«Tal vez no hoy ni mañana, pero sé que un día volverás a amarme y esta vez te prometo amarte como te lo mereces»
—Heliana
Baje del autobús, con especial alegría y con la expectativa de mejorar mi vida. Era bonito como la vida mejoraba en cuestión de días. Si alguien me dijera que tendría este tipo de vida no lo habría creído. Toda mi vida viví batallando sobre que iba a comer o si tendría más de una comida al día. Si tendría cariño algún día o la simple idea de si un día podría tener mi hogar.
Mi tía era una persona demasiado cariñosa, actualmente vivía junto a ella y su esposo Alejandro. Hoy era mi entrega de informes a mi tía la habían citado para la entrega de una mención de honor. Ella como recompensa me dio un hermoso vestido. Me había hecho una trenza completa y me había maquillado un poco. Había discutido con su esposo respecto al maquillaje.
Ya les conté que mi tío político (no de sangre, pero si de corazón) me cela como si fuera mi propio padre, hace poco me estuvo hablando de los novios y me dio un ataque de risa al verlo sonrojarse cuando me hablaba de los penes. Era todo lo que había deseado un día que creí que nunca tendría.
Tal vez no tuvo una infancia de cuento, pero tengo ahora una vida llena de todo lo que me falto. Me quede de pie en la puerta mientras veía a mis tíos discutir por quien tenía la razón, mi tío pellizcaba la nariz de su esposa mientras esta solo reía totalmente enamorada.
Ya se podía escuchar el balbuceo de Ana mi primita, tenía dos meses de nacida y fue mi angelito terrenal.
— ¿Está todo bien, princesa? —Pregunto mi tía cuando cayó en sí que yo aún no me subía al auto —No deberías llorar en un día tan especial como hoy ¿No crees?
Asentí mientras me limpiaba las mejillas. Me sentía abrumada, en ocasiones el miedo me asfixiaba, pero me reconfortaba el hecho de que mi tía venia todas las mañanas a levantarme con un beso cariñoso y un abrazo.
—Hey —Dijo Alejandro mientras me señalaba la hora, el hizo una mueca cuando mi tía le dio un zape y mi prima reía. —Princesa debemos irnos. Tengo hambre
—Creo que te tomo la palabra —Dije mientras subía rápidamente al auto.
Quien iba a pensar que tendría mi final feliz, no todos deseamos un príncipe azul, muchos queremos solo vivir de manera calmada y paso por paso.
Mis tíos fueron todo lo que había deseado por tanto tiempo, que ahora solo quería vivir mi adolescencia estudiando. Aun no estaba preparada para un novio, pero tal vez después de terminar la Universidad lo pensara. Quería algo tranquilo y amoroso como lo que ellos tenían.
Tal vez demoraría encontrándolo, pero valdría la pena tener a alguien que te mirara con mucho amor, que te hablara con cariño y sobre todo que te viera como lo más hermoso. Reí mientras escuchaba a mi tía quejarse del mal clima mientras mi tío se reía de ella.
Todo quedo en silencio cuando ella comenzó a cantar, la nana favorita de mi prima y decidí cerrar un poco los ojos. Solo hacía falta algo para mi felicidad absoluta. Eso era tener a mi madre conmigo. Pero bueno vamos paso por paso ¿No creen?
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—Mateo
Trate mucho tiempo en encontrarla, creí que nunca lo lograría, pero lo logre y al verla allí subir al podio con ese vestido. Pero sobre todo con esa sonrisa en su rostro me hizo darme cuenta de todo lo que perdí.
Lo único que me reconfortaba fue que Milu tuvo por fin su final feliz y el cabezota de Yoongi comprendió que debía rendirse a sus encantos.
En las últimas semanas había pensado en que decirle cuando la volviera a ver, en hacerme el sorprendido o contarle que la he estado buscando durante mucho tiempo. La vida te pone oportunidades que si no aprovechas tal vez ni las vuelvas a tener. Siempre creí que con el dinero solo se podía arreglar el resto y se me olvido como ser yo mismo
Cuando llegaron a casa mis padres les conté lo sucedido, estos al principio lo tomaron mal y con intervención de mi abuela lograron perdonarme. Gracias a ellos pude dar con ella. Pero ahora me creía imposible arruinar su felicidad
¿Y si yo no formaba parte de ella?
Sabía que Heliana ahora estaba mucho mejor de que lo en toda su vida pudo haber estado, la vi sonreírle a ese hombre y el amor paternal que profesaba me hizo más que asegurarme de que ella ahora estaba muy bien.
Reí con ironía.
—Es hermosa —Dijo mi abuela mientras me daba un pequeño codazo —Mi padre solía decir que el tiempo es el mayor sabio que existe...
Negué con la cabeza porque me negaba a crearme falsas ilusiones
—No creo que la vida me la vuelva a colocar en mi camino —Dije dándome por vencido, recordando lo mal que me comporte y lo que daría por volver el tiempo
—No es de hombres darse por vencido. Si es para ti la vida la traerá de vuelva en tu destino
—No lo creo abuela
—Eres muy joven para comprender las vueltas de la vida, Mateo. Esta no pide permiso solo actúa. Solo acuérdate de ser más cuidadoso la próxima vez.
Iba a responderle de manera negativa, pero calle cuando escuche que la llamaban en altavoz. Estaba al final del coliseo, pero hasta aquí se escuchaba su pequeño gritico de emoción y las bendiciones que le daba su tía.
— ¿Cómo está su madre? —Pregunté cuando la vi tomarse las fotos
—Mucho mejor, aun lo sigue asimilando —La vi darse golpecitos en la frente para por fin terminar de hablar —La vida de ella no ha sido muy justa que digamos.
Hubo un silencio donde quise refutar el hecho, pero lo cierto es que no pude, por más que quisiera no podría lograrlo. Sabía que había más cosas que no se me habían dicho, pero tenía que tener paciencia para averiguar su historia.
Mi abuela comenzó a reír
—Es igual de bella a su madre —Dijo mi abuela mientras me abrazaba —La vida siempre pone las cosas en su lugar.
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Editado: 04.04.2022