«Algunas personas aman el poder y otras tienen el poder de amar. »
—Heliana
Lo cierto era que mi vida estaba dando un giro bastante agradable, mi mamita (abuela) estaba de visita, al principio tenía tantas preguntas, una conversación mental idealizada pero cuando la abracé y pude sentir su calidez todo aquello se esfumo
Aunque ya sabía mi realidad: Mi madre real me odiaba
Por lo que considere que tal vez esa conversación pondría incomodo a más de uno. Decidí darme la oportunidad de ser feliz en mi ignorancia.
Me había debatido los últimos días entre ir y no ir a la fiesta de Alexander. Al final decidí ir digo ¿Qué podría salir mal?
No planeaba encontrarme en la puerta de donde sería la fiesta la mama de Alexander, pero lo cierto es que fue. No solo eso sino también supe de su desagrado en mi presencial
Obviamente sabía que no era de su agrado «Una chica del otro lado de la ciudad»
No me había afectado, o bueno eso fue lo que demostré con arrogancia
Al entrar a la casa encontré a Alexander junto a su amigo, estaba demasiado feliz, su casa era tal cual como la recordaba, bastante grande pero lo cierto fue que eso no era lo que me había cegado sino su gran biblioteca que era un gran sueño para los amantes de los libros como yo. Sabía que Alexander no le agradaba leer, él era más de videojuegos.
Era un chico inteligente pero despistado, bueno como todos los chicos. La casa estaba llena de su clase. Se parece como esas escenas de Doramas donde la chica pobre lleva mal vestida y todos voltean cuando ella entra. Actué lo más petulante posible, vamos era pobre pero no valía menos.
Me acerqué a él para entregarle su regalo, no era algo muy valioso, pero esperaba que le gustara, al ver su sonrisa supe que el también sabía que era. Alexander siempre había sido un fanático de mis cuadros pintados. Otra persona llamo su atención haciendo que pasara a un segundo plano.
Me serví algo de tomar, me senté entre los arbustos un lugar bastante alejado del ruido, pero donde claramente podían verse las estrellas del cielo más radiantes y hermosas
Me decidí por quitarme los zapatos y colocar mis pies en contacto con el pasto era agradable, escuche un suave vals por lo que comencé a bailar suavemente en el pasto como si un caballero imaginario me fuera invitado a bailar.
Un carraspeo me hizo perder el equilibrio. Bueno más bien el susto me puso demasiado nerviosa
—Oh... no había visto a una chica bailar tan mal un vals –Allí estaba Mateo arrogante de pies a cabeza con su amigo pálido que me caía mal –Es que acaso ni eso sabes hacer
—¿...Qué?
—No abras y cierres la boca como un pez. Eres un desastre total, no entiendo como Alexander te pudo invitar deberías largarte y darte cuenta que jamás encajaras aquí
Trate de tragarme el gran nudo en la garganta y no dejar que este hombre me viera en estado vulnerable
—Y yo sigo sin comprender su actitud –Me acerque suavemente, pero sin invadir su espacio personal— ¿Por qué me odia?
—Aun no te has dado de cuenta ¿Alguna vez has analizado tu situación? Eres una bastarda —Jadeo impactada; el como sabe. —Sé que eres alguien que tu madre jamás deseo incluso te maldijo
El sonrió suavemente mientras negaba con la cabeza, su mirada fue de tanto odio que me helo la sangre
—Cada vez que te ve, recuerda el peor episodio de su vida; crees que podrás tapar con la mano y quitar esa verdad de sus recuerdos. Fuiste lo peor que le pudo pasar. Deberías hacernos un favor a todos y desaparecer
Sonreí débilmente porque si lo había pensado solo que era tan cobrarte que nunca me atreví a intentarlo
—¡Tienes razón! —Dije con una gran sonrisa —Debería hacerles un favor a todos y acabar todo esto, pero... —Me mordí el labio para que el no escuchara mis sollozos —Nadie ha escuchado mi versión por lo que no me permitiré ceder ante peticiones egoístas de una persona que vive de la caridad de sus padres ¿No es así Mateo?
Sonreíste sin poder evitar por amargura, el odiaba que le dijeran niño de papis y yo me moría por ser así, por tener la bendición y el apoyo de quienes eran mi familia
Salí de allí corriendo lo más rápido posible olvidando mis zapatos en el proceso, traté de evadir a Alexander, pero lo cierto fue que no pude, supongo que mi rostro lleno de lágrimas y el ver a Mateo detrás de mí fue la señal suficiente para saber qué había sucedido. Me llamo un taxi y espero a que yo terminara de llorar mientras esperábamos
—¡Gracias por invitarme Alexander! —Me incline haciéndoles una reverencia a él y a sus padres para salir corriendo de casa, tenía que huir de allí lo más rápido posible. Aquella actuación estaba terminando con mi determinación y no deseaba hacer un show allí.
Sabía que Alexander me acompañaría, pero me adelante para impedirlo estaba en su fiesta y yo debía respetarle eso.
No me arrepentido para nada el haber venido, deseaba acompañar a Alexander en su día y cumplí mi palabra. Por los amigos lo que sea.
Sonreí cuando escuche la canción de cumpleaños supongo que ya estaban preparándose para soplar las velas, fuera dado todo lo que tenía para acompañarlo, pero debía irme de aquí.
Me alegraba de todo corazón que él tuviera una vida tan agradable.
El tan solo imaginármelo en problemas me hacían doler el corazón
El solo pensar en Alexander pasando por momentos de dolor hacían que mi corazón también doliera. Siempre quería verlo sonreír
«Más allá de esa línea fronteriza de allí
Notémoslo
Como el agujero en el que Alice cayó
Como el camino que conduce a Hogwarts
Será un mundo de espejismos
Y será todo mío
Será exactamente como lo imaginaba
Pero no durara para siempre
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Editado: 04.04.2022