesa, el hombre lo abrió y lo leyó asintiendo cada cuanto. 

—De acuerdo, pero entonces ¿Para que quieres un auditor? Sé que no estas pidiendo un auditor normal, quieres un verdadero auditor, pero no solo él puede hacerse cargo de esto— 

—¿No?

—¿Ha escuchado de las harpías? ¿O de los auditores? ¿Has escuchado hablar de los guerreros jaguar?— 

—He escuchado de ellos, pero jamas he tenido el placer de trabajar con algunas de estas personas

—Entonces agradezca a su Dios por eso— EL hombre levanto la taza de café para beber un sorbo antes de dejarla de nuevo sobre el plato en la mesa —¿Que sabe de ellos?

—Se que las harpías eran un proyecto del gobierno, pero se desintegraron por problemas de presupuesto y ahora trabajan como mercenarios subordinadas al gobierno, no como parte de él— El hombre de traje azul marino contesto mirando al de cuadros mientras miraba por la ventana —El programa sigue activo, reclutando gente y aceptando las investigaciones solicitadas

—¿De los auditores? 

—Siguen siendo parte del gobierno, cuando alguien se desfalca una buena cantidad de dinero de los militares, ellos van a saldar cuentas— 

—¿Que hay de los cazadores?

—¿Esos no son de México?— 

—Si, pero ocasionalmente el gobierno Mexicano presta a sus guerreros en caso de que necesitemos ayuda en alguna cosa en especifico, los mexicanos tienen una buena manera de arreglar sus cosas en poco tiempo— Finalmente volvió a mirar al hombre —Los guerreros, auditores y harpías casi siempre trabajan de la mano y jamas se enfrentan entre ellos. En cuanto notan que alguno de los otros esta ayudando de quien deben hacerse cargo, informan a sus superiores, esas son las reglas.

—Uh— El hombre de traje azul no sabía porque le estaban haciendo esta pregunta, pero pronto lo averiguaría. 

—Tu estas aqui, pidiendo un auditor— Le dijo el hombre de cuadros —Porque desapareció medio millón de la base militar de la frontera, pero no es todo lo que me dices ¿Que me estas escondiendo? 

El hombre de traje azul apretó los labios, antes de meter la mano de nuevo en el maletín y sacar otra carpeta que dejo en medio de la mesa. Pero el hombre de traje de cuadros jamas la recogió, en su lugar, el mesero llego con una charola que dejo sobre ella para poner un plato en frente de cada uno. 

Un baguette partido a la mitad ¿Jamón? ¿Salami? No pudo saberlo correctamente, miro al mesero, pero el hombre no lo miro, en su lugar tomo la bandeja y se marcho. 

Pero la carpeta había desaparecido, el hombre de traje azul intento levantarse para ir tras él, aunque el de cuadros lo detuvo. 

—No te molestes— Le dijo mirando ahora el mar —Si es información valiosa, por supuesto que nos encargaremos de esto— 

—¿Y si no lo es?— 

—Nada es insignificante en esta vida

Afuera estaba anocheciendo, el cielo había tomado el color rojizo cuando el sol se escondió detrás de las montañas, por lo que la luz que reflejo sobre los lentes del hombre de traje de cuadros, fue roja. 

Eso hizo que el mas joven tuviera escalofríos por la imagen que obtuvo, tuvo que bajar la mirada para ver el plato que no toco, se dio cuenta que de hecho, era de jamon, le recordo a su prometida quien le gustaban las cosas saladas, pronto el mesero regreso con una jarra de jamaica que dejo en la mesa con dos vasos, pero solo sirvió el suyo antes de irse. 

El anciano finalmente suspiro y se levanto, tirando un poco la silla hacia atrás. 

Miro el plato sin tocar de su compañero antes de que le pusiera una mano en el hombro. 

—¿Que va a pasar ahora?

—Te informaremos cuando comience la operación. Disfrute de su cena con su prometida. Sabra de mi, señor Elliot. 

Eso si lo hizo saltar, pero el hombre lo soltó y se alejo, perdiendose detrás de una pared cuando giro. El anciano se encontro a una mujer pelirroja que esperaba con una posición recta, con las manos en la espalda. Ella levanto la cabeza cuando lo vio, a pesar de que su posición no era apta para su vestido

—Disfrute de su comida, agente— Dijo en forma de despedida mientras se alejaba de ella. En su lugar, la mujer rodeo rápidamente la sala donde el hombre de traje azul, Elliot, estaba sentado para entrar del otro lado. 

—¿Elliot?— La voz familiar de una mujer lo hizo saltar y darse la vuelta de inmediato para mirar a su prometida, Elsa, que se acerco a él con un vestido verde, su cabello pelirrojo recogido en una moño y con una sonrisa casi timida en su rostro —¿Me esperaste mucho?




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