Estaban en clase de redacción, la maestra Audrey les había pedido que escribieran la reseña de una película que les haya marcado la vida, o que les haya gustado mucho. Dan estaba escribiendo sobre la película « algún día este dolor será útil», estaba muy concentrado en su trabajo, con un movimiento brusco de su mano, su lapicero se soltó de su agarre, empezó a buscarlo pero no lo encontraba, busco debajo de su silla, de la silla de enfrente, de la silla de a lado, y nada, el lapicero no estaba, se incorporó y cuando volteó a su izquierda, y bingo, ahí estaba su pluma, solamente había un detalle. El bendito lapicero estaba debajo de la silla de la joven, se puso nervioso, estaba considerando dejarlo ahí tirado y conseguir otro, sin embargo, no podía hacer eso, fue el regalo que le dió su mamá en su cumpleaños número diecisiete, era un lapicero caro, y además valioso, además, esa era la oportunidad perfecta para hablarle a la joven, no podía dejarla pasar. ¿Qué le diría? No tenía idea, tal vez bastará con un " me pasas mi lapicero, no logro alcanzarlo" pero sonaría mal educado. «deja de pensar tanto» se regañó a si mismo, inspiró hondo y fue a por ello.
-April.- le hablo, su nombre se sentía bien en su boca,
-¿Perdón?.- pregunto la joven, sus pupilas se dilataron cuando lo vieron.
Y si chico ¡Ahí estaba ella!, sus ojos eran al parecer tan oscuros como su cabello, nunca había visto unos ojos color negro. Lo más oscuro que había llegado a verlos era café intenso, pero no negros, nunca negros. Eso lo bloqueo totalmente.
–esto...eh.–dijo Dan, mierda, nisiquiera podía hablar sin parecer un tonto, ¡nisiquiera podía formular bien una palabra!.
Ella sonrió, ¡SONRIÓ! para él, la vida no le podía parecer más hermosa que en aquel momento.
–¿Necesitabas algo?.– pregunto ella, su voz le pareció más como una melodía, era eso o de plano estaba perdiendo el juicio.
–si, yo... digo....se me cayó mi lapicero y rodo hasta abajo de tu silla, me lo podrías pasar ¿Por favor?.– pregunto el chico, y se llevó la mano al cabello
–era un gesto que hacía cuando estaba. O muy frustrado, o muy nervioso.
– si, claro.– contesto April
Se agachó y estiro el brazo hasta que logró alcanzar el lapicero. Se irguió de nuevo y estiro el brazo en la dirección de Dan.— aquí tienes.– se la entrego y volvió a sonreír, se veía tierna haciéndolo, él se lo estaba pasando de lo lindo.
–si, gracias.- le respondió Dan.
–descuida.- le respondió de vuelta, y se volteó de nuevo a hacer lo que sea que estuviera haciendo.
Dan sintió que eso no había Sido suficiente, así que, volvió a intentarlo.
–oye...-dijo él.