Las adversidades de Sara y su fortuna

¿Qué iba a decir? Si yo tampoco lo sabía

En una de las tantas visitas del doctor a mi apartamento, Sonja asistió con él para quedarse conmigo en casa. En realidad era algo que apreciaba un montón, de verdad la consideraba mi amiga, ella permaneció a mi lado a pesar de lo que me hizo su hermano. 

Ese día conversamos un poco sobre mi estado, algo que ni yo sabía que estaba pasando. No tenía síntomas de nada, aunque ya sabía que mi período se había retrasado bastante. 

—Entonces, ¿Realmente no tenías ni idea de que estás embarazada? 

A lo que respondí —No, y aunque lo supiera, tu hermano jamás se enteraría. 

Sonja me miró con tristeza —¿Piensas alejar al bebé de su familia? 

—Isabel algún día les dará un nuevo miembro, yo pronto me alejaré con mi hijo. No quiero que tu hermano se de mala vida ahora por esto. 

—Sara, escucha —exhaló —Julien está sufriendo sobremanera con ese falso matrimonio con Isabel. Intenté explicártelo hace tiempo, pero no quisiste escuchar. —comenzó a llorar —Todo el tiempo se la pasa discutiendo con Isabel, además de eso, él no quiere tocarla. Recientemente tuvimos una cena en familia y en medio del momento discutieron y ella gritó delante de todos que Julien era un maricón porque no quería tener intimidad con ella. ¡Fue muy vergonzoso! 

—No me importa —dije tajantemente —él se lo buscó, que se atenga a las consecuencias. 

Sonja inclinó su cabeza y secó sus lágrimas. Me sentí mal por ella, no era culpable de lo que pasaba. Le pedí disculpas por mi tono de voz, a lo que ella respondió:

—No pasa nada, entiendo tu dolor. Es que… —hizo una pausa por un nudo en su garganta —me duele verlo así. No deja de llorar, no sale de la habitación, Isabel está acabando con él. 

—¿Por qué se casaron? ¿conveniencia? 

—Los Barthel y los Quijano necesitan fortalecer la economía de ambas familias. Julien firmó los papeles y abandonó el lugar, casi no interactúa con nadie, solo se la pasa en la oficina y algunas veces se queda a dormir allí. 

—Bueno, ya no hay marcha atrás. 

—Sara, Julien tiene planeado acabar con esa farsa. Sé que estás enojada con él, pero entiende que a mi hermano lo obligaron a firmar ese papel y fingir un matrimonio. 

—No puedo, Sonja. Lo siento. 

Ambas guardamos silencio, yo miraba por la ventana de mi habitación hacia el parque que quedaba detrás del edificio. Sonja miraba al piso, seguía llorando por lo que estaba viviendo su hermano, ¿pero qué podía hacer yo al respecto? ¡Nada! Solo Julien podía salir de ese charco de lodo en el que estaba sumergido. En el fondo me estaba matando el dolor, no quería ni imaginar si Julien por lo menos besaba a Isabel. Pero, cuando Sonja dijo aquello me sentí más aliviada. 

Al mes siguiente, regresé a la oficina. Allí me encontré con esa mujer, sonreía mientras me miraba, se burlaba de mí. Pero cuando vio mi vientre, esa sonrisa ridícula se borró de su rostro en menos de lo que canta un gallo. Sabía que la criatura que se formaba dentro de mí, era de Julien. 

Sin importarme si Julien se enteraba de mi regreso, seguí caminando. En el pasillo saludé a Hannes, el guardia que me salvó de ser violada por Gunther, también a Bertram, quien salía del elevador y a varios de los nuevos empleados de Barthel Publicidades. Me pareció extraño que al llegar a mi oficina, varios de mis compañeros se miraban entre sí. Cuando entré, supe la respuesta. 

—¿Cuánto tiempo llevas aquí, Sara? 

—No tengo por qué responder a su pregunta, señor Barthel. —contesté tajantemente al ver a Julien en mi oficina. —¿Qué hace usted aquí? 

—¿Me tratas formalmente otra vez? Eso me duele, Sara. —dijo acercándose a mí. 

Intenté cubrirme con la gabardina de color café que llevaba ese día para ocultar mi vientre el cual para ese pero Julien era muy detallista y observador. Velozmente, aunque con mucho cuidado tiró de mí y abrió la prenda para verme. En menos de lo que canta un gallo, rompió en llanto. 

—¿Pensabas decirme que estás embarazada?

A lo que tajantemente respondí —¿Y usted? ¿Pensaba decirme que se casó cuando me fui de vacaciones a Dresden? 

—Sara, escúchame. Déjame contarte cómo son las cosas en realidad. Ni siquiera he tocado a Isabel y yo…

Interrumpí a Julien, honestamente no quería escucharlo parlotear cuando yo debía estar trabajando en ese momento. —¿Cómo esperas a que le crea, señor Barthel? 

—Sara, yo aún te quiero. Esto está matándome. Solo algo tan simple como una firma está arruinando mi vida. —extendió sus manos hacia mí — ahora tú te alejas a tiempo que apartas al bebé.

—Si miente con algo tan simple, no espere a que le crea cuando dice que me quiere. —expresé y retrocedí para que no se acercara a mí. 

—Por favor, no se te ocurra dar un paso atrás. —seguía caminando lentamente con sus manos extendidas hacia mí, como si intentara agarrarme. 

—No, usted no dé un paso más —hablé —por favor, salga de mi oficina. 

Esquivé a Julien y tomé asiento en mi escritorio. Él seguía de pie mirando a la nada en un rincón, sollozaba y suplicaba que lo escuchara. Yo no quería hacerlo, me dolía hasta en lo más profundo de mi corazón, pero debía ser fuerte. Aún así, Julien fue tan insistente que acepté escuchar lo que tenía que decir. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.