L'appel de la liberté

La bailarina de la caja de música - Antes del desastre eminente

Hola x'D, disculpen mis formalidades... que no puedo, y perdón por el capítulo tan corto pero siento que poner más cosas estaría demás, y también vengo para decirles que, me gustaría que escucharan:  "La valse d'Amelie - Version orchestre" para mejor ambientación ;) . 

 

Recuerdo ver su movimiento, y también atesorar como me hacía sentir la música que invadía mis oídos.

A pesar de saber que se encontraba estática, como me gustaba imaginarme bailando a esa pequeña bailarina, no había visto antes a alguna bailarina bailar más que en la televisión, pero sabía que podría ser realmente esplendoroso de observarla con sus graciles movimientos y en ocasiones mi mente iba más allá de cualquier limíte y la observaba bailando entre las nubes sin perturbarlas siquiera porque esa era una cualidad que las volvía perfectas desde mi punto de vista.

Y en otras ocasiones, que era prácticamente siempre, me empezaba a ver yo bailando en lugar de la bailarina que ahora sostenía entre mis manos en su cajita que me habían regalado tiempo atrás unos tíos.

No iba a negar que la curiosidad por bailar algo tan parecido a cualquier bailarina era enorme. Y lo máximo que había hecho en mi vida con respecto a eso era que había tomado cursos de ballet cuando tenía 8 años junto con mi hermana que después dejamos en ese momento a causa de la falta de tiempo.

Claro está que mis padres han apoyado la cultura en más de una ocasión pero no la han visto como yo la veo, en el mayor de los casos puedo decir que observó las cosas con el mayor anhelo y disfrutó de ellos hasta en lo más mínimo. 

Volví a darle cuerda a mi cajita de música para luego dejarla sobre mi mesa de noche cerrar mis ojos y dejando que la lluvia y la música se combinaran, causando en mi que empezará a balancearme y que tratará de recrear algunos pasos que conocía de pequeña.

Cuando acabo la música y la lluvia seguía como acompañamiento aún en mi solitaria danza, abrí mis ojos encontrandome con una sensación de tranquilidad que no conocía hasta estos instantes.

Deshice la posición, a la que había llegado y me moví acercandome a la bailarina aún con la tranquilidad impuesta para con un dedo tocar su pequeño y sutil rostro; algún día me gustaría bailar como ellas lo hacen, de una manera tan desenfranada al entregarlo todo.

 




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