Después de haber pasado el fin de semana fuera, se encontraba corriendo por todas partes para encontrar su ropa y cuadernos.
Tenía pensado acercarse a la joven y pedirle perdón, creía que la petición había sido apresurada, la había presionado.
Esos días sin ella, sin verla en la cafetería, sin pasar la noche viéndola dormir–tan Serena,tan tranquila– la había extrañado mucho, necesitaba que estuviera de vuelta, que cuando lo viera corriera a abrazarlo, que le pellizcará los cachetes, extrañaba cuando lo tomaba por sorpresa y se aventaba a su espalda, la sensación que provocaba sus brazos alrededor de su cuello y sus piernas prensando su torso, las risas que soltaba cuando empezaba a correr y a ella le daba miedo que él tropezara y cayera de bruces con ella siguiendole hasta el suelo. Si solo la podría tener como amiga, estaba dispuesto a tomar lo mucho o poco que ella pudiera ofrecerle.
≈≈≈≈≈≈≈≈≈
Ya estando en la escuela, se dirigió a su aula, por suerte los lugares seguían siendo los mismos, y ellos se sentaban uno a lado del otro. Cuando entro al salón ella aún no llegaba, eso le daba tiempo para pensar bien lo que le diría. ¿ Y si ella no quería hablar con él? Si así fuera, no insistiría, el había provocado esto, y cualquiera que fuera el resultado, lo aceptaría.
Los minutos pasaron y el estaba tan metido en sus pensamientos que lo único que lo devolvió a la realidad fue el sonido de la campana.
Estuvo esperando a que April llegará pero no sucedió.