Lo bonito de un día nublado

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Esa noche mientras sacaba la basura vio que un Señor alto, de cabello negro, vestido de traje, salió de la casa de enfrente, seguido de él salió la misma señora rubia a la que había visto la vez pasada. Intento no mirar mucho, término de echar las bolsas de basura en los botes y se metió a su casa, subió las escaleras y desde la ventana vio cómo se alejaban en un Lamborghini, se aseguró de que sus papás estuvieran en su cuarto y salió, corrió hasta llegar a la parte trasera de la casa, trepó el árbol y se sentó junto al ventanal, esta vez no sonaba el violín, la melodía provenía de un piano, si creía que con el violín el–realmente aún no sabía que era– artista era  impresionante, con el piano era el mejor.

Se quedó disfrutando de varias canciones hasta que todo se quedó en silencio
Se levantó para irse pero se detuvo cuando el auto se detuvo en la entrada de la casa, bajaron sus vecinos y escucho como azotaron la puerta principal, adentro de la casa se escucharon gritos e insultos. Se escupían blasfemias y los gritón cada vez eran más fuertes. Vio una sombra que se acercaba al ventanal, entro en pánico y como pudo se subió al árbol y bajo, corrió lo más rápido que pudo hacia su casa. Subió las escaleras y se encerró en su habitación con la respiración agitada. 
Cuando se calmó se subió a su cama y se dejó perder en el sueño.

 



#44620 en Novela romántica

En el texto hay: despedidas

Editado: 20.03.2019

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